El monumento al abuelo Don José de San Martín es una tierna postal de una faceta poco conocida del Libertador de América. Obra del ingeniero y escultor Ibarra, el monumento que le rinde este cálido homenaje está ubicado frente al Instituto Sanmartiniano de Buenos Aires.
El grupo escultórico, a primera vista, ofrece una escena llena de ternura. Dos pequeñas niñas miran arrobadas a un anciano, que está sentado y que, a su vez, parece responder a sus requerimientos con infinita paciencia y cariño. Si uno mira más de cerca, descubre que ese anciano es nada más ni nada menos que Don José de San Martín, el Libertador de Argentina, Chile y Perú. Y las pequeñas, sus nietas María Mercedes y Josefa
En su vestimenta no hay medallas ni condecoraciones. Tampoco luce su sable , ni hay referencias a su distinguido y fiel caballo, el gran compañero de hazañas en la lucha independentista. El monumento denota tan sólo simple humanidad y se titula El abuelo inmortal . De su tipo es el único en la Ciudad que recuerda al gran héroe de la Patria al final de su vida y acompañado de sus nietas.
La obra fue realizada en bronce por el ingeniero y escultor Angel Eusebio Ibarra García (1892 -1972), gran admirador del Gral San Martín . Desde el 11 de diciembre de 1951, luce emplazada a metros del cruce de la avenida Mariscal Castilla y la calle Alejandro Aguado, en la Plaza Grand Bourg del barrio de Palermo. Una zona tranquila que invita al reposo y a la contemplación del lado más humano de San Martín : su abuelazgo. Para el lucimiento perfecto , el grupo escultórico fue colocado fue sobre un pedestal de granito, donde también hay tres bajorrelieves -explica el guía amateur Marcelo Hidalgo Sola- que evocan hechos de la vida del general: lo muestran “cultivando sus dalias“, “en la ribera del Sena“ y “limpiando sus armas”. Tres cosas que el general amaba hacer como parte de su rutina cotidiana en sus días de exilio, como hombre común que transitaba su tiempo de vejez.
Las pinceladas de sus años de exilio
La historia nos cuenta que San Martín murió el 17 de agosto de 1850 en Grand Bourg, Francia. Pero que en sus últimos años pudo disfrutar de la compañía de su familia: su hija , yerno y sus dos nietas. Las pequeñas eran la debilidad de su abuelo : María Mercedes (había nacido en Buenos Aires en octubre de 1833 y murió en París a los 27 años, intoxicada por un medicamento mal recetado) y Josefa Dominga (nacida el 14 de julio de 1836 en Grand Bourg, murió en Brunoy –ambas ciudades francesas– el 15 de abril de 1924). Las dos eran hijas de Mercedes de San Martín y Mariano Balcarce, unidos en matrimonio en septiembre de 1832.
Como abuelo, Don José dejó de lado la estricta disciplina con la que había educado a su hija Merceditas. Con su nietas, disfrutaba el gozo del momento, dejando prevalecer la ternura y las reglas del juego que las niñas le imprimían a sus días. La historia rescató del olvido escenas tiernas que traen a unas pequeñas jugando con todas las medallas y condecoraciones de su abuelo . Para el General esto era en su etapa de retiro “la gloria”. Disfrutaba, según él mismo expresara ,con esas “dos nietecitas cuyas gracias no dejan de contribuir a hacerme más llevaderos mis viejos días”.
Una obra que celebra sus días felices en su rol de abuelo
El escultor Ángel Ibarra García tomó inspiración para realizar la cara del general ya anciano, un viejo daguerrotipo, aún conservado en el Museo Histórico Nacional. Para realizar las manos, cuentan los que conocieron al escultor, que un amigo suyo, el músico Pedro Ubertone, le prestó el modelo. Las figuras de las nietas de San Martín, se basaron en dos vecinas del barrio del escultor , Susana de Tezanos Pintos y Lucía Arocena.
El monumento a pesar de que representa una escena familiar no luce sólo. Muy cerca hay una serie de figuras que recuerdan a personalidades cercanas al Libertador. Así se ven circundando la obra, las figuras de Martín Miguel de Güemes, Juan Martín de Pueyrredón, Gregorio de Las Heras, Antonio Alvarez de Arenales, Bernardo O’Higgins y el mariscal Ramón Castilla. Y, el nombre de una de las calles sobre las que se alza el monumento, recuerda al banquero español Alejandro Aguado, amigo y protector de San Martín.
Frente al grupo escultórico que representa a San Martín junto a sus nietas, se encuentra la réplica de la Casa de Grand Bourg , residencia que el general habitara entre 1834 y 1848 . La casa fue construída por el arquitecto Julio Salas e inaugurada el 11 de agosto de 1946. El diseño que presenta, es tres veces más grande que el de la casa original que ocupó San Martín en Francia. Hoy, cumple su misión de ser la sede del Instituto Nacional Sanmartiniano, institución fundada por José Pacífico Otero el 5 de abril de 1933. Aquí se guarda para la posteridad el legado de uno de los personajes más trascendentes de la historia mundial y latinoamericana , quien además fuera también, un formidable abuelo.