130 MHS Postales de La Boca y Caminito desde arriba de un barco.


Marcelo Hidalgo Sola estaciona hoy su moto para hacer un recorrido cultural diferente. Un paseo en barco por la ribera del Riachuelo que nos llevará a descubrir historias con una magia particular.

 

Hoy , la propuesta es estacionar la moto en Caminito para hacer un recorrido cultural e histórico desde la ribera del Riachuelo . Si, un paseo cultural pero desde arriba de una lancha de navegación que ofrece un circuito que se inicia desde el Museo Benito Quinquela Martín y es gratis, sólo hay que anotarse desde la página web del Museo.

La novedosa propuesta es parte de una tendencia que está en boga en todos los grandes museos del mundo: que la gente pueda conocer y valorar el patrimonio cultural que rodea a los museos y puedan apreciar cómo el entorno de alguna manera es parte vital de la experiencia que converge en el interior.. 

La navegación se llevará adelante con Narella, guía del museo, quien afirma con entusiasmo, que “en cada rincón de La Boca se puede encontrar una historia”. Por ello, mientras sopla el viento y la embarcación avanza,comenzamos a adentrarnos en la historia del barrio. 

 

Descubriendo La Boca desde el Río de la Plata

La primera parada sobre el río es frente al monumento a Guillermo Brown, un almirante irlandés nacionalizado argentino (1777-1857), que fuera el líder del ejército criollo en tiempos de las invasiones inglesas. Su vivienda, una bella y legendaria casa ,conocida como la “Casa Amarilla”, es hoy también Patrimonio histórico y cultural de la ciudad 

Las aguas del Riachuelo, hacen sentir su inconfundible aroma y, Narella , la guía, nos indica que miremos hacia la Plazoleta de los Suspiros junto al inconfundible mástil marinero en donde flamea la bandera argentina. “En los tiempos de las guerras por la Independencia, la flota que comandaba el Almirante Brown -explica Marcelo Hidalgo Sola -reparaba los barcos en el área de la Vuelta de Rocha, una zona del río que es más reparada por su particular geografía que, en semicírculo ,se adentra en la costa”, explica la guía del MBQM. “ El Almirante Brown es el héroe patrio más querido por los vecinos de por aquí, ya que también La Boca fue su barrio, por eso , la avenida principal, lleva su nombre”. 

Además, Narella cuenta que Brown fue un líder de ideales románticos y, en sus últimos años de vida , pasaba horas mirando hacia el río, cautivado por esas aguas de indescriptible belleza , fulgurantes en destellos anaranjados y ocres al atardecer .

 

De suspiros, motos y plazoletas

La Plazoleta de los Suspiros se cree, recibió su nombre por las vivencias y nostalgias que tenían lugar en su apretado perímetro. Allí, las familias de inmigrantes se apostaban muchas horas para esperar a que llegaran noticias de sus familiares del otro lado del océano. Cuando llegaba un nuevo buque se esperaba con ansias el correo o esquela de la mano de algún paisano que llegara de la Madre Patria trayendo las ansiadas noticias .

Otro mojón del tiempo que se puede divisar desde la embarcación a pocos metros de Quinquela Martín y Pedro de Mendoza, son unas ruinas históricas. Se trata de lo poco quedó en pie de lo que fuera la espectacular Mansión Cichero. 

“Fue conocido como el palacio del barrio durante muchas décadas. La familia que lo habitó había llegado desde Génova y se dedicaba a la construcción de navíos. Cuentan que ,hacia fines del siglo XIX, era un verdadero espectáculo ver salir los carruajes elegantes y distinguidos de su portón frontal. El presidente Julio Argentino Roca fue un asiduo huésped de la familia”, explica la guía Narella, . 

 

El día en que nació La Boca como barrio porteño

 La Boca del Riachuelo comenzó a ser un barrio autónomo el 23 de agosto de 1870, momento en que se creó el Juzgado de Paz bajo el mismo nombre , separándose jurisdiccionalmente y adquiriendo autonomía respecto a Barracas. Entre el viento típico del río y el vaivén de la navegación, se relata: a partir de 1860, La Boca experimentó un boom demográfico y además llegó el ferrocarril. El barrio pasó de tener unos 6.000 habitantes a tener cerca de 60 mil en 1890. En estos tiempos se asentaron al unísono astilleros, industrias y pobladores.

La última parada náutica es frente al conjunto de edificios que guardan una colorida “Unidad Cultural”, y son el legado del gran artista y pintor boquense Benito Quinquela Martín. La paleta edilicia se compone de la Escuela-Museo que el pintor inició en 1936 y que hoy es la sede del MBQM, donde allí hoy se exhiben y guardan la mayoría de sus obras. Luego, a pocos metros, se encuentra el jardín de infantes inaugurado en 1944 pegado al edificio del lactario municipal de 1947 , el Instituto Odontológico Infantil (1957) , la Escuela de Artes Gráficas (1950) y el Teatro de La Ribera (1971). 

Benito Quinquela, quien supo obtener éxito económico con su quehacer de artista pintando paisajes costumbristas y estampas boquenses del puerto de La Boca, donó los terrenos para la construcción de los edificios y participó activamente en el desarrollo de los proyectos,fue una pieza clave en el diseño de Caminito (1959) hoy calle Museo. 

“Los edificios vibran en sus intensos colores y también en el interior” . Pegado a el MBQM los conventillos también fueron intervenidos espontáneamente por sus habitantes. Ellos utilizaban los sobrantes de las pinturas que se empleaban en las reparaciones de los barcos para pintar las fachadas. De ahí el variado del colorido. Pero, además, Quinquela amaba el color, considerándolo como una medicina curativa del alma , que podía influir positivamente en el ánimo de las personas, trayendo alegría y arte a la vida cotidiana del barrio y sugería , si le era posible , de que color pintar los frentes para darle la justa armonía cromática” .Así es hoy la calle Museo Caminito, que pensada y diseñada por Quinquela para el barrio,logró preservar para la ciudad los colores que vivieron en el alma de uno de los pintores más importantes que tuvo Argentina. 

Related Posts