Viaje en moto

Tras las huellas de Le Corbusier en Buenos Aires


Marcelo Hidalgo Sola invita a un recorrido en moto para bucear en la Ciudad, los diseños arquitectónicos de la vanguardia moderna.

Hay una esquina en Retiro que es un imán para los curiosos: la de Paraguay y Suipacha. En ese lugar hay una construcción baja, de dos plantas con terraza que se desmarca de las torres y edificios de estilo francés que la rodean. Tiene una fachada casi sin muros, una bóveda que asoma y el frente de los locales de la planta baja más originales de toda la Ciudad.

Esta esquina contiene una de las obras emblemáticas de la arquitectura moderna en la Argentina que no es novedad para los profesionales vinculados a la arquitectura y el diseño, ni para los fanáticos de las obras con valor patrimonial, pero sí es un secreto arquitectónico para el hombre común. El transeúnte urbano, sumergido en la marea de la vorágine cotidiana tal vez lo haya visto miles de veces, y admirado como una pieza de arquitectura original , sin embargo desconocerá seguramente el hito o corte disruptivo que esta obra del catalán Antonio Bonet le imprimió al conjunto de estilos arquitectónicos de la gran Buenos Aires.

“Ateliers para Artistas fue la primer obra americana que realicé en colaboración con algunos jóvenes arquitectos que había conocido en París. Por su concepción resume muchas de las inquietudes arquitectónicas que, en lo personal, me planteaba entonces. Desde el comienzo la obra resultó polémica. En relación con la estructura, que algunos estudios fueran de doble altura y otros con bóvedas, hizo que el diseño no encajase dentro de los reglamentos municipales, pero el hecho que nos dio ánimo fue que la obra despertó un verdadero entusiasmo entre los vecinos y se logró la aprobación del municipio. Las bóvedas, así como las fachadas de vidrio fueron las primeras que se construyeron en la Argentina moderna” le explicó el artista a nuestro guía urbano amateur- Marcelo Hidalgo Sola.

Aires de renovación en la Ciudad

Ateliers para Artistas es un exponente de los principios del diseño que enarboló el Grupo Austral, un conjunto de arquitectos que se unió para construir bajo los conceptos del genial Le Corbusier. Este grupo es reconocido como el iniciador de la verdadera vanguardia arquitectónica en la Argentina, ya que alzaron banderas renovadoras y rompieron abruptamente con sus maestros y antecesores.

La casa de Estudios para Artistas fue concebida como un proyecto innovador en relación a su concepto. El edificio consta de 4 locales comerciales en la planta baja y 7 departamentos distribuidos en 2 pisos, uno de ellos con un entrepiso pensado como zona de descanso. La terraza fue ideada para cumplir la función de ser un perfecto espacio de reuniones y dispersión. El sello distintivo de la fachada lo constituye un parasol con mecanismo eléctrico que cubre la ochava y se asemeja a un pliegue de bandoneón .También se destacan en la construcción, paredes de vidrio en reemplazo de otros materiales, así ladrillos de vidrio, permiten una luminosidad óptima de los ambientes, aportando frescura y liviandad al conjunto de la estructura. 

La materialidad del edificio se vincula directamente con el período histórico en que transcurre la obra. Las ideas, por 1938, giraban en torno a la industrialización y al nuevo dinamismo. Como visión estructural, se buscó que los ambientes fueran funcionales, plenos de luz, simples y amenos. Diseños que invitan a la contemplación y a la valorización de la sencillez de estructuras pero guardando singular importancia a los detalles de calidad que aportan calidez, a la vez que se priorizan categorías como el confort y la funcionalidad de las formas.

Cada área del edificio fue pensada para sacarle el mayor provecho desde todo punto de vista. Lograr ambientes luminosos que inviten a desplegar la creatividad implicó una espacialidad cuidada también desde el punto de vista de los detalles y elementos que aportan confort y funcionalidad. Como ejemplo, se puede observar el diseño del entrepiso para el descanso, un espacio que , gracias a sus formas, lleva al espíritu al sosiego , a la calma e invita al relax. Por otro lado, se buscó obtener el máximo de luminosidad posible, creando paredes con elementos de vidrio pero con creativas superficies refrescantes para que el torrente lumínico sea el justo y la luz no sature los interiores con altas temperaturas. Por ello, novedosos sistemas de cortinas metálicas se adhirieron como base a la estructura, permitiendo al morador un control perfecto de la luz y su llegada al interior de los ambientes.

Su estructura principal del Atelier es de hormigón armado y, los elementos decorativos de los interiores, como mesas, bibliotecas, sillones y demás artefactos fueron seleccionados en base a las ideas funcionales de diseño del Grupo Austral. La novedad fue que para el momento de su inauguración, el Grupo tuvo un gesto particular con cada departamento o Atelier y consistió en el diseño de un sillón exclusivo para el uso en el edificio, que fue el modelo conocido como sillón BFK, hoy mundialmente popular. Un diseño que recorrió el tiempo y la historia y hoy es confeccionado a lo largo y ancho de todo el mundo como emblema de la vanguardia moderna.

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