Marcelo Hidalgo Sola nos invita a un paseo por las huellas personales que le imprimió en su sensibilidad, una visita al Museo de Bellas Artes donde se exhibía la obra La familia Soler. Un viaje que nos adentra en la historia de la obra más importante del llamado “período azul” picassiano que fuera realizada en Barcelona en los años de penurias económicas para el artista.
El Museo Nacional de Bellas Artes es una excelente opción para recrear el alma y el espíritu en tiempos de crisis global. El arte siempre nos regala un refugio y nos invita a repensar el mundo y los valores esenciales que hay que refundar. Este pensamiento viene a mi mente hoy, al salir con la moto a recorrer las calles de Buenos Aires para descubrir nuevas historias que contar.
Al pasar por la puerta del Bellas Artes, me vino a la mente la visita que realicé en 2023, cuando se inauguró la muestra “Picasso en el patrimonio del Museo”, con más de 30 obras del gran artista español. Pensando en cual me había gustado más, recordé que me emocioné con la sensación que me provocó el lienzo “La familia Soler”, los motivos son varios. Quizás, porque es una invitación a disfrutar de los momentos simples y encantadores que puede regalar la vida como un picnic en familia al aire libre bañados con la luz del sol, tal como se puede ver en el cuadro “La familia Soler”
En el verano de 1903, Pablo Picasso pintó su obra “La familia Soler”, un lienzo totalmente atípico en su línea temática . Es un cuadro – un tríptico- que cobró vida durante una estancia del pintor en Barcelona como obsequio para la familia Soler. El sastre y amigo de Picasso Benet Soler, fue un gran apoyo económico para el artista -explica el experto Marcelo Hidalgo Sola -en su época más difícil , cuando su arte aún no había despuntado y Picasso era entonces pobre y sobrevivía de los múltiples favores que le prodigaban sus amigos y la gente más cercana.
En la época en se fue realizado el cuadro, el joven Picasso, tras sus años de formación académica y sus contactos con la vanguardia artística local, apostaba por mostrar al mundo su propia personalidad, por lograr una nueva forma de expresión plástica, en cuyo germen se hallaba todo cuanto había asimilado en París y en su estancia en la Barcelona modernista de principios de siglo. Eran los tiempos del nacimiento de su primer estilo personal, que la historia del arte ha venido a llamar “la época azul” a causa del predominio del monocromatismo.
La pintura de la familia Soler
La familia Soler, conocida también como Retrato de la familia Soler o como Le Dèjeuneur Sur , es un óleo sobre tela de gran tamaño (150 x 200 cm) que es considerado como la obra emblema más representativa del “Período azul” del artista. ( 1901-1904). Forma parte de un tríptico, cuya narración mediante el pincel, es protagonizada por la familia del sastre Soler: un cuadro central, horizontal, donde la escena principal es dominada por la presencia familiar de los niños, y dos cuadro laterales, verticales, cada uno de ellos dedicado a los progenitores, el padre y la madre Soler, respectivamente.
Benet Soler Vidal (1874-1945), cuyo apodo era Retalls (Retales), fue un amigo muy cercano del joven Picasso y su benefactor en los años de penuria económica del pintor. Soler era un sastre de buen pasar y le gustaba considerarse el mecenas de artistas, pintores y literatos. Por ello, gozaba de un cierto prestigio y reconocimiento en los círculos intelectuales y artísticos de la Barcelona de la época, sobre todo en el entorno de la cervecería modernista que él solía frecuentar de modo asiduo.
Su sastrería, situada en el elegante palacio del barón de Rivelles de la Puerta del Ángel, se convirtió también en lugar predilecto de reunión de artistas. Picasso a modo de agradecimiento, solía intercambiar con el sastre pinturas por prendas de vestir. Por ello, el sastre Soler junto con Sebastiá Junyent-Vidal, otro gran amigo y protector de Picasso, fue uno de los catalanes que más obras de Picasso llegaron a poseer. Desafortunadamente, para el destino financiero de la familia Soler , la esposa instigó a Soler padre que se deshiciera de las pinturas , años más tarde.
Picasso realizó con gran detalle y arte el retrato de toda la familia: el sastre Soler, su esposa de nombre Montserrat y sus cuatro hijos: Mercè, Antoñita, Carles y Montserrat y también se retrató a su mascota, un perro . La obra tiempo después, en 1913 fue adquirida por el marchante de arte afincado en París, el alemán Kahnweiler- que a partir de esa fecha se convertiría en el marchante de Picasso quien posteriormente vendió el cuadro al Museo de Colonia en su Alemania natal. Hoy, la familia Soler se exhibe en el Musèe d’Art Moderne de la ciudad belga de Lieja, donde finalmente ha encontrado su lugar de estancia definitivo tras una larga saga llena de avatares y sobresaltos . Pero esa es otra historia.