Palermo chico y una moto por un circuito a puro glam


Marcelo Hidalgo Sola nos invita a un recorrido laberíntico por algunas de las calles más bonitas y esplendorosas que tiene Buenos Aires. Mirar bien y descubrir detalles y paisajes nuevos es la propuesta para hoy.

 

 

Arriba de la moto estamos acostumbrados a manejar derecho . Vemos al mundo y al tiempo como una recta. Así, que no es de asombrar que al ingresar a las callecitas curvas de Palermo Chico uno pierda el sentido de orientación, la brújula automática que funciona en la ciudad. De repente el escenario urbano se trastoca en paisaje de cuento y uno instintivamente comienza a sonreír. 

 

Es que el genial Carlos Thays, paisajista y urbanista , creó en 1912 un trazado urbano original que envuelve en estas calles la marcha en auto o en moto, según el caso, y también el espíritu . Este circuito se encuentra casi escondido, entre las calles Avenida del Libertador, Tagle, Cavia y las vías. Un perfecto espiral arbolado para elevar el alma y dejarse llevar, libre de la cuadrícula urbana que rige la mayor parte de vida y las actividades en la ciudad de Buenos Aires. 

 

Después de su genial creación, un trazado lúdico de calles frondosas y arboladas. llegaron los palacios, las casonas, y las torres modernas. Vecinos acaudalados y poderosos. Políticos. Actores exitosos. Embajadas de países fuertes. Y museos. Pero los pájaros, con tamañas arboledas, nunca se fueron. De hecho son los protagonistas que acompañan con su canto a quien transite por estas calles inspiradas. De hecho, si uno deja volar la imaginación quizá, por breves momentos. la calma de la tarde, las mansiones de rejas con elaborados ornamentos y los árboles nos lleven a imaginar un paseo por la mismísima París. 

 

Avanzar lento es la consigna obligada para recorrer el circuito

 

En este barrio de ensueño, uno puede aminorar la marcha -explica Marcelo Hidalgo Sola- y disfrutar de un paseo relajado arriba de la moto, celebrando la circunstancia de ir contracorriente en una marcha a ritmo Slow mood. Lo importante es detenerse y mirar los detalles que entre los ceibos, tipas y otras especies de árboles frondosos, se asoman para sorprender. El circuito ofrece balcones decorados con gárgolas y petits hoteles de estilo Tudor inglés. Un motivo que permite en segundos, remontarse a la Inglaterra medieval, que también tiene fuerte presencia a lo largo del recorrido por este coqueto lugar. 

 

Palermo chico tiene una casa, que al igual que el Palacio Barolo del Centro, parece homenajear a la excelsa obra de la literatura universal,la Divina Comedia de Dante Alighieri. Un palacio que tuvo su propia pista de carreras en el área de la terraza. El barrio también regala la presencia de la única escultura de San Martín de civil y una réplica de su vivienda en el exilio francés. 

 

Aquí les dejo algunos detalles puntuales para que cuando realicen su propio recorrido por este lugar, en moto o a pie, puedan disfrutarlo a pleno: 

 

1) “El Palacio autódromo”. El Palacio Alcorta fue diseñado en el año 1927 por el arquitecto italiano Mario Palanti, famoso por ser el creador del otro palacio, el Barolo, entre otras célebres construcciones porteñas. La edificación abarca una manzana entera y fue pensado para que funcionara una concesionaria de autos Chrysler. Por ese motivo, tuvo una enorme pista para probar autos en su terraza. El espacio fue conocido también como ”el estadio olímpico”, donde según cuentan las crónicas, se podía correr hasta alcanzar los 100 km/h,con un detalle extra, que funcionaba también de noche. Luego,el palacio fue reciclado con unidades modernas , tipo lofts y con otro sector destinado a oficinas. En la actualidad, la terraza se ha convertido en un hermoso jardín con pileta en la forma hueca que dejó la antigua pista. También , el edificio fue sede del Museo Renault. Hoy día ,el lugar dio paso a una serie de locales de marcas de primera línea. Está en Figueroa Alcorta 3351.

 

2) “Torre La Redonda”. También es obra del genial arquitecto italiano Mario Palanti, junto a su colega Algier. La torre-coronita posee curvas de sello hindú y rejas de estilo Art Nouveau, el portón principal muestra relieves que, para muchos, evocan sin dudar al Dante, autor de la Divina Comedia, y Beatrice, su amada y protagonista. Se puede ver en Ortiz de Ocampo y Eduardo Costa.

 

3) San Martín, un abuelo inmortal. La escultura se llama El abuelo inmortal, y es un monumento único: no hay otro en toda la Capital que recuerde a San Martín (1778-1850) de civil y en su rol de abuelo. Es una realización del escultor Ángel Ibarra García (1892-1972) en bronce bruñido . En el año 1951 fue dispuesto en la plazoleta que se ubica en la intersección de las calles Mariscal Castilla y Aguado.

 

Related Posts