Honda y Yamaha

Honda y Yamaha, las marcas rivales del mundo de las motos firman la paz


Ignacio Sáenz Valiente nos acerca la historia de una rivalidad histórica y feroz que hoy se ha transformado en un vínculo estratégico y comercial para las antiguas firmas enemigas

Honda y Yamaha han competido con tanta pasión, astucia y empeño durante gran parte del siglo XX para conquistar el mercado que hoy en pleno siglo XXI el mundo celebra el fin de los históricos enfrentamientos . Con tanto ahínco estos dos gigantes han combatido, que han dado incluso lugar a que importantes profesionales del ámbito de las finanzas y los negocios, como de la psicología se interesaran en estudiar el caso. Es que millones de dólares y esfuerzos humanos se desplegaron para hacer desaparecer al competidor del mercado y muchos expertos se han preguntado que hubiera sido de cada marca si esos esfuerzos, tiempo y dinero, se hubieran invertido de un modo positivo : en el crecimiento de cada compañía y en el perfeccionamiento y creación de más y nuevos modelos.

 Lo cierto es que más allá de las conclusiones científicas que se han hecho de su peculiar enfrentamiento y guerra comercial sin cuartel, seguramente los estudiosos no contemplaron en sus hipótesis de trabajo la posibilidad con menos posibilidades: la firma de la paz y el cese de la conflagración entre ambas compañías. Y aún menos, un acuerdo para trabajar en conjunto.

Honda/Yamaha: el nacimiento de las hostilidades

La rivalidad entre ambas compañías comenzó temprano, casi al mismo tiempo de su nacimiento. Lo particular es que el conflicto se tomó como algo natural, visceral e intrínseco a la vida y a las actividades de cada una de ellas. Era tan directo su enfrentamiento que hasta los mismos directivos y el personal raso quedaron atrapados en una guerra sin cuartel que concernía a todos y a cada uno de los aspectos de la vida fabril-afirma Ignacio Sáenz Valiente-. Recursos económicos, de espionaje, sabotajes, complots y estrategias de mercado y publicitarias fueron parte de un engranaje coordinado para derribar al otro. En Japón todos asumieron como parte de una normalidad del mercado que Honda y Yamaha se detestaran cordialmente tanto que, terminaron de aceptar como natural la situación.

Todo comenzó cuando Soichiro Honda, tras crear su compañía, tomó la arriesgada decisión de desarrollar sus propias motos desde cero. Por su parte Genichi Kawakami -máximo responsable de Yamaha y gran impulsor en 1955 de la entrada de ésta en el negocio de las dos ruedas- había optado por comenzar a trabajar sobre la base de una DKW RT 125 dado que Yamaha Motor Co. había comenzado su actividad cinco años después que Honda y quería recortar esa diferencia. 

En cualquier caso aquella maniobra enfureció a Soichiro Honda, que la consideró una jugada desleal por parte de una Yamaha a la que todavía veía como un fabricante de instrumentos musicales y una novata en el negocio de las motos. 

Soichiro Honda estaba dispuesto a aceptar sin problemas la competencia pero -con razón o sin ella- consideró que Yamaha había roto las reglas del juego recurriendo a un diseño europeo.

Un enfado que fue a más cuando se hizo evidente que la Ya-1 “Akatombo” -”Libélula roja”- era un éxito y que la nueva Yamaha había llegado para quedarse. A partir de entonces, en Honda no se cansaron de recalcar que mientras unos tenían experiencia y solidez, los otros eran unos inexpertos con un toque de suerte momentánea , y que irremediablemente quedarían atrás en el mercado.

Yamaha, por su parte, argumentaba que aunque la división de motos de su factura era una recién llegada al mercado, la compañía madre -la Nippon Gakki- tenía una experiencia aeronáutica de la que carecía Honda y que también tenía una trayectoria el mundo de motor, en este caso el de la aviación, que merecía ser respetada y por ello tenida en cuenta como referencia de calidad de sus productos. Con el correr del tiempo, la guerra entre ambas compañías recrudeció ante la aparición de cada nuevo modelo de su competidor en el mercado, y la enemistad, como ya lo hemos dicho, por ser tan encarnizada y feroz, suscitó la intriga de muchos estudiosos de prestigio de todos los ámbitos sociales. Pero ambas empresas en su fiebre por liderar con supremacía el mercado fueron mermando sus fuerzas y potencial creativo.

Todo cambia en el mundo de las motos

El tiempo, los nuevos directivos que fueron asumiendo el control en cada empresa y las altísimas sumas invertidas para desbarrancar al otro, fueron llevado a la reflexión a los participantes de la contienda y al consiguiente punto final con la guerra vitalicia.

Ahora los antiguos enemigos son socios y se augura una nueva etapa de paz y prosperidad compartida. Honda ha evaluado que su ex competidor, Yamaha, es una buena opción como fabricante de equipo original para futuros modelos de mercado y fue la principal protagonista del armisticio.

Las negociaciones de la nueva alianza entre Yamaha y Honda que se realizaron en Tokio, han constituido un hito para la historia de ambas empresas y se espera ver a los dos grupos, en un futuro cercano, trabajando en el desarrollo conjunto de las nuevas generaciones de motos eléctricas.

La alianza estratégica puso como fundamento los nuevos retos que habrá que sortear en el horizonte próximo , que incluyen el cumplimiento con los estándares de seguridad y las regulaciones de las emisiones de carbono, que se esperan sean más duras y onerosas en los próximos años.

Las negociaciones de paz que no se podrían haber imaginado en la década del 80’, cuando el lema corporativo era “aplastar al contrincante” , se convocaron para hacer frente a un mercado japonés de motos cada vez más pequeño. La venta de motos en el país ha caído el 84% y por ello, cada uno, busca sobrevivir con la venta en los mercados externos que son los que le dan el aire necesario para subsistir. De todos modos, y dado que esta alianza se limita al mercado japonés, los analistas anticipan que el impacto en la rentabilidad de ambos socios será limitada, pero la paz finalmente se hará presente en el escenario comercial de Japón. 

 

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