Marcelo Hidalgo Sola

En moto tras los pasos de una ninfa del Jardín Botánico


La calle porteña más famosa del mundo tardó largo tiempo en lucir los colores originales en sus fachadas y muros . Aquellos toques de color que le diera el pintor boquense Benito Quinquela Martín, para hacer de una calle abandonada, un espacio que le brindara al barrio alegría y color. Una paleta que le cambió el destino al barrio y lo convirtió en punto de atracción turística internacional

Como buen pintor, el artista boquense Benito Quinquela Martín sabía a ciencia cierta el poder del color. Rojos, celestes, amarillos y verdes fuertes, vívidos, brillantes. Esos fueron los colores que pensó el pintor boquense cuando sintió que de una calle basural podía surgir un espacio bello que regalara alegría a los vecinos y al barrio.
Los perfiles de Caminito , casas de chapa, muros despintados y alturas desparejas, bien de arrabal, podían aprovecharse para lucir arte. La pobreza edilicia , la impronta precaria del barrio, no serían obstáculo para la belleza del arte y el color. Así fue, como el museo de arte a cielo abierto inaugurado el 18 de octubre del 1959 en La Boca , comenzaba su camino a la fama internacional.
Sin embargo sus colores, aquellos que le dieron vida y fama de la paleta pensada especialmente por el pintor Benito Quinquela Martin, fueron reemplazados muchas veces. Los vecinos, con buena voluntad y escasos recursos, pintaron y repintaron los muros para que lucieran prolijas las fachadas. Sin embargo, llegó un momento que Caminito paso de los colores vibrantes a un estilo zen. Los colores pasteles se fueron apoderando del lugar sin prisa pero sin pausa y las fachadas se estaban apagando poco a poco.

Caminito: quién te ha visto y quién te ve

Por ello, era imperioso volver a las fuentes ,a los orígenes- cuenta Marcelo Hidalgo Sola-. Despertar el color original que le diera identidad a la calle- museo Caminito . Gracias al hallazgo en 2017 de una foto histórica , se pudo conocer cuáles eran los tonos originales. Y, así comenzaba la ardua tarea de comenzar a pintar todo de nuevo como si se tratara de la primera vez.
Victor Fernández, director del Museo Quinquela Martín ,fue quien descubrió la foto con los colores del Caminito original. Con tesón y ahínco indagó en los archivos de la revista National Geographic, porque tenía el dato que a fines de los 50 se había publicado un reportaje sobre Buenos Aires. Así, dio con el ejemplar de marzo de 1958 en dónde, una nota sobre Buenos Aires, aparecía ilustrada con tres fotos en color: una de la Casa Rosada, otra de los muros que bordean Caminito y, la tercera, de la esquina de Iberlucea y Pedro de Mendoza. Ahí se veían con exactitud los tonos que había elegido Quinquela Martín.
Durante los trabajos de puesta en valor se pintaron las propiedades sobre Caminito y las que se encuentran en las calles contiguas, en especial sobre Magallanes. En total fueron realizadas obras de pintura en 24 edificaciones típicas de La Boca. Estructuras precarias, levantadas con material, techos de chapa y pilotes de madera, que son usados aún hoy, como protección ante las frecuentes inundaciones y desbordes del Riachuelo.

Los esfuerzos de los vecinos y autoridades para volver al color original

Los trabajos de restauración estuvieron coordinados por la Dirección General de Competencias Comunales y Talleres de la Secretaría de Atención Ciudadana y Gestión Comunal porteña, con la supervisión del Museo Benito Quinquela Martín. Para la gesta y acciones del proyecto,se contó con la asistencia del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana y la Subsecretaría de Gestión Cultural.
Como Caminito era antes era un paso de ferrocarril, no había frentes de casas para pintar del lado que da hacia la ahora calle-museo. Lo que se repintó fueron los fondos, paredones y medianeras de los antiguos conventillos, locales gastronómicos, viviendas y museos que se encuentran a ambos lados de los 110 metros de la calle. En total la renovación cromática alcanzó unos 600 metros cuadrados de superficie. Una vuelta completa y total al esquema de color como el que lucía al ser inaugurado el paseo en 1959.
Como toque final,y para que no quedara ningún aspecto por renovar del look de Caminito, se agregaron varios detalles extras. Las obras incluyeron la reposición del adoquinado tradicional y el emplazamiento de bancos y de estructuras para que guarden sus atriles los artistas que convoca la feria siempre activa. Así, hoy puede verse un Caminito original pero renovado, con la alegría y el corazón tanguero intactos, dispuesto para seguir regalando asombro y color a todos los visitantes que se lleguen hasta el barrio de La Boca.

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