Marcelo Hidalgo Sola estaciona la moto para celebrar junto con la comunidad oriental del Barrio Chino del Bajo Belgrano, la llegada del Año del Conejo de Agua. Un recorrido lleno de color en donde se podrá descubrir qué simbolizan los objetos que se eligen para celebrar el comienzo del año 4721 . Un ciclo que empieza cuando la primera Luna nueva del año aparece en el cielo.
Recorrer el Barrio Chino en vísperas del año nuevo es una verdadera fiesta . Los ojos se deleitan en los colores rojos y dorados que despliegan las incontables hileras de guirnaldas que cuelgan de izquierda a derecha sobre la peatonal . La algarabía por la llegada del nuevo año es perceptible no sólo en el colorido que ofrece el decorado de las calles sino en en el espíritu de la gente que luce sonriente y amable.
Cada mes de febrero la calle Arribeños,columna vertebral del Barrio Chino en el bajo Belgrano, se engalana para dar la bienvenida al Año Nuevo Chino según se conmemora en la tradición oriental . Para este año , el 4721, se anuncia con bombos y platillos la llegada del Conejo de Agua . El Conejo para la cultura china, es un símbolo de longevidad, de paz y prosperidad por lo que se espera que este año traiga tranquilidad , alegría y mucha esperanza. El Símbolo del conejo también tiene un profundo sentido en el campo de los vínculos. Se cree que el Conejo de Agua, ayudará a las personas a discernir qué relaciones son positivas para sus vidas y por ello se deben alimentar y hacer crecer , y cuales se deben dejar ir.
En esta época , puertas adentro del hogar se realizan ancestrales rituales para convocar la buena suerte y atraer mucha energía positiva a la vida de todos mientras que, hacia afuera, las calles se pueblan-explica Marcelo Hidalo Sola- de farolas, luces y sonidos vibrantes. Todo el ambiente se impregna de una calma expectante ante la llegada del nuevo ciclo solar y el espíritu de la gente se concentra en los buenos augurios para un nuevo comienzo.
Una leyenda ancestral que hoy se repite en cada nuevo comienzo de año
Pero, más allá de las clásicas postales de las farolas rojas tradicionales , los dragones , las luces y las cintas doradas y rojas , cada elemento festivo que adorna las calles tiene un profundo significado ancestral que se vincula a una antigua leyenda .
Según la tradición china, un antiguo relato transmitido de generación en generación , cuenta la historia del malvado llamado Nian. Este personaje era un monstruo carnívoro, mitad unicornio y mitad Dragón que aterrorizaba a la gente . Nian tenía una descomunal cabeza y una potencia de mil toros , cuernos, garras y bramidos atronadores que podían ser escuchados en todo el territorio de China.
Este terrorífico monstruo habitaba las profundidades del mar y en cada víspera del Año Nuevo subía a la superficie para devorarse a la gente y a los animales que encontraba. Cuando Nian aparecía , dice la leyenda, la gente de los poblados cercanos a la costa , corría a refugiarse de su acecho para salvar su vida.
Un día de año nuevo, ocurrió que la figura misteriosa de un viejo mendigo de cabellos grises llegó a un pueblo costero en medio de la desesperación de la gente que corría para buscar refugio . Intentado poder cobijarse en algún sitio, dio con una buena mujer que le brindó asilo y asistencia, pero que también le puso una condición: debería deshacerse del monstruo Nian y evitar que ocurrieran más muertes y tragedias.
Entonces, sucedió que por la noche el ser monstruoso se acercó a la casa en donde se hospedaba el viejo mendigo. Los adornos rojos que colgaban de la fachada enfurecieron a la bestia que comenzó a arremeter contra la vivienda. Sin embargo, del interior se escuchó una ráfaga de explosiones hechas con ramas de bambú que pusieron a temblar a la horrible criatura. Cuando esto ocurrió , el viejo de cabello gris salió a enfrentar al monstruo completamente vestido de rojo, y el terrorífico Nian al verlo, huyó. Por este motivo, desde entonces los chinos reciben el Año Nuevo con una multitud de objetos de color rojo.
En el Barrio Chino, como en todos los hogares orientales , sigue presente la tradición de decorar puertas e interiores con objetos rojos e iluminar con farolas de este mismo tono, así como también, hacer mucho ruido y bullicio con explosiones de petardo y fuegos artificiales. Un particular modo de celebrar este mágico momento como lo hacían los antepasados , y aprovechar este momento del año en donde hay que conjurar a los malos espíritus y celebrar por la llegada de un tiempo nuevo y cargado de buenos augurios.