Marcelo Hidalgo Sola, una moto y las ventanas mágicas de Buenos Aires


Hoy hacemos un alto con la moto para disfrutar Buenos Aires desde lo alto. Con la guía de un experto descubrimos azoteas de edificios míticos que nos regalan postales únicas de una Buenos Aires que deslumbra también desde las alturas. 

Buenos Aires es una hermosa ciudad que está ubicada sobre una gran llanura a orillas del Río de la Plata. Por ello, para redescubrirla y admirarla desde otra perspectiva, es necesario hacerlo desde lo alto y afortunadamente, la Ciudad cuenta con un surtido de balcones, miradores y azoteas que regalan postales únicas para contemplarla y enamorarnos aún más de ella. 

Estas vistas únicas, nos permiten apreciar la magnitud de su extensión, su borde costero curvo y como Buenos Aires se va abriendo paso hacia las periferias. También, desde la altura, podemos apreciar de un modo nuevo, numerosos detalles que regala su arquitectura: sus deslumbrantes cúpulas y agujas que se elevan al cielo, sus relojes y los increíbles balcones que vistos de cerca, encandilan y enamoran con sus diseños de herrería símil art decó.

Sin lugar a dudas, entre todas estas opciones, la Galería Güemes con su esplendor y elegancia arquitectónica de comienzos del siglo XX es una parada estrella en este recorrido turístico. Un edificio que supera los cien años y tiene una superficie de 15.000 metros cuadrados en donde todo parece brillar como el primer día de su inauguración en 1915: mármol , cristales con diseños que dejan pasar y a la vez esconden la luz, techos abovedados, pasillos , bronces y decoración art-nouveau.

La mítica y fascinante Galería Güemes

Recuperada y puesta en valor en 2005, la galería Güemes se encuentra en el corazón de la ajetreada Buenos Aires, en la célebre peatonal de la calle Florida. El edificio -explica Marcelo Hidalgo Sola- posee cuatro soberbias torres, una de las cuales ofrece a los visitantes una postal única de la ciudad. Su mirador alcanza los 77 metros de altura y su particular diseño regala una vista panorámica de 360 grados. Desde esta perspectiva y altura , se aprecian claramente los cuatro puntos cardinales de la ciudad. En un día luminoso y despejado el horizonte delinea las costas uruguayas, la vecina orilla de Colonia del Sacramento, Uruguay 

La Galería Güemes inaugurada en la plena belle époque porteña, ofrecía instalaciones de vanguardia para la Buenos Aires de entonces : un complejo de 300 oficinas exclusivas con negocios comerciales y coquetas confiterías en los pisos superiores. Además, posee otros 70 departamentos exclusivos destinados para vivienda y en su subsuelo un teatro que aún hoy funciona como sala para shows de tango. En este recinto se ha escuchado la voz del zorzal criollo “Ha estado Carlos Gardel, en su mejor época y han pasado personajes célebres cuyos nombres harán historia como Madonna y Antonio Banderas, quienes de la mano de Alan Parquer filmaron aquí escenas del film Evita ” cuenta Néstor Zakim, del ente de turismo porteño.

Otro detalle que sorprende a los que visitan la Galería Güemes es una placa de bronce que se destaca apenas uno pisa el hall de entrada. Al acercarnos, podemos leer el nombre de Saint Exupery, el célebre autor de “El Principito”. La placa recuerda los tiempos en que el famoso escritor se alojó en un departamento de los pisos superiores destinados para vivienda temporal o permanente de sus residentes.Entre los años 1929-31, Saint Exupery residió en Argentina como enviado de la empresa de correo Aéreo Postal de Francia, para investigar y diseñar posibles rutas de unión comercial con la Patagonia.

La experiencia de sobrevolar el Desierto Patagónico

En ese lapso de tiempo, Saint Exupery se subía a un bimotor y emprendía una arriesgada travesía aérea sobre el desierto patagónico en búsqueda de parajes recónditos donde poder establecer alguna estafeta de correo para la Aéreo Postal francesa . Largas y solitarias jornadas que le permitieron acopiar en su mente y corazón numerosas experiencias y sentires nacidos de su contacto con las gentes del sur argentino y su particular fauna y flora de desierto. 

Fue tal el asombro que el escritor sintió con el universo particular que los parajes del fin del mundo le ofrecieron a su alma, que todo ello dio origen a su libro “Vuelo nocturno” en donde el autor va desgranando poco a poco el itinerario personal a medida que se internaba en los parajes del sur argentino. Cuando regresaba a Buenos Aires entre las vistas de torres y cúpulas de la ciudad, se entregaba a la escritura de su libro que luego publicaría en diciembre de 1930.

El arquitecto y experto en circuitos de Buenos Aires, Zakim también resalta la importancia de la Galería Güemes en la obra de Julio Cortázar. Zakim se refiere puntualmente al cuento “El otro cielo”, donde un hombre vive una aventura onírica aquí, pero esa anécdota queda para otro capítulo en la inagotable usina literaria que es la Galería Güemes para la siempre encantadora Ciudad de Buenos Aires.

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