Marcelo Hidalgo Sola nos invita a disfrutar de un edificio de novela: el Palacio Barolo. Una obra arquitectónica que fue declarada Patrimonio Cultural de la ciudad de Buenos Aires y cuyo diseño es un homenaje a La Divina Comedia, de Dante Alighieri
Circular en moto por la ciudad de Buenos Aires es una oportunidad única para disfrutar de la visita a edificios que son verdaderas joyas arquitectónicas . En Buenos Aires se conjugan edificios con diseños y estilos diversos: eclécticos , vanguardistas y tradicionales. En una misma manzana , la vista puede pasearse con deleite de uno a otro, como lo haría una lente de fotógrafo dispuesta a captar la particularidad de cada uno.
Así, se pueden apreciar edificios que en sus formas celebran el estilo neoclásico o el colonial, el nouveau y el art decó, entre muchos otros. El edificio del Palacio Barolo es un destacado exponente de estos dos últimos, con leves toques del neogótico, que en conjunto, lo convierten en uno de los edificios más deslumbrantes y originales que se han levantado en suelo porteño. Poseedor de una belleza única, despliega y cautiva con su porte y diseño y además, es una alegoría perfecta de la obra cumbre de Dante Alighieri : La Divina Comedia
El Palacio Barolo se ubica al 1300 de la distinguida y señorial Avenida de Mayo, muy cerca de la Plaza del Congreso . El edificio ocupa una superficie aproximada de 17.630 m2 y 100 metros de alto. Marcas que constituyeron un verdadero hito para la época en que fue construído,por el año 1919, y que lo convirtieron en el edificio más alto de Latinoamérica y, también ,en uno de los más altos del planeta realizado en hormigón armado, un material novedoso que en aquellos tiempos se comenzaba a utilizar a modo experimental para la construcción en edificios -explica Marcelo Hidalgo Sola- de gran altura como los son los rascacielos. Recién , en el año 1935, fue destronado por el Kavanagh en esta marca récord.
Cómo nació la idea de construir un edificio de ensueño
El sueño de construir un gran ‘Palacio’ literario nació de Luis Barolo, un productor agropecuario que llegó a la Argentina desde Italia en 1890. Del todo emprendedor y visionario fue quien importó las primeras máquinas para hilar el algodón que tuvo Argentina y se dedicó a armar un negocio de venta de tejidos. Al poco tiempo de instalado , abrió las primeras hilanderías de lana peinada del país y fomentó el cultivo del algodón en la región chaqueña.
Cuando tuvo el capital disponible para concretar su sueño, Barolo contrató al arquitecto Mario Palanti quien se enamoró del proyecto de la construcción de tan elegante Palacio en homenaje al gran Dante Alighieri . Barolo, quiso darle a su edificio múltiples usos prácticos y a la vez, dotarlo de belleza sublime. El italiano vio en el inminente éxodo de europeos adinerados a América producto de las guerras , una oportunidad única de ofrecer un espacio de lujo para que pudieran desarrollarse en una ciudad que crecía y se expandía a la par del conflicto bélico. La idea original de Barolo era que el Palacio funcionara como un edificio de rentas, en donde se asentaran las oficinas centrales de los negocios que se irían desarrollando en el país.
El Palacio en sus 100 metros de altura , tiene veintidós pisos, dos subsuelos, nueve ascensores y dos montacargas. Al momento de su inauguración contaba con un lujo poco común : una central eléctrica que le garantizaba un abastecimiento autónomo y el funcionamiento de las 350 mil bombitas de luz del faro ubicado en la torre del edificio, cuyo haz de luz, de 6 mil vatios, resultó eficaz para guiar llegada de los barcos al puerto. En 2010, el faro fue declarado como “Faro del Bicentenario” por las autoridades gubernamentales, a modo de homenaje a todos los inmigrantes que con su trabajo llegaron a forjar nuestra patria.
De literatura universal, motos y comedias
Barolo profesó un amor sin límites hacia el escritor más destacado de las letras italianas Dante Alighieri y su obra cumbre, La Divina Comedia. Palanti, el arquitecto a cargo del proyecto , dio al edificio una recreación conceptual y alegórica que sigue el ordenamiento de la obra cumbre de Dante.
El Palacio está dividido en tres partes o plantas centrales, como la estructura principal de la Divina Comedia: Infierno, Purgatorio y Cielo. La primera se compone de dos subsuelos y un pasaje llamado ‘Pasaje Barolo’ y un hall de acceso principal que une la Avenida de Mayo con Hipólito Yrigoyen. La sección del Purgatorio abarca desde el primer piso hasta el catorce, donde cada uno de los siete pecados capitales están representados cada dos pisos. En el último piso se encuentra el gran faro, cuya inspiración fue el templo Rajarani en Bhubaneswar ,India, el cual representa el amor entre Beatriz y Dante imbuido de luz celestial .
Lamentablemente Barolo murió antes de ver terminado el Palacio. Pero, el legado de Barolo dejó su huella: un edificio encantador que combina arte, literatura y arquitectura . Aún hoy, a pesar del tiempo, es uno de esos rincones porteños inevitables, para darse una vuelta y contemplarlo como luce, en todo su esplendor tal como en sus primeros días.