Motos en Chacarita

Marcelo Hidalgo Sola campea con la moto nuevos aires por Buenos Aires


El grupo de paseadores urbanos en moto descubre un lado colorido, creativo y bohemio que se está desplegando en la zona de Chacarita. Aires nuevos y frescos que auguran cambiarle la cara al barrio por una más hippie chic.

La ciudad es un espacio dinámico, cambia y se recrea a sí misma permanentemente. Muchas veces, sale más bonita o con un especial toque bohemio como es el caso del barrio de Chacarita. Poco a poco, una nueva ola de cambios va delineando un nuevo perfil, un contorno más chic, con negocios y bares que están dando que hablar y son eje de la nueva movida gourmet de la zona.

Su nombre hace alusión a lo que fuera el barrio en sus inicios: es el diminutivo de la palabra “chacra” o “chácara”, lugar de trabajo de la tierra. Los jesuitas estuvieron apostados aquí hasta que les llegó la orden de dejar el territorio, o su expulsión en 1767. Los terrenos entonces pasaron al Estado, y el Real Colegio Convictorio Carolino de Buenos Aires (Hoy Colegio Nacional Buenos Aires) comenzó a enviar a sus alumnos allí para las vacaciones. La zona comenzó a llamarse la Chacarita de los Colegiales, y se extendía hasta las calles que hoy pertenecen a los barrios de Agronomía, Colegiales y Villa Ortúzar.

Al transitar la ciudad el flagelo de la fiebre amarilla en 1871, estos terrenos que hoy son un enclave central para el desplazamiento urbano, eran los confines del mundo. Hasta aquí podían ser traídos con relativa seguridad y escapando de la urbanidad, todos aquellos que habían fallecido. Así nació el cementerio del Oeste que en aquel momento ocupaba el predio en el que hoy está emplazado el Parque Los Andes. Amplias manzanas que ocupan varias cuadras-explica Marcelo Hidalgo Sola- son hoy un importante espacio verde para los vecinos. Áreas de deporte y descanso con amplias estructuras de hierro decoradas con arbustos y Santa Ritas, separan las paradas de ómnibus de los puestos de los tenderos que, los fines de semana, se apostan en los contornos del parque. Por decenas, cada fin de semana se alinean los puestos, desplegando colorido y propuestas de todo tipo: indumentaria, artesanías, plantas, libros, esencias para el ambiente y demás…

En medio de la incesante actividad mercantil y del bullicio del barrio en sus dos arterias mayores Av.Lacroze y Av. Corrientes, hacia el interior, en sus calles aledañas, es una zona tranquila y sosegada. Pegados a estas arterias , se encuentran una proliferación de negocios de artículos para la construcción, acerías, mármoles y santerías, y un poco más retirados, están los que conforman la nueva propuesta comercial del barrio y que le están dando su nueva fisonomía.

Aires nuevos y renovados

Caminando por la Avenida Jorge Newbery, nos topamos con un gran galpón que luce repleto de elementos para la cocina. Su nombre es La Botica. Un espacio inmenso, cuyas paredes en verde esmeralda y verde claro hacen resaltar la batería de enseres y utensilios que inundan y lugar que es imposible de abarcar en una sola recorrida. Diseños artesanales y vintage se encuentran junto con algunos más sofisticados, de diseño ultra moderno y precio dólar. Mientras uno recorre el lugar, se hace visible un rincón del galpón en donde hay un sector con mesas y una gran cocina desplegada. Allí, se suelen brindar cursos de pastelería y repostería. Si bien los productos de bazar son muy lindos, los aplausos se los llevan los de repostería sin lugar a dudas. Este negocio hace seis años que está en la zona y fue uno de los primeros en delinearle ese nuevo perfil bohemio y chic.

También sobre Jorge Newbery, nos topamos con un local que es una pequeña joya . Se llama Mapoteca y es un negocio de mapas ilustrados. Todos los curiosos y amantes de los mapas antiguos pueden pasar y mirar los grandes anaqueles con algunos de los diseños que se exponen como modelo. Una linda manera de viajar con la imaginación hacia playas remotas, selvas e islas desiertas con tesoros escondidos. Un rato para volver a la infancia en caso de haber sido lector de historias de piratas y corsarios ya que aquí hay tela para cortar al respecto. Sin embargo estas muestras son sólo algunas de los más de 60 diseños de mapas que la tienda tiene de acervo. En ellos han trabajado más de 40 artistas y se venden en varios formatos: como rompecabezas, tapices, mochilas y bolsos de viaje, pañuelos, globos terráqueos de papel y postales para pintar.

En estos negocios también podemos toparnos con artistas que exponen sus obras como invitadas. Este el caso de Ana Manghi, que hace una década se dedica a realizar obras en vidrio soplado. En una estantería se lucen pequeñas estructuras, como vasos de caras irregulares, que en su interior lucen distintos motivos de plantas acuáticas. Ana estudió pintura y escultura y, en su taller une sus piezas, inspirada un poco en sus propias ideas que suele cruzar casi siempre con las tendencias del momento en los ámbitos más under o vanguardistas. Para exponer sus obras elige desde siempre los espacios culturales de barrio y las galerías a cielo abierto ya que casi todos sus motivos llevan vida, y las plantas siempre se lucen y están más felices en los espacios abiertos y luminosos.

Mucho de lo que se puede adquirir por los contornos del barrio son realmente obras artísticas que destacan por su originalidad. En los negocios, no hay productos masivos, la mayoría son exclusivos y requieren de estar bien atentos para dar con el que se está buscando.

El paseo por la zona es ideal para una tarde completa. Por supuesto hay que estacionar la moto por un buen rato, pero también antes de emprender el regreso, se pueden recargar baterías en alguno de los nuevos locales con excelente gastronomía que ya son el eje de la otra pata del resurgimiento del barrio. Una propuesta completa para conocer un barrio que está animado por muchas nuevas propuestas y con una aire de color y bohemia que le han cambiado su impronta por una más alegre , creativa y dinámica.

 

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