catedralmetropolitana

De motos y santos patronos de Buenos Aires


 

Un recorrido urbano tras las huellas de San Martín de Tours, el patrono de la ciudad. Una historia que atrapa por las casualidades no tan ‘casuales’ que ocurrieron en torno a su elección como celestial patrono porteño.

La ciudad de Buenos Aires , como ciudad puerto recibió la particular misión de recibir, de cobijar ,de ser puerta para todo aquel que quisiera habitar o visitar el suelo argentino. Su mano tendida , fue una de las características que supo enarbolar como bandera a los cuatro vientos ante el mundo. Y la Patria toda se llenó de orgullo ante la abundancia que supo repartir entre aquellos que llegaban de todos los confines para trabajar en nuestra tierra.

Sin embargo, su hospitalidad, su generosa apertura, no son cualidades que han sido desplegadas tan solo de la esencia de su gente, sino que esta característica pareciera ser que fue, en gran parte, un regalo del cielo, un patronazgo divino.

Las primeras huellas de esta historia comienzan con un detalle en la fachada de la iglesia catedral de la ciudad. En ese frente de imponentes columnas griegas contrasta un pequeño recuadro de cerámica con la imagen de San Martín de Tours ubicado sobre el flanco izquierdo del edificio. Este mosaico de cerámica es apenas perceptible para el ojo , hay que tener la mirada aguda para descubrirlo y la curiosidad suficiente para preguntarse la razón de su estar en ese lugar.

El origen divino de un particular patronazgo celestial

Cuentan las crónicas oficiales , en los tiempos lejanos, por la época del Virreinato del Río de la Plata, en Buenos Aires, había que cumplir con la misma tradición vigente en Europa para todas las nacientes metrópolis : la de elegir al santo patrono de la ciudad, a cuyo amparo se encomendaba de por vida.

Para tan importante acontecimiento, el Cabildo solía reunirse en sesión especial para realizar la pertinente elección del santo. El procedimiento era simple y de lo más común. Consistía en poner dentro de una misma bolsa los nombres de los santos más populares y queridos de todos los tiempos y se procedía luego, a sortear a los candidatos, ante la mirada de las autoridades para la consiguiente certificación del resultado.

En la Buenos Aires colonial se procedió de la misma manera y la elección recayó en San Martín de Tours. El santo sorteado , un santo francés, parece que no fue del agrado de los legisladores y el público presente, todos de nacionalidad española.Las autoridades se hicieron las desentendidas con el santo elegido, un santo nacido en suelo de sus legendarios enemigos y , rápidamente , como si todo se hubiera tratado de una confusión pusieron al candidato de nuevo en la bolsita del sorteo .

El pensamiento de Dios no es el de los hombres

Francia, enemiga de España por tradición y acción, no podía dar de ninguna manera protección a un territorio español, ni siquiera mediante un santo. Por ello, se procedió a realizar una vez más la elección. Y, nuevamente, salió sorteado San Martín de Tours. Sin dudarlo, volvieron a poner al santo en la bolsita de sorteos para realizar por tercera vez la elección. Pero, ¿Quién salió? Nuevamente San Martín de Tours. Aquí, es donde los legisladores en un acto de sensatez y temiendo serias represalias del santo , decidieron aceptar la ya inapelable decisión que sin dudas venía de lo Alto y con mucha resignación y fe, acataron el patronazgo de un santo francés. Desde entonces, en Buenos Aires cada 11 de noviembre, día en que el calendario litúrgico cristiano ha estipulado para rendirle honores, el santo es venerado de modo especial en la ciudad.

Según cuenta la tradición religiosa, San Martín de Tours es el santo del cobijo fraterno. Todo se debe a una anécdota que se difundiera del santo que cuenta que cuando era un oficial del ejército romano, vio a un pobre tiritando de frío en medio de una noche helada . Martín , en esta circunstancia , procedió a sacarse su capa, la cortó por la mitad con su espada y se la dio al pobre para que se cubriera . La anécdota no se cierra allí ya que, ese mismo día, en una visión se le apareció Jesucristo diciéndole: “Martín  hoy en aquel pobre, me has cubierto a Mí con tu capa”. Luego de esta experiencia mística Martín decidió dejar el ejército y entrar en la vida religiosa, en donde su destacada labor lo llevó a convertirse en obispo.

Buenos Aires, como gran ciudad puerto ha sido un enclave dentro de las naciones del mundo que ha sabido dar cobijo a miles de inmigrantes de Europa y de todos los confines del mundo. Personas que dejaron su patria huyendo de la guerra, del hambre y de la miseria buscando horizontes nuevos ; una tierra en donde reinara la paz para construir un futuro mejor para ver crecer a sus hijos. Por ello, la misión de San Martín de Tours, parece no tener fin en los tiempos que corren. 

Hoy, como entonces, siguen arribando al país hermanos de América Latina y de lejanas latitudes, a los que mediante su patronazgo celestial, el santo sigue recibiendo en “su” Buenos Aires . Sin dudas, aquí son todos bien recibidos y no les falta a los que pisan el suelo argentino, una mano amiga y fraterna que les da la bienvenida y promete cobijo y ayuda para poder cumplir sus sueños.

Related Posts