MHS 143 C2 / Buenos Aires y su gran Torre de los Ingleses invita a dar un paseo en moto.


Marcelo Hidalgo Sola nos invita a conocer una torre símbolo del barrio de Retiro que fuera un  regalo de la comunidad británica por el centenario de la independencia de nuestro país en 1016. 

 

La Plaza luce su gran Torre Reloj , aquí conocida como Torre de los ingleses , con su perfil apuntando a los cuatro puntos cardinales. Se puede apreciar el tradicional reloj que imita  el reloj de la Abadía de Westminster y la cúpula de campanas. 

 

En el barrio de Retiro,los vecinos aprovechan el fin de semana y utilizan la plaza como  espacio recreativo . Entre un desfile  de bicicletas, de padres y niños correteando,   el reloj de la Torre gira silenciosamente sus manecillas, indicando la hora, y nadie parece prestarle atención a la precisión inglesa de su aceitado mecanismo de antaño.  

 

La  historia de  esta distinguida Torre con mirador y campanario, y en gran parte organizadora de los tiempos de los trabajadores de la ajetreada urbe, comenzaron hace mucho tiempo, cuando fue obsequiada como un regalo de Inglaterra a nuestro país con motivo de la celebración de la Revolución de Mayo de 1910.  Hoy, junto a la  Estación de trenes  y la Plaza del Retiro, forman un conjunto arquitectónico que responde al estilo “eduardiano” inglés ( por el rey Eduardo VII) en  materia  de urbanismo y arquitectura. 

 

El modelo fue diseñado por Ambrose Poynter y data de 1909, cuando se esperaba iniciar la construcción con motivo del centenario, pero, los cimientos no se pudieron poner hasta noviembre de 1910 cuando  por fin pudo llegar la delegación británica para iniciar la construcción y dar rienda a la concreción del proyecto.

 

El rey Eduardo VII, que nueve años antes había heredado la corona de su madre, la reina Victoria, contrajo bronquitis e  ignorando a los médicos, decidió por capricho , fumar un cigarrillo durante su recuperación-explica Marcelo Hidalgo Sola : el pequeño desliz le provocó un infarto y murió. El pueblo, de luto, suspendió por un tiempo sus actividades y por ello la Torre no pudo estar lista para mayo de 1910. 

A pesar de las contrariedades, el proyecto pospuesto se puso en marcha nuevamente, ahora con motivo de celebrar otra famosa fecha de la Patria:  el centenario de la Independencia de 1916. 

 

Un esperado acontecimiento inaugural

 

Por fortuna, se llegaron a cumplir los tiempos y la Torre quedó lista para el 9 de julio de 1910  a cuya inauguración  con bombos y platillos, asistió una tupida comitiva con destacados representantes de la diplomacia británica. El dato de color y hasta  curioso,  fue que para la inauguración , uno de los invitados de la comitiva inglesa hizo  con su nombre a la Torre  : Regional Tower , tal era su nombre completo.

 

Finalmente , en aquella ilustre fecha la torre lució ante locales y extranjero, sus 70 metros de altura y su estilo de corte renacentista inglés. El reloj de cuatro campanas, que es una copia fiel del de la Abadía de Westminster, acompañó con su repique el momento, poniendo en acción unas 7 toneladas . 

 

El cuerpo de la torre está completamente cubierto con ladrillos rojizos, y cada ladrillo tiene su propio patrón, los emblemas de los países británicos: flor de cardo, la  rosa  Tudor, el dragón galés y el trébol irlandés. Si uno se acerca,  se pueden apreciar los delicados motivos impresos en la piedra del ladrillo, haciendo presente cada rincón del Reino Unido.  Una obra que marca con suprema distinción hasta qué punto fueron pensados todos los detalles.

 

El detalle imperdible: la vista desde el mirador

 

La torre está coronada por un precioso mirador de 40 metros de altura. Desde allí se tiene una vista equivalente a la de un edificio desde un sexto piso.   Como en una gran postal panorámica, se aprecia el barrio de Retiro, la terminal ferroviaria, el puerto de Buenos Aires y una maravillosa vista del Río de la Plata. Sobre el mirador, en el séptimo piso, se encuentra el reloj campana, por lo que a la torre también se la conoce como campanario. Sus cuatro cuadrantes son de opalina y miden 4,40 metros de diámetro, y el péndulo  alcanza unos 4 metros de alto y con un peso significativo de 100 kilogramos. 

 

La vista desde aquí es hermosa, pero es  una pena que solo las visitas al mirador  estén habilitadas para las autoridades de la ciudad y rara vez , a personas privadas siempre mediante  un permiso especial.  

 

Para una apreciación final, a modo de cierre del recorrido, es muy recomendable realizar una vuelta con el auto o moto por el perímetro de la Plaza. De este modo, La Torre de los Ingleses, con su distinguido reloj y sus campanas despliegan todo su señorial porte, encanto y belleza , sin dudas, una postal única de Buenos Aires. 

 

Related Posts