Marcelo Hidalgo Sola nos invita a realizar un recorrido original y diferente donde el foco está puesto en las persianas de chapa de los locales céntricos que han sido transformadas en objetos de arte gracias a la iniciativa de jóvenes artistas.
La aventura comienza cuando nos adentramos, debe ser domingo de mañana-excluyente- por las calles desiertas del centro porteño. Bien podría ser la escena de alguna película del Far West: paredes con frías persianas de metal, algunas en chanfle o vandalizadas que, junto a nuestra moto, son testigos del paso de algún colectivo o taxi furtivos.
Luego, el silencio y la desolación. Buenos Aires duerme su sueño profundo. Y el animal salvaje que habita estas calles los días de semana no muestra señal de inmutarse ante la presencia humana a pesar de que estamos pisando sus mismas entrañas :la zona comercial entre Paraná, Libertad, Corrientes y Rivadavia que los domingos, luce como un pueblo abandonado.
Pero lo cierto es que, sí con valor y prudencia uno se adentra en estos páramos, verá que algunas persianas de chapa de ciertos locales, se han poblado de magnífico color y espléndida vida. Un cambio de escenario radical que impacta y deslumbra . Aparecen de repente en el recorrido por estas calles, una serie de cortinas metálicas que se han transformado en lienzos y hoy lucen sus obras de arte : siluetas de dragones chinos; figuras de temibles y magníficos osos californianos; algunas palmeras y cactus; homenajes a la icónica Frida Kahlo, a la cantante Björk de Islandia, al rock & roll y a los pueblos originarios de América latina; diseños de máscaras, y juegos con trazos lúdico de líneas y colores de estilo abstractos.
Una galería multicolor en medio de una ciudad gris
Esta revolución urbana nació del equipo de jóvenes artistas que conforman el Proyecto Persiana: Santiago Cavanagh, Juan Ridolfi, Lucía Arrocha y Milagros Avellaneda. Una iniciativa que se animó a darle a estas calles trajinadas y cargadas de smog de día y de noche desoladas ,una oportunidad de lucir diferentes y a la vez, ser una galería de arte a cielo abierto.
La idea surgió por inspiración de Santiago Cavanagh, un licenciado en economía con especialización en arte que luego de mudarse al barrio y caminar su calles opacas y sin el menor rastro de alegría, pensó en que sería una buena idea si se podían intervenir las persianas metálicas con una buena dosis de arte y color. Y así se gestó poco a poco, esta movida revolucionaria llamada Proyecto Persiana.
Lucia Arrocha, una licenciada en Comunicación, fue la primera persona a la que Santiago le contó su idea y recurrió por ayuda. Dice Lucía :“Me impactó escucharlo hablar de que quería cambiarle la cara al barrio. Y de que imaginaba a las cortinas de metal como grandes telas en blanco, lienzos preparados para mostrar a los artistas urbanos argentinos contemporáneos” .Más tarde se sumaron al Proyecto Milagros Avellaneda , también Licenciada en Comunicación y Juan Ridolfi, estudiante de Diseño Industrial, ambos artistas callejeros y auspiciantes. “Fuimos puerta a puerta, pidiendo permiso a los comerciantes –recuerda Milagros–. Ellos con su buena predisposición fueron parte esencial del cambio de look del barrio”.
Los comienzos de una gran movida de arte urbano
En septiembre de 2015, el Proyecto Persiana se puso en marcha con diez artistas urbanos que comenzaron su labor en la calle Libertad del 0 al 100, con la ayuda de dos sponsors y bajo el lema “Una persiana, un artista”. En diciembre de ese mismo año ya eran 30 artistas en la cuadra siguiente y habían sumado dos sponsors más. Y así, la ola creativa no paró: al momento ya cuentan con seis ediciones, también sobre Uruguay y Paraná. El momento cumbre lo vivieron cuando lograron llegar a ser unos 70 artistas urbanos trabajando para embellecer un tramo de la calle Uruguay en tan solo una sola jornada creativa.
Los jóvenes artistas reconocen que al principio no todo fue color de rosas. Algunos vecinos y comerciantes dudaron a la hora de dar vía libre para la intervención de las persianas de sus locales. Hoy, solo basta apreciar el resultado. “Cuando llegué el lunes siguiente para abrir el negocio, me encantó el trabajo que hicieron los chicos, me cambió el humor”, señaló Javier Katkownik sobre el dibujos del zorrito que pintaron los artistas de Ktrl-v en la persiana de metal de su local ubicado entre Uruguay entre Sarmiento y Perón, y así lo dejó escrito en el muro de Facebook de Proyecto Persiana. “Gracias por esta iniciativa para embellecer la ciudad”, resumió.
Lisandro Orlov, un vecino, también de la calle Uruguay, comentó a su vez en el muro del Proyecto : “Hasta hace poco las persianas de mi ciudad no me decían nada. Ahora tienen alegría, bellos colores, símbolos y mensajes nuevos que permiten dialogar, invitan a la reflexión y despiertan las ganas de mirar la ciudad con ojos nuevos. Gracias” expresó a modo de agradecimiento.
Por ello, sin más, querido lector, si se siente inspirado para hacer este recorrido lleno de arte jóven, puede acercarse un domingo a este rinconcito del Centro en el barrio de San Nicolás, y así apreciar la belleza de las persianas bajas más artísticas de América Latina.