Viaje en moto

Marcelo Hidalgo Sola y un paseo en moto hasta el Puente de la Mujer


En Puerto Madero, el Puente de la Mujer es símbolo de elegancia y distinción urbana. Su delgada y blanca silueta rinde homenaje a todas las mujeres del mundo con un diseño de vanguardia. Sin dudas, un ícono de la ciudad y una de sus más celebradas, conocidas y distinguidas estampas.

Dicen los entendidos que su figura quiere emular a un tradicional paso de baile. Un paso clásico de la melodía tanguera, criolla y sensual en la que el hombre, simbolizado por el pico que se alza como aguja, sostiene a una mujer que con su espalda y se reclina horizontal hasta casi tocar el piso. Una figura tanguera que es por excelencia el paso obligado para el cierre de la pieza, en que la pareja de bailarines da el toque final a su danza.

Pero, más allá de eso, si le sacamos un poco de vuelo a la imaginación, la realidad concreta presenta a un Puente de la Mujer que es una pasarela peatonal, ubicada en el distrito de Puerto Madero de Buenos Aires. Un área distinguida entre el entramado urbano que ha ido cobrando relevancia desde hace más de veinte años y hoy, es una de las zonas más caras, lujosas y visitadas de la ciudad. Su popularidad está asentada por la gran oferta en lo que respecta a la gastronomía, con restaurantes, bares y confiterías de primera categoría que dan vida a la zona y colorean la estampa portuaria.

Puerto Madero ha revivido lo que fueran las antiguas barracas portuarias para el almacenamiento de mercancías y , en su reciclado, ha desplegado una oferta de negocios, oficinas y restaurantes sin igual. Además de proporcionar un circuito gastronómico que atrae a locales ya turistas de modo interrumpido-explica Marcelo Hidalgo Sola, a lo largo de las calles peatonales, se puede disfrutar de la vista de las aguas del Río de la Plata en su plácido descanso entre las dársenas de lo que fuera el primer puerto de la ciudad de Buenos Aires.

Al turista avezado, no se le pasará por alto el parecido del lugar con el puerto de la ciudad de Liverpool, ya que su estampa, es un calco idéntico de las barracas de la afamada ciudad inglesa de cuya fuente ha tomado forma la versión porteña. Ciertamente, la idea había sido inspirada con justicia, a pesar de que en la ciudad de Buenos Aires no resultó. Por la época en que se pensó el primer puerto de la ciudad, los ingenieros que fueron convocados para los proyectos se inspiraron en los modelos de puertos exitosos en el mundo en aquel entonces, y el de Liverpool era sin dudas un modelo a copiar. Lamentablemente, las ideas y los puertos son funcionales de acuerdo a su ubicación geográfica y al mapa de las mareas, que son diferentes en cada lugar del globo y afectan directamente la operatoria portuaria. Por este motivo, en Buenos Aires el modelo de Liverpool resultó ineficaz, muy lento y con un sistema de exclusas tan poco operativo que a los pocos años dejó a al complejo portuario completamente obsoleto dando lugar al proyecto de un nuevo puerto que es el que funciona en la actualidad a tan solo pocos pasos del lugar.

Un puente como homenaje a todas las mujeres del mundo.

El Puente de la Mujer, que corona uno de los ángulos de Puerto Madero, fue diseñado por el reconocido arquitecto español Santiago Calatrava, y siguió el modelo de puentes muy similares que cruzan ríos en Sevilla, España y Redding, en California. La característica destacada que comparten los tres puentes, y que los ‘hermanan’, es la gran aguja de acero que sobresale en todos ellos, que forma un ángulo agudo hacia el cielo y que la imaginación del artista le atribuyó un rol de figura masculina. La aguja, que en el caso porteño, funciona como un ancla para los cables de suspensión y sostiene todo el tramo; esos mismos cables son los que vendrían a figurar a los brazos del hombre que sostiene a la mujer, mientras ésta reclina su espalda hacia el suelo en figurado lenguaje poético escultórico de su autor, Calatrava.

Inaugurado oficialmente en diciembre de 2001, mide 160 metros de largo y 7 metros de ancho. A la altura del tercer pilote sobre el que se basa su estructura, se ubica un mecanismo que permite al puente girar para dejar paso a las embarcaciones que transitan la zona de los canales y diques. Desde su inauguración, el puente ha atraído a turistas y locales como un imán y, con el tiempo, se convirtió en una postal distintiva de Buenos Aires en el mundo.

 El puente, además de estar alineado con el universo femenino, ya que su autor quiso con su diseño celebrar a las mujeres de todo el mundo, está alineado con la tradicional Avenida de Mayo. Sin dudas, la ciudad no sería la misma sin este puente emblema. Para las mujeres, transitarlo, es celebrar de un modo diferente y especial la belleza del ser femenino en el mundo de hoy y caminar sobre su silueta límpida y clara, un modo diferente de celebrar la femineidad en una ciudad de impronta muy masculina. Por suerte , Buenos Aires alberga estas obras de ingeniería y belleza de vanguardia que, además, fueron pensadas como espacios de reflexión y de reivindicación social. Sin lugar a dudas, el puente despliega alrededor de sí un encanto elegante, sobrio y distinguido , ofreciendo una de las vistas más hermosas de la ciudad que desde su estructura, se disfruta con toda la distinción que puede ofrecer esta gran metrópolis desde su lado más femenino y cosmopolita.

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