Marcelo Hidalgo Sola en Brasil

Viaje San Cristóbal, Venezuela a Buenos Aires, Argentina: parte 7


Llegamos a Teresinha prácticamente de noche, por lo que tuvimos que dar algunas vueltas hasta encontrar nuestro hotel, que, sin ser gran cosa, estábamos contentos de haberlo encontrado.

Arrancamos camino a Fortaleza

El estado de la ruta era miserable, por lo que nos tomó más de 11 horas hacer los poco más de 700 kilometros desde Belem. Al otro día, teníamos unos 500 más para llegar a Fortaleza, por lo decidimos salir tipo 6 de la mañana, no siendo localmente una hora inusual, ya que, a esa hora, el sol está arriba, y en la calle hay negocios y administración pública abierta.

Marcelo Hidalgo Sola en Brasil

Tomamos el café do manha y arrancamos a las 6 en punto, y nos paramos en la primera estación de servicio a tanquear.

Empezamos el recorrido, y encontramos que, lo que el día anterior era una ruta miserable, comparado con esta otra, podríamos decir que estaba estropeada nomás.

Una ruta de miedo

Esta ruta era intransitable, pedazos donde el asfalto, así como el camellón ó terraplen donde se asíenta, habían desaparecido, entrando a zanjas donde el techo de la camioneta estaba por debajo de lo que había sido la ruta, pozos imposibles de sortear, kilómetros de asfalto con roturas y descalces con bordes amenazantes, irregularidades en todo el terraplen, kilómetros donde se debía andar por la cuneta.

Obviamente, y por mucho cuidado que se tuviera, más la ansiedad por ver terminar ese infierno, cada tanto le pegábamos un golpe al tren delantero ó trasero. Para hacerla corta, tardamos casi 12 horas para transitar esos 500 kilometres.

Llegada a Fortaleza

Llegamos al fin a Fortaleza, y nos refugiamos en el hotel Otton, unas 5 estrellas muy lindo, y cruzando la calle, ya estaba la playa. Nos fuimos a comer (a las 17. 30 pasadas se hacía de noche ), teníamos hambre ya que el maltrato del camino no nos daba ganas de parar. Mientras comíamos, decidimos llevarla a la Ford para que le revisen el tren delantero, ya que notábamos ciertas irregularidades, y que las percibimos dentro de Fortaleza, que era donde habia calles planas como para poder darse cuenta que la camioneta no estaba bien.

Al día siguiente, nos encaminamos a la Ford, y gracias a que una ex secretaria de Pablo trabajaba actualmente en la Ford de Venezuela y nos había dado una carta de recomendación, para ser atendidos con preferencia, es que nos toman el vehículo. Volvemos a la tarde, a anoticiarnos del estado, y, efectivamente, estaba muy mal todo el tren delantero, que hubo que re hacerlo, cambiar los 4 amortiguadores, y algún otro detalle.

Esto tardó casi 2 días, así que disfrutamos de la playa y de muy ricos mariscos y langostas. El día que estaba fijado para ir a buscar la camioneta, nos presentamos tipo 7 de la mañana, pagamos, era bastante dinero, y nos advierten que no se había podido alinear bien las ruedas delanteras, ya que el semi chasís se había doblado un poco.

Nos dicen donde podíamos hacerlo ver, y nos dirigimos hacia allá, ya con el equipaje cargado, para seguir hacia Natal.

Arreglando la nave

Llegamos al taller, era sábado tipo 9 de la mañana, así que el hombre estaba todavía medio golpeado por la noche del viernes, pero accedió a trabajar. Con conocimiento del tema, atornilló unas cadenas en ciertas partes del medio chasís, lo ancló al malacate que tenía fijado, y empezó a estirar, mientras con un martillo pesado le daba de golpes a ciertos tramos del larguero.

Nosotros, mirando al cielo pidiendo que el auto quedara utilizable, nada más. Al fin, el hombre desató todas esas cadenas, nos dijo un todo gioia, nos cobró, y ni bien salimos cerró la puerta, y chau pescado.

Sentimos que el auto andaba bien, no se le caía nada, empezamos a andar, le fuimos tomando confianza, y adelante hacia Natal.

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