Marcelo Hidalgo Sola

Una moto en el Museo de Cera de La Boca


Marcelo Hidalgo Sola nos lleva en moto a conocer un museo que por sus características es único en el país. A pasos de Caminito y en un edificio de principios de siglo, abre sus puertas a todos los que quieran conocer la historia argentina a partir de escenas típicas y sus personalidades más célebres.

Las figuras que se encuentran a la vista en el Museo de Cera de La Boca, parecen estar presas de un conjuro. Como si de modo repentino, algún sortilegio las hubiera congelado de golpe. Rígidas , luciendo su mejor porte dan la bienvenida a los visitantes. Parecen tan reales que hasta quizás uno esté tentado a decirle “Buenos días,¿cómo está usted?”. 

Las figuras de cera lucen pelo verdadero, los ojos son de acrílico y a las bocas solo les falta decir lo que uno cree adivinar, que están más vivos en este mundo para el público, que en el otro, en donde la celebridad de lo que fuera su distinguida humanidad se evaporó para dejar paso tan solo a una existencia de ánimas.

Las figuras recreadas en cera hoy, cumplen un rol didáctico y pedagógico sin igual. A través de ellas, el visitante puede realizar un recorrido por los momentos más importantes de la historia de la Argentina y del barrio de La Boca. Los personajes que se pueden ver, son la viva imagen de quienes fueran los protagonistas de la historia, desde la fundación de la ciudad de Buenos Aires hasta algunos célebres personajes contemporáneos. Por este motivo, el museo es un lugar muy visitado por los niños y jóvenes de los colegios quienes pueden ver en ellos el rostro y las ropas típicas de la historia que cuentan los libros.

Un museo de cera en el corazón de La Boca

El Museo Histórico de Cera, está ubicado-explica Marcelo Hidalgo Sola tan solo a pocos metros de la famosa calle-Museo Caminito .Ocupa una casona que data del año 1902 y no solo guarda esculturas de personajes destacados, sino también fotos y piezas originales que pertenecieron a figuras legendarias, desde el indio hasta los habitantes de los famosos conventillos de los comienzos del siglo XX.

Al ingresar, enseguida nos remontamos a los tiempos de una Buenos Aires recién amanecida en la historia. Se pueden contemplar, sobre el pasillo central, las figuras de los conquistadores españoles que llegaron al Río de la Plata y remontaron las aguas del Paraná para la gesta fundacional. Estas son las esculturas de Juan Díaz de Solís, Domingo Martínez de Irala y Sebastián Caboto que nos reciben con gallarda impronta española. Más adelante, Don Pedro de Mendoza como lo hiciera en 1536 , aparece imbuido en los trajines del desembarco en las costas de Buenos Aires donde realizaría más tarde la primera fundación de la ciudad.

Luego está el malón. Una realidad histórica que motivó la Campaña del desierto que llevara adelante el Gral Roca para acabar con la ´barbarie´y dar paso a la ´civilización´. La figura de un indio con boleadoras, montado a caballo lleva entre las manos, tomada del cabello, la cabeza de una mujer. Los rostros de Juan Cafulcurá y el indio Cipriano Catriel contemplan la escena impávidos desde otra vitrina de cristal.

Los gauchos, el campo y sus costumbres también presentes en el Museo

En la galería de esculturas de cera, no podía estar ausente la representación del gaucho y sus costumbres. Una escena casi teatral lo muestra en pleno duelo en una pulpería, aquí uno acaba de apuñalar a otro, que muestra su el brazo ensangrentado, y por supuesto, pasos más adelante se lo ve bravío en la infaltable doma del ganado cimarrón. Destreza en la que supieron destacarse estos personajes rebeldes y poco amigos de la justicia de la pampa argentina.

Más adelante , se ve recreada una escena costumbrista que muestra el colorido de un típico candombe africano. Cuenta la historia que Rosas asistía con su hija Manuelita a las orillas de La Boca a disfrutar de este baile. Por suerte, su figura de cera , la del Restaurador, fue puesta enfrente de este alegre escenario boquense como para seguir disfrutando de la animada propuesta imaginario. 

El paseo por el tiempo sigue hasta llegar a las orillas del siglo XX. Aquí, se ve a Benito Quinquela Martín junto a Juan de Dios Filiberto, personajes boquenses célebres, que posan de pie detrás de una vitrina en la que se los aprecia con sus atuendos originales. Lucen tan vivos que cuenta Marcelo Juárez, quien hoy está a cargo del museo, que Rosa, la esposa de Filiberto, cuando era vecina del barrio pasaba todas las tardes a “saludar al marido”.

Juárez es el yerno de Domingo Tellechea, el escultor que dio vida a la idea del Museo de Cera. Desde muy jóven, Tellechea comenzó a modelar en cera y en 1980 fundó el museo, único en sus características en toda la Argentina. La casa que lo alberga, a principios de siglo funcionaba como Comité Socialista, agrupación que fue integrada por el político y poeta Alfredo Palacios. Hoy, el museo invita a todos, grandes y chicos a realizar de un modo realista y experiencial , un recorrido por la historia del país. Una propuesta diferente y vital que recorre las emociones, colores y tradiciones de la historia y las cuenta para que el visitante las viva a flor de piel.

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