Marcelo Hidalgo Sola

Marcelo Hidalgo Sola y una moto por un Patio Andaluz


Desde 1929 este espacio en el corazón de los bosques de Palermo, regala los perfumes de España junto con el aroma a rosas del Rosedal que se ubica a pocos metros del lugar. Para disfrutar de lo mejor del paisaje de Buenos Aires con estilo mediterráneo y mate en mano. 

Un patio andaluz es sinónimo de belleza y de sincretismo cultural. Un espacio que celebra el encuentro y cuya construcción y diseño caracteriza a toda la cuenca del Mediterráneo. Sinónimo de arquitectura popular, el patio andaluz alcanzó su apogeo en la región de Andalucía en donde la fusión del mundo romano y el musulmán ha generado una verdadera pasión por este tipo de construcción.

En un patio andaluz se utiliza todo tipo de decoración, pero lo más importante y distintivo son las plantas, que se colocan en abundancia y por todas sus paredes creando un entorno similar al de un jardín del edén. En los orígenes, la disposición de esta cantidad tupida de plantas obedecía a un motivo de carácter religioso. Su verde ornamentación cumplía la misión de ser una ofrenda a los dioses ( en la antigua roma) o un homenaje a los fallecidos (en el mundo árabe).Para decorar el jardín, cada persona elegía la planta que para él representaba la ofrenda y la colocaba en algún lugar del patio. De esta manera en cada jardín, se fue creando un enjambre de preciosas flores y plantas que lo fueron adornando y poblándo de vida y color . 

Más tarde,cuando el jardín perdió su carácter religioso y quedó solo como un espacio ornamental más, las plantas se fueron disponiendo con estrategia para tapar los desperfectos que con el tiempo se iban produciendo en las paredes o zonas del patio,-explica el guía amateur Marcelo Hidalgo Sola-de modo de cubrir los huecos libres en las paredes. 

De a poco, el arte del paisaje se convirtió en ellos, en el arte de engañar al ojo. Un modo original de trasladar la naturaleza al interior de las casas y hacer que el hombre encontrara un espacio de paz y tranquilidad que lo ayudara a evadirse del trajín cotidiano de las ciudades.

Un Patio Andaluz en el Rosedal

Al lugar en el que se encuentra el Jardín Andaluz se lo conoce como El Rosedal de Palermo. Recibe este nombre porque guarda alrededor de 18.000 plantas de rosas de todas las clases y variedades que crecen al sol y lo convierten en uno de los lugares más lindos de la ciudad de Buenos Aires.

Construido en 1929 y obsequiado por la ciudad de Sevilla a la ciudad de Buenos Aires posee una espectacular fuente, ubicada en el centro del patio, en donde se puede leer la dedicatoria que acompaña al regalo: “A la caballerosa y opulenta ciudad de Buenos Aires, Argentina, en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”. 

El paisajista francés Carlos Thays, quien diseñara el jardín, hizo traer las columnas y las rejas metálicas de la estructura especialmente de Sevilla. Además, hubo aportes de otros lugares: la firma P. Virabian y la Compañía La Fourmi, de Marsella, Francia, proveyeron las baldosas de gres rojo que cubren el patio; y las del borde perimetral llegaron desde Italia. Los bancos revestidos en mayólica que están fuera del patio los donó la sociedad anónima Establecimientos Americanos Gratry. Y el lugar , está rodeado por ejemplares de glicinas que aroman con delicada fragancia en los días de otoño.

Hoy, el Patio Andaluz es también es un símbolo del arte callejero de Buenos Aires, un tipo de arte que abunda en la zona de Palermo. Aquí se ven graffitis y diseños de arte callejero y espontáneo de todo tipo y variedad. En el área contigua al patio, hay dos esculturas instaladas para embellecer el contorno. El municipio las compró en 1905, previo a la evocación del Primer Centenario de la Revolución de Mayo. Las esculturas hechas en bronce se titulan Tigresa portando un pavo real para sus cachorros y El león de Nubia y su presa. Son réplicas de las originales que el escultor francés Auguste Nicholas Cain (1821-1894) realizó en 1870 y 1873, respectivamente. Las originales están en el Jardín de las Tullerías y los Jardines de Luxemburgo, ambas en París.

El Rosedal que enmarca al Patio Andaluz es, quizás, el espacio más visitado del Parque. Su popularidad no es injustificada: este jardín, cuidadosamente diseñado, fue premiado, en el 2012, con el Garden Excellence Award, otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas (WFRS). Las especies más comunes son la rosa sevillana, de color rojo brillante, la Johan Strauss, la Charles Aznavour y la Frederic Mistral (las tres de tonalidades rosadas) y la Elina, de color amarillo claro.

Entre los rosales se levantan bustos de poetas famosos, a quienes se rinde homenaje en el Jardín de los Poetas. Allí conviven Dante Alighieri con Jorge Luis Borges, Antonio Machado y Federico García Lorca con Alfonsina Storni, entre otros.

El Patio Andaluz junto con el Rosedal, son un emblema del diseño paisajístico y regalan una imagen privilegiada dentro de la Ciudad: su particular encanto, resultado del trabajo de una de las grandes figuras del urbanismo porteño, le otorga una identidad propia. Conocer este hermoso espacio es una de las tantas buenas excusas para visitar los bosques de Palermo y perderse en su belleza.

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