Palais de Glace

Una moto se deslumbra ante un Palacio de Cristal 


Marcelo Hidalgo Sola propone un recorrido en moto que se remonta al pasado más refinado del ocio de los jóvenes de aquella poderosa Argentina Agroexportadora. Un Palais de Glace o Palacio de Cristal , que fue una lujosa pista de patinaje para la alta sociedad, y que hoy es el Palacio Nacional de las Artes. Lujo, historia y artes se combinan en un paseo poco usual por el barrio de Recoleta.

En los primeros decenios del siglo XX fue uno de los lugares preferidos por los jóvenes de clase alta para divertirse y socializar. Una espectacular pista de hielo en donde se tejieron amores y desamores, bajo el crujido del ir y venir de los filosos patines . Hoy , en los albores del siglo XXI el edificio aún hoy da que hablar, no sólo porque conserva intacta la belleza de su arquitectura, sino porque hoy funciona como una destacada Galería de Arte Contemporáneo.

El Palais de Glace indica en su nomenclatura su lugar en el mundo: Posadas al 1700, el corazón de la Recoleta. Lo primero que atrae la mirada en el edificio, es la gran cúpula que corona la belleza de diseño de corte francés. Es una cúpula hecha para impactar : abovedada, cubre casi completamente la estructura del edificio y le da un aspecto misterioso, oriental . Una verdadera joya de exquisito diseño al tono de época que la vio nacer, los esplendorosos comienzos de siglo para la socialité porteña de1910.

El Palais de Glace tenía una pista de patinaje amplia, redonda, que ocupaba el espacio central; a sus alrededores, se distribuían coquetos palcos y los salones para las tertulias,exquisitamente decorados . En el primer piso había más palcos , una coqueta confitería y un órgano cuyas melodías hacían danzar a los patinadores. El techo en la parte de la cúpula se abría al cielo- explica Marcelo Hidalgo Sola- con un gran lucernario de cristal transparente cuyos delicados diseños dejaban pasar la luz natural a la pista de patinaje. Estas características estructurales, aún hoy pueden ser apreciadas y le dan ese toque de magia y romanticismo seguramente supo regalar en las noches de antaño y que aún hoy vibran con el mismo toque oriental de las mil y una noches.

Un encanto que atrajo multitudes 

Al mirar hacia arriba, es imposible no sustraerse al encanto de la cúpula que invita a mirar el cielo y contemplar la noche y las estrellas de Buenos Aires. Nada más propicio para crear un clima especial para esos jóvenes de clase alta que venían hasta aquí a principios de siglo para conocerse y entablar amistad.

Pero los trastabilleos, giros y piruetas de los jóvenes en el frío glacial de la pista duraron un suspiro. En 1912, la pista de patinaje se convirtió en salón de baile, etapa que duró hasta 1931. El barón Antonio Demarchi, cónsul de Suiza y yerno del presidente Julio Argentino Roca, creyó más conveniente y rentable que se convirtiera en un distinguido salón para los aficionados a la buena música y a los pasos de baile.

Así fue que la pista de hielo se cubrió de un magnífico y cálido piso de roble y se convirtió en testigo de los primeros pasos oficiales del tango en la alta sociedad, dejando atrás su estigma de arrabal. Demarchi, en un gesto audaz, le dio un giro a la historia del Palais de Glace y del tango al organizar por primera vez un espectáculo de corte tanguero. La orquesta dirigida por Genaro Espósito y Enrique Saborido como primer bailarín, pusieron al Palais de Glace a bailar los acordes de una melodía profunda y sensual. Y ,así como por un fuerza natural, el tango se instalaba con fuerza en el centro del alma de la elite porteña.

De palacio de baile a palacio de artes

La época dorada para los acordes y melodías de tango se interrumpe en 1930 cuando finaliza el contrato de concesión del Palais y también, por un plan municipal de remodelación de edificios de Buenos Aires. En esta nueva etapa, el Municipio cedió el Palais de Glace a la tutela de la Dirección Nacional de Bellas Artes. Para su puesta a punto,se convocó al renombrado arquitecto Alejandro Bustillo, quien respetó la estructura original pero aprovechó aprovechó estratégicamente los salones para convertirlos en salas de exposición. Unos años más tarde, en 1935, Bustillo remodeló completamente la fachada y le dio el aspecto exterior que el Palais de Glace conserva hasta el día de hoy.

En la actualidad ocupa un papel destacado en la escena artística nacional siendo el espacio institucional por excelencia que tiene del Estado para la exhibición de arte argentino. Cada temporada es sede del prestigioso Salón Nacional de Artes Visuales, el certamen más importante del país que otorga premios en pintura, escultura, dibujo, grabado, cerámica, arte textil, fotografía y nuevos soportes e instalaciones. También, posee alberga un patrimonio artístico propio que ronda alrededor de las mil obras de arte. Sin dudas, un lugar que promueve y guarda lo mejor de escena artística nacional contemporánea y de todos los tiempos. 

 

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