Puerto Madero es distinción, historia y gastronomía, todo en un mismo lugar.


Marcelo Hidalgo Sola nos regala un paseo por los docks de Puerto Madero. Un lugar ideal para estacionar la moto y recorrer a pie una propuesta que combina buena gastronomía, un skyline de la ciudad único, historia y hasta la posibilidad de hacer un alto y disfrutar de un buen brunch al sol.

En Puerto Madero, el río se asoma a la ciudad. Las aguas se adentran entre las estructuras antiguas y recicladas de los docks y allí, el rió transcurre tranquilo, acompasado al ir y venir de los visitantes y transeúntes que circulan por las veredas-terrazas con vista a la ciudad que desde este rincón parece lejana y remota y su murmullo ensordecedor , de otro planeta. 

Desde este lado del mundo, o de la ciudad de Buenos Aires, los bancos, emplazados a lo largo de toda la vía peatonal que bordea el canal central, se llenan de paseantes; muchos toman mate y ven pasar la gente que va de ida y de vuelta bajo el sol tranquilo. Otros disfrutan de la excelente oferta gastronómica de Puerto Madero que nuclea a muchas de las mejores que tiene Buenos Aires hoy. Tanto en sus variantes de parrillas, casas de comida italiana, cafeterías y restós. Las mesas en los distintos locales se ven relucientes y bien dispuestas con sus gentes disfrutando de abundantes platos, brunchs o meriendas.

Lo interesante de pasar una mañana o una tarde aquí, recorriendo Puerto Madero, es que además de la variada oferta gastronómica, se suman algunos de los mejores espectáculos callejeros espontáneos. Se puede ver por ejemplo, la escultura del hombre lata; un hombre que dentro de un perfecto smoking enlatado puede pasar las 8 horas de su jornada laboral sin pestañear. Además , por aquí desfilan muy buenos cantores de tango que ofrecen al público su variado y tupido repertorio-explica Marcelo Hidalgo Sola-, :  Naranjo en flor, Esta noche me emborracho ,Mi Buenos Aires querido… Bajo el tibio sol, las melodías tangueras, con su tono melancólico , pueden desencajar un poco ya que para que tengan efecto suele ser mejor el espacio de la tarde- noche y de ser posible que haya luna.

Buenos Aires, el puerto , el tango y la llegada a América de los inmigrantes

Este contexto diáfano y despreocupado, invita a relajarse y en cierto modo, a no subirse al tren de paseo de las desventuras del devenir humano que ofrecen las melodías del tango, aunque uno no sea porteño. Sin embargo, para los turistas que visitan Puerto Madero, el tango suele ser un condimento más dentro del exótico paseo y las canciones y sus letras, desatan en la improvisada audiencia, efusivos aplausos y pedido de repeticiones. El tango es una oferta que nunca se agota, un verdadero repertorio de Hamelin, el flautista que con sus melodías lograba encantar, seducir y hacer rendir bajo su influjo a todo el mundo. 

Sin embargo, el tango tuvo que hacer mucho esfuerzo para nacer aquí, nacer y tener éxito en su querida tierra natal del Río de la Plata. Esta zona, a fines del siglo XIX era de muy difícil acceso. Los barcos debían fondear , estacionarse a varios kilómetros mar adentro . Recién, cuando esto se lograba luego de importantes esfuerzos, se procedía a descargar a las mercaderías y a los pasajeros a un vaporcito que les permitía llegar a la zona final del desembarco en lo que era el antiguo muelle de los inmigrantes.

Es que en los tiempos anteriores a 1860, Buenos Aires no contaba con instalaciones para que los trasatlánticos de la época pudieran atracar. La ciudad colonial era muy precaria. Y, por ejemplo, cuando se llegaba en barco desde Europa se debía fondear en la gran rada, como se llamaba al espacio diseñado para tal fin kilómetros adentro del Río de la Plata. 

Las ventajas y desventajas de tener una costa poco profunda

Pero muchas veces, una situación como es la poca profundidad de la costa del Río de la Plata puede ser una ventaja y desventaja al mismo tiempo. La ventaja, está dada en que por bancos de arena, el acceso directo tan dificultoso a Buenos Aires , fue la barrera natural que impidió que la ciudad fuera asediada y atacada por los invasores en la etapa colonial. Este límite natural hacía a los capitanes de barcos poco informados del particular relieve costero del Río de la Plata, encallar sin remedio. 

Pero, lo que resultó de gran ayuda frente a las amenazas externas, complicó en gran manera el comercio directo con el resto del mundo-Europa-y la llegada de los enseres de todo aquel que se quisiera instalar en el país con sus valiosas pertenencias. Así se perdieron vajillas y guardarropas de ensueño, pianos colosales y piezas de arte que fueron a parar al fondo del río en una mala maniobra de desembarco. 

Hoy , como un recuerdo del pasado, pero no tan remoto, se observan apostadas en los docks las antiguas grúas de descarga de mercadería que han sido intervenidas con colores vivos e iridiscentes .Las viejas y colosales estructuras que fueron restauradas le dan a este rincón de Buenos Aires, el toque de puerto real, y de alguna manera, recuerdan con el conjunto que forman los docks y el río , que muchos sueños comenzaron aquí y siguen aún vivos y latiendo en las calles de Buenos Aires ,una ciudad que regala su estampa única , un perfil muy elegante y distinguido, desde este lado de la orilla.

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