La esencia de la Ruta 40: más allá de un viaje en moto por Francisco Sguera


 

La Ruta 40, o “La Cuarenta” como solemos llamarla, no es solo un camino, es un retrato viviente de nuestra nación. Desde las heladas extensiones de la Patagonia hasta los cálidos tonos de nuestra frontera con Bolivia, estos 5,000 km son un testimonio de la grandeza y diversidad de Argentina.
Cada provincia que atraviesa revela un pedazo de nuestra identidad: paisajes que nos han acompañado desde siempre, tradiciones que se cuentan de generación en generación y esa esencia argentina que, sin importar dónde te encuentres, te hace sentir en casa. Aunque ciudades como Bariloche y Mendoza suelen tener más movimiento, la mayoría de la Ruta 40 nos lleva por ese Argentina que, alejada del ruido, se mantiene pura y auténtica bajo la imponente sombra de los Andes.
Nuestro Territorio, Nuestro Desafío La Ruta 40 no es solo un viaje geográfico, sino también un desafío personal. Su terreno, especialmente al sur, pone a prueba nuestra determinación y habilidades. Caminos de tierra, desafiantes cruces de ríos y extensas rectas que se enfrentan a los vientos son algunas de las pruebas que, como argentinos, nos enorgullece superar.
Consejos para reconectar con nuestra tierra
Documentación: Aunque como locales nos movemos con libertad, siempre es recomendable tener al día los documentos al planificar una travesía de esta magnitud.
Desde dónde partir: Empezar desde el norte y descubrir los paisajes cambiantes hacia el sur, o iniciar en Ushuaia y ascender hacia las alturas del norte, ambas opciones tienen su encanto particular.
Nuestro patrimonio en el camino: El imponente Fitz Roy, las ancestrales pinturas de la Cueva de las Manos y el sabor inconfundible de nuestros vinos en Mendoza son solo algunas de las joyas que nos esperan.
Preparativos:
Combustible: Siempre es bueno recordar que, en esta extensa travesía, hay tramos largos sin estaciones de servicio.
Hospedaje: Las estancias, tan representativas de nuestra cultura, ofrecen un refugio auténtico en la ruta. Y para un descanso con más comodidades, Bariloche y otras ciudades son paradas obligadas.
Provisiones: Llevar agua y alimentos es esencial, especialmente en los tramos más aislados.
Dinero: Aunque estamos en nuestra tierra, es aconsejable llevar efectivo para evitar inconvenientes en lugares remotos.
Clima: La Ruta 40 es un viaje a través de múltiples climas. La primavera es una época ideal para disfrutar del camino con un clima favorable.
Duración: Dedicar al menos un mes para esta aventura nos permite vivir plenamente cada experiencia y conectar con cada rincón.

 

La Ruta 40 es más que un camino; es una invitación a redescubrir nuestra Argentina, a sentir el pulso de nuestra tierra y a reconectar con nuestras raíces. ¡Que el viaje comience!

 

El Sonido de la Ruta 40

Hay algo hipnótico en el sonido del viento patagónico, en el susurro de los álamos en Mendoza, o en el murmullo de los ríos que cruzan el camino. Pero también está la música, esa banda sonora que acompaña a muchos viajeros y que se mezcla con los sonidos naturales. El folklore es un compañero inseparable en este viaje. Escuchar una zamba, un chacarero o un malambo mientras se recorre esta carretera es una experiencia que conecta el alma con la vastedad del paisaje. Es inevitable imaginarse a los gauchos, a las cholas, a nuestros abuelos, recorriendo estos mismos caminos al compás de esas melodías.

 

Desafíos y superación


Para muchos, la Ruta 40 es un reto personal. Su extensión, sus tramos inhóspitos y su demanda física y mental la convierten en una especie de rito de iniciación para los amantes de las carreteras. Pero lo que realmente permanece en el corazón de quienes la recorren es la sensación de superación. Cada obstáculo vencido, cada kilómetro conquistado, refuerza la idea de que, con determinación y respeto por la naturaleza, podemos alcanzar cualquier meta. La Ruta 40 es más que un camino; es una lección de vida sobre la perseverancia, el respeto y el amor por nuestra tierra.

 

Related Posts