Calle escalera en Recoleta, Buenos Aires

En moto por las calles de Buenos Aires en búsqueda de la calle escalera


Marcelo Hidalgo Sola nos lleva en moto a un rincón escondido del barrio de la Recoleta en dónde se encuentra una calle muy particular : la calle escalera.Única en la ciudad , se destaca por su similitud con lo mejor de la bohemia parisina. En los principios del siglo XX hizo suspirar a los porteños ya que tenía una magnífica vista al Río de la Plata

El dato es exacto.Puntual.Único por sus características dentro del espectro de las calles que existen en la ciudad de Buenos Aires.Y también, este dato , es una rareza y es desconocido para la mayoría de los habitantes porteños.

Lo cierto, es que Buenos Aires es dueña de una calle escalera. Y esta calle escalera en los albores del siglo XX tenía una vista al río de la Plata que tenía cautivados a todos los transeúntes. La magnífica vista a las aguas plateadas fue reemplazada por una urbanidad de moles de cemento, pero el lugar quedó tal cual.

La idea de hoy, es pasear con la moto hasta encontrar a esta particular calle de encanto parisino hecha de peldaños;una calle que según han dicho los vecinos, fue pensada para hacer suspirar. Las pistas nos llevan al barrio de la Recoleta, cerca de la Biblioteca Nacional. Los datos son concretos porque tenemos su nombre y una nomenclatura precisa: Arjonilla 2300…pero el problema es cómo hacer para dar con ella. La moto por su parte, deberá sortear el desafío de intentar circular por una calle con un perfil muy complicado.

Mientras uno procede a buscar la calle arriba de la moto, la idea de una calle-escalera es propicia para meditar en silencio :¿Por qué se ha hecho una calle escalera y con qué fin? Lo concreto es que los datos fácticos hablan de una escalera muy amplia- explica Marcelo Hidaldo Sola-, de unos 50 metros de largo y con un toque muy parisino. Se dice que el barrio de la Recoleta soñó ser en algún momento una copia porteña de los pasajes del bohemio barrio de Montmartre de París. 

De calles, paisajes y escaleras

En Francia , las escaleras ubicadas en los espacios abiertos, inspiran bellas vistas de la ciudad que desde lo alto, agrandan horizontes y permiten nuevas perspectivas para contemplar París. Porque, situadas sobre colinas o en altura, las escaleras parecieran resaltar la belleza propia del lugar en donde se encuentran ubicadas, aportándole una magia muy particular . 

La calle Arjonilla tiene origen al pie del monumento al prócer Bartolomé Mitre y desemboca directo en Agüero justo en frente a la Biblioteca Nacional. Toda su extensión, unos 50 metros está hecha en una subida. Tiene apenas treinta y tres escalones, dos amplios descansos y un pequeño boulevard pero, ni un milímetro de asfalto. En conjunto, el lugar desafía a la lógica de las tan mentadas callecitas porteñas, porque no es tan solo una cinta de circulación como todas las demás calles de Buenos Aires.

A este espacio , los vecinos del barrio lo llaman familiarmente “la isla” y sólo se puede acceder caminando o por los sinuosos atajos de los laterales que obligan, si uno va en moto ,a ir en marcha mínima y a contener la respiración. Cuando se aprecia de lleno el lugar, puede observar que la calle escalera forma parte de un conjunto de varias manzanas muy distinguidas que convergen en una pequeña rotonda. Desde la altura , sobresalen antiguas farolas y balustradas rodeadas por frondosas copas de árboles. Todo muy francés,de lo más coqueto y elegante que tiene la ciudad. Y, sin dudas , un espacio con un toque romántico sin enamorados a la vista.

Una idea del todo original 

La idea original partió de un desarrollo urbanístico de la Municipalidad que, por el año 1906, propuso diseñar para el barrio un mirador con vista al río. Se contrató para tal fin al arquitecto francés Joseph-Antoine Bouvard quien había ejercido como director del área de Paseos, Arquitectura y Forestación de la ciudad París. Su mano creó este especial trazado de calles y terrazas junto con las escalinatas ilustres y escondidas.

Dentro de este trazado , también conocido como “la isla”, se ubica la calle Copérnico que finaliza en una escalera que desemboca directo en la calle de nombre Galileo. La contigua calle Guido recorre un tramo similar que podría espantar a más de un automovilista distraído cuando se topa de golpe con los escalones de la calle Luis Agote.

Pero,de todo el conjunto, el mérito se lo lleva Arjonilla, la única calle-escalera de principio a fin que solo fue hecha para admirar un río a la distancia y en sí misma, no lleva a ningún lado. El sólo hecho de imaginar lo que fue esta vista que quedó cubierta tras una nube de edificios, hace que esta escalera tenga hoy algún sentido. Desde el punto más alto, el poder contemplar un río sereno y un atardecer habrá sido un muy buen plan para muchos vecinos y visitantes en aquellos días y, tal vez, este rincón para muchos enamorados habrá sido incluso mucho más lindo e importante que la mismísima ciudad de París.

 

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