De motos, avenidas porteñas y museos góticos.


Marcelo Hidalgo Sola nos invita a recorrer el Museo Gótico de la Facultad de Ingeniería, una aventura que nos permitirá abrir los sentidos y descubrir un mundo de rarezas sin igual al alcance de la mano y de la curiosidad.

La Avenida Las Heras es una de las avenidas más amables de Buenos Aires. El tránsito es similar al fluir de una corriente marina. Un cauce natural,cuya fuerza impulsa, en este río hecho de autos y colectivos, a que uno preste atención al paisaje urbano que se extiende amable a lo largo de amplias curvas . En esta avenida, el tráfico parece menos apretado y menos hostil. Uno puede relajarse un poco más y hasta se puede disfrutar del manejo como si fuera una simple caminata 

La idea de hoy es avanzar derecho, a buen ritmo y sin hacer ningún desvío ni estacionar en ninguna arbolada porque sí. Luego de pasar el Parque Las Heras que siempre regala su contorno verde,abundante y fresco, hay que hacer unas pocas cuadras más hasta llegar a la avenida Pueyrredón. Por allí , seguimos un tramo más hasta el 2200 de la numeración, en donde estacionamos en las puertas de un museo muy particular. 

Aquí, se encuentra la sede del Museo de Ciencia y Técnica de la Facultad de Ingeniería de Ia Universidad de Buenos Aires; un museo que pasa un tanto inadvertido para la gente común que pisa estas veredas , pero que sin embargo en su interior guarda una colección de objetos fascinantes e invaluables.

La ‘catedral’ de todos los museos

Muchos le dicen a este particular edificio la “Catedral Gótica” y ciertamente lo es. Fácilmente podría pasar por un templo religioso ya que su exterior es similar al de muchos templos católicos ubicados en Europa; un estilo arquitectónico único que se alza en agudos arcos-explica Marcelo Hidalgo Sola- con terminaciones en forma de aguja en un intento formidable por elevarse al cielo y fundirse quizás, con el misterio de lo alto. 

Pero lo cierto, es que aquí dentro lo que se debate nada tiene que ver con lo religioso. Funciona en el interior de esta arquitectura de iglesia, desde hace muchos años, la Facultad de Ingeniería, pero, algunas alas están destinadas al museo que hoy nos ocupa investigar y develar qué secretos guarda, ya que dicen que hay muchas rarezas muy interesantes y totalmente ignoradas . 

Al ingresar uno percibe que el lugar guarda de modo muy particular y celosamente su bajo perfil. En sus vitrinas se despliegan las rarezas como si fueran simples adornos. Pero aquí, haciéndole frente al olvido, se encuentra un péndulo de Foucault en constante movimiento, una lámpara original de Edison, un fragmento de roca lunar y una bobina capaz de reproducir el efecto de un rayo mortífero con una descarga de medio millón de voltios. Estos son sólo algunos de los elementos que se pueden ver al recorrer la galería que está ubicada en la planta baja, a la altura de lo que sería la nave central. A los costados de la inmensa escalera de la sala se pueden observar una serie de maquetas con diferentes diseños de barcos, motores y algunos teodolitos.

Un museo con su propia torre Eiffel

La exposición,que es permanente, exhibe para los amantes de París una réplica a escala de la torre Eiffel. A lado de ella  también se encuentra una mini locomotora a vapor y un dispositivo que demuestra el teorema de Pitágoras.

El museo da para todo, curiosidades las hay en grado superlativo. Lamentablemente, es muy poco visitado y luce un tanto apagado sin la presencia normal del público con el que se espera contar en un museo. Visitarlo sería de gran ayuda para los estudiantes del secundario, quizás, lo podrían disfrutar muchos chicos de colegios técnicos. Lo bueno es que se pueden solicitar visitas y hay un guía que puede dirigir el recorrido y explicar en detalle cada objeto, su función, razón de ser y su importancia radical en el avance de la humanidad. 

El ingeniero Sallaber es el director fundador del espacio y explicó las razones por las cuales el museo es tan poco visitado : “Hay gente que muy atinadamente nos aconseja darle mayor publicidad al lugar o colocar un cartel informativo que llame la atención en la calle. Pero sucede que convive con otras áreas docentes de la facultad y tampoco hay personal de vigilancia puntual que pueda recibir público en forma masiva, por ello se optó por la preferencia de las visitas acotadas” indicó.

Todos los que quieran visitar el museo pueden ingresar a la página web de la Facultad de Ingeniería y enviar un mail a la secretaría solicitando un horario de visita. Quienes se acerquen hasta aquí a observar tantas rarezas y objetos científicamente interesantes no duden en recorrer también parte del edificio, único exponente del estilo neogótico monumental de carácter secular que tiene la ciudad de Buenos Aires, realmente imperdible todo lo que aquí se pueden encontrar y apreciar.

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