Nos embarcamos en la lancha de paseo, preparada para llevar 20 o 30 personas, pero íbamos nosotros 3 solamente.
Embarcado hacia la aventura
El río lleva aguas calmas, y es muy impresionante ver la selva del Amazonas desde sus orillas. Seguimos avanzando, hasta que llegamos a la desembocadura del Rio Negro, y como dice su nombre, trae aguas oscuras.
Una vez que llegamos, quedamos absortos contemplando la línea precisa que se dibuja en el encuentro con las naguas del Rio Amazonas, como si nunca fueran a fundirse en un solo rio. Obviamente, de alguna manera de mezclan las aguas, y continúan rio abajo como un solo rio, el Amazonas.
Nos bajan en un restaurante de turismo en una de las orillas, donde comemos pesca del rio, con jugo frutas y agua, y luego me animo a tirarme al agua y nadar un rato en las aguas de donde pienso nunca más en mi vida me voy a bañar.
Volvemos al puerto, más rápido que de ida, ya que volvemos rio abajo, contemplando esas aguas con el sol a nuestras espaldas, lo que le da otro color, tanto mal río así como a la selva.
Rumbo a Belem
Ya en el puerto, tomamos un taxi al hotel, para ducharnos, hacer las valijas para tenerlas preparadas, ya que al. siguiente salimos antes del alba hacia el aeropuerto, rumbo a Belem, y sentarnos a comer.
Es noche cerrada todavía, y ya nos despiertan para salir, el taxi está abajo, el restaurante cerrado así que no hay posibilidad de aunque más no sea un café, pagamos las cuentas de los cuartos, y partimos hacia el aeropuerto.
El aeropuerto es un mundo de gente, y es obvio, ya que no hay otra forma de llegar ó salir de Manaos, de una forma que no sea fluvial. El avión sale puntual, un vuelo de aprox. dos horas, muy tranquilo.
Llegamos a Belem
Aterrizamos en Belem, tomamos un taxi hacia el hotel, donde nos alojamos, con la idea de conocer la ciudad, también de más de 3 millones de habitantes, que se levanta sobre la bahía de Guajara.
Vamos al centro, interesante pero nada destacable, almorzamos en un restaurante sobre la bahía, muy bueno y una vista sensacional, y ya nos volvemos al hotel a descansar, ya que al. siguiente, al alba, llega la Explorer, y pensamos salir del hotel con las valijas, pegar o carro ni bien desembarque, tanquear, y salir a la ruta, rumbo a Teresinha, ciudad interme. entre Belem y Fortaleza. Serán unos 800 kilometros, pero conociéndome ya el estado de las carreteras, la idea es salir muy temprano.
Y hay más, desde Belem vamos siempre al Este, y la hora no cambia, por lo que el comienza cada vez más temprano, y oscurece tipo 18 Horas, lo que no te permite quedarte pegado a la almohada ya que circular de noche, es casi suicida.
Se confirmó lo esperado
Dejamos atrás Belem, y enfilamos hacia Teresinha. Al rato, nuestros temores sobre el estado de la carretera se van confirmando, y es más, son peores que nuestra peor suposición.
Pero eso, ya lo vamos a contar también.