Marcelo Hidalgo Sola nos invita a recorrer la avenida de Mayo, para estacionar frente a un edificio que es una obra de arte de la arquitectura: el Palacio Barolo. Un homenaje original a la obra de Dante Alighieri, La Divina Comedia.

Los “moto-kulturals” son un grupo muy original. Desde que la post pandemia lo permite, cada fin de semana se suben a la moto para aventurarse por las calles porteñas. Y, en cada oportunidad  no dejan de sorprendernos con la calidad de los paseos que  se convierten en un aula abierta  para todo aquel que se suma a esta divertida la propuesta.

En esta ocasión, la moto se estaciona en Avenida de Mayo 1370 , difícilmente exista alguien que no se haya detenido alguna vez a admirar el Palacio Barolo, uno de los edificios más bellos y enigmáticos de Buenos Aires. Aunque probablemente uno ignore cada detalle de su construcción, fue diseñado como una alegoría de la Divina Comedia, la obra maestra de Dante Alighieri.

El responsable de tamaña empresa fue el italiano Mario Palanti, maestro de la arquitectura y autor de edificios majestuosos como el Roccatagliata (en Santa Fe y Callao), el pasaje Barolo , ícono de la Avenida de Mayo o la concesionaria Fevre y Basset (hoy Museo Renault), con una pista para pruebas de autos en la terraza.

En el caso del Palacio Barolo, la edificación sigue a rajatabla a estructura literaria del poema. Como la Divina comedia tiene 100 cantos, el edificio ostenta 100 metros de altura. El diseño se eleva a  22 pisos porque 22 son las estrofas del libro. A su vez, los pisos están divididos en 11 módulos por frente, con 22 oficinas por bloque, números que para la numerología tradicional resultan símbolos sagrados y representan el círculo, la figura perfecta para Dante y los pitagóricos –explica Marcelo Hidalgo Sola. El 22 representa los símbolos de los movimientos elementales de la física aristotélica.  Y el  11 representa la Fede Santa y a los templarios.

Toda la estructura del edificio se divide en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. La planta baja presenta nueve bóvedas de acceso, dispuestas a lo largo del pasaje central, que representan los pasos de iniciación. Cada una de esas bóvedas está decorada con gárgolas diabólicas y serpientes, habitantes del Averno y decorada con  frases en latín tomadas de nueve obras distintas, desde la Biblia  a Virgilio. Los pisos superiores (del 1 a 14) simbolizan la expiación de los pecados, y en lo más alto nace una torre que parece desprendida de la masa general del edificio, rematada en un faro, que representa a Dios.

La cúpula, explican los guías, está inspirada en templos hindúes de la región de Bhubaneshwar, en la costa este de la India. “Esos templos representan el amor y tienen una similitud asombrosa con el estilo de nuestra cúpula, por eso explicamos que simboliza la unión entre Dante y Beatrice, protagonistas de la historia” dice el organizador de la visita guida.

 El arquitecto Carlos Hilger, profesor de la Facultad de Arquitectura y amante de la historia del Barolo, explica que “Dante pertenecía a una logia medieval, la Fede Santa, al igual que Palanti. Esta hermandad, que perdura hasta hoy, venera la figura de Dante como “obispo” y difusor de la metáfora moralizante del Infierno, Purgatorio y Paraíso que mostraba tres modos de ser de la humanidad: vicio, virtud y  perfección”. Palanti –dice Hilger- viene a las tierras del purgatorio con un encargo constructivista: desarrollar un templo bajo la Cruz del Sur, un templo en el eje ascensional de las almas, celebrando el VI Centenario de la revelación de Dante. “El edificio es una maqueta ilustrada del cosmos siguiendo la tradición de la catedral gótica. Cada elemento constitutivo del templo tenía que hacer alusión a un símbolo”, explica. En ese sentido, la misión fue cumplida.

 La Cruz del Sur: Alineada al faro del Palacio los primeros días de junio, día del aniversario del nacimiento de Dante.

Dante dice en la Divina comedia que la Cruz del Sur es la puerta del cielo. Con este dato y en un último esfuerzo, Palanti hizo el cálculo astronómico y el diseño correspondiente para que la constelación se pueda ver alineada al faro del palacio los primeros días de junio (en coincidencia con el aniversario del nacimiento de Dante), al caer la noche.

 El plan secreto para traer las cenizas del Dante.

 Los estudiosos del Barolo y de su simbología oculta alimentan la teoría de un presunto plan que habría tenido como objetivo guardar, en el edificio, el mausoleo con los restos de Dante Alighieri. No hay documentos que prueben la maniobra, pero sí rastros de los ideólogos del palacio- el arquitecto Mario Palanti y el propio Luis Barolo- integraban una logia medieval secreta, la Fede Santa, que perdura hasta hoy y a la que hace siglos también perteneció Dante Alighieri, considerado por los miembros su gran “obispo”.

La leyenda dice que la sospechosa muerte de Luis Barolo en 1922, un año antes de inaugurarse su edificio soñado, pudo haber tenido que ver con el extraño robo de una escultura que representaba justamente a Dante subiendo al cielo. La figura había sido tallada por el propio Palanti que, en lugar de hacerla en su taller de Buenos Aires, decidió viajar a Italia y hacer allá la obra, para luego traerla terminada. Dicen que dentro de esa imagen  llegaron ocultas las cenizas del poeta, que el dato se filtró y por eso se la robaron.

Luego de una exhausta recorrida por el edificio y por entrar a una novela hecha de puertas, ventanas, diseños , objetos e historias en cada detalle, el alma se siente subyugada por la hazaña realizada por los constructores del edificio . A veces los sueños son algo que se materializa y una conquista loca por hacer que la vida tenga poesía . Dante nos abrió la puerta de su  “paraíso” y de la belleza literaria y otros, construyeron esa belleza en forma de edificio para ser admirada por la gente común, simples transeúntes  del purgatorio cotidiano que tal vez , al contemplar el Palacio Barolo ,sientan que están admirando una porción de cielo , hecho de belleza arquitectónica y pura poesía de formas.