Viaje en moto

Marcelo Hidalgo Sola, una moto y una instalación urbana “soñada”.


Es una instalación interactiva surrealista ahora en desuso y olvidada. Pero, en su interior alberga la esperanza de todo lector: un espacio innovador para disfrutar de la experiencia de la literatura de un modo nuevo y sorprendente. Su creador, Pablo Irrgang cuenta la experiencia de crear una obra y su lucha por el rescate de este “Sueño del lector”.

Quien circule en auto o moto, al llegar a la Avenida Figueroa Alcorta y Sucre deberá frotarse los ojos para corroborar que no está soñando al ver lo que ve. Sucede que una enorme cabeza luce recostada sobre el césped de la Plaza Parques Nacionales Argentinos y parece salida de un cuadro de Salvador Dalí o de una pesadilla onírica. Ubicada en el área de los bosques de Palermo, la obra “ Sueño de un lector” nació como una escultura e instalación sonora y lumínica que quedó abandonada luego de ser vandalizada en reiteradas ocasiones. Desde entonces, luce como una escultura decapitada que sobrevive al olvido por sus grandes dimensiones, su originalidad y por la frágil esperanza de que surja entre los vecinos, la iniciativa de poder lucir como lo hizo en sus primeros tiempos y así cumplir el sueño para el cual fue creada. Su autor Pablo Irrgang, al pensarla , buscó sorprender a los porteños y traer mucho más que una experiencia visual novedosa, impactante, estremecedora y con ese toque naif del mundo onírico pesadillesco. Busco ofrecer una experiencia nueva y mágica que celebre a todos los amantes de la literatura. Pero, la realidad , que “El sueño del lector” hoy sobrevive como puede, cercenado y mutilado en su esencia , a la vista de todos los vecinos, esperando que algún día le vuelvan a dar su razón de ser-explica el guía urbano Marcelo Hidalgo Sola.

Pablo Irrang, su creador, cuenta que imaginó “una obra que trabajara en varios planos simultáneos como un homenaje a los escritores argentinos y a la vez como una herramienta de estímulo y disfrute de los lectores generando, a través de la interacción con la escultura, un espacio de encuentro con el arte y que propone el encuentro con la literatura desde un plano que no es el tradicional , desde la lectura en voz alta de fragmentos seleccionados de piezas ícono de la literatura argentina”.

“La obra surgió a partir de la escultura de Mafalda ubicada en el barrio de San Telmo que realicé por pedido del Gobierno de la Ciudad. En aquel entonces me comentaron que también querían comenzar a diseñar un proyecto artístico para homenajear a los escritores. Empecé a pensar al respecto y a bocetar y, cuando ya lo tenía listo sucedió que se disolvió la unidad que me lo había pedido” cuenta Irrgang.A raíz de esto, el proyecto quedó en stand-bye por muy largo tiempo. Pero, en 2015 el artista logró darle impulso nuevamente, luego de mucho batallar en dependencias oficiales. El lugar indicado para su emplazamiento, después de manejar varias opciones, fue su ubicación actual porque Irrgang consideró que ahí “podía funcionar muy bien desde lo visual” contó al respecto.

La obra es esta cabeza de dimensiones gigantescas, pero tenía otro costado que son los audios con las voces de los escritores que leen sus propios textos y que la gente, en una experiencia íntima, podía escuchar sentada en el banco que tiene detrás. En la obra hay un montón de alegorías que tienen que ver con la literatura, tipografías, escenas, textos… a la noche se iluminaba desde adentro porque el material es translúcido debido a que está hecha con resina epoxi con carga de cuarzo y reforzada con fibra de vidrio. Todo esto hacía la obra una gran experiencia artística e interactiva con un ‘menú a la carta’ para cada participante ”, detalló el artista que además, realizó la mayoría de las obras del Paseo de la Historieta como las figuras en resina de El eternauta, Tia Vicenta y El loco Chávez, así comolas de otros personajes que aparecen en distintos puntos del distrito porteño.

De motos y paradas urbanas con audios y literatura nacional.

Los audios que traían la presencia real de los escritores a la experiencia lúcida artística, incluían a escritores de renombre como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Oliverio Girondo, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik y Rodolfo Walsh. La pista sonaba aleatoriamente las veinticuatro horas y era sólo audible para los que se sentaban a escuchar. El sonido salía por unos altavoces ocultos.

“Lamentablemente-agrega Irrgang- se demoró un montón en darle luz a la instalación y la escultura permaneció tapiada durante un año hasta que, en noviembre de 2016, finalmente le dieron electricidad, se inauguró y estuvo tres meses funcionando. En ese breve período a la gente le gustó mucho, pero de un día para otro, por problemas ajenos a la obra y a su uso participativo, la electricidad se desconectó”.

Así, “El sueño del lector” quedó cercenado, a mitad de camino, porque ahora, sólo puede ser contemplado “El sueño” como una escultura original pero no en su dimensión interactiva, rica en matices y en literatura de la buena. “Un sueño” tal vez , demasiado alto para poder disfrutarse sin la intervención de ese flagelo común y triste que ataca todo lo bueno y bello que existe en los espacios públicos urbanos : el vandalismo y la ignorancia.

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