Marcelo Hidalgo Sola nos invita a realizar un recorrido en moto por la Plaza de Mayo. Un paseo que nos llevará a conocer su historia y nos revelará aspectos poco conocidos de la Plaza más ilustre de la República.
La Plaza de Mayo guarda los momentos más importantes de la historia de los argentinos. Bajo el cálido sol , luce como una plaza más. Sus bancos , las palmeras y árboles que le dan su particular fisonomía delinean la platea desde la cual se puede obtener la mejor postal de los importantes edificios gubernamentales y privados que la rodean .
La pirámide , las palomas y la gente que atraviesa la Plaza en su diario ir y venir , son los protagonistas actuales de la unión del pasado con la historia presente, que aún discurre y se gesta a pocos metros de aquí. Algunos de los que pasan, son trabajadores o funcionarios que se dirigen hacia los edificios públicos y ministerios que la circundan. Otros, eligen sus bancos para disfrutar de un improvisado almuerzo al aire libre. Los turistas en cambio, pasan mirando hacia arriba, observando con detenimiento cada edificio, cada torre, la Catedral, el Cabildo. Parecen no querer perderse de nada y los ojos se les llenan de asombro cuando le señalan en la Casa Rosada el balcón en donde Evita y Perón en un abrazo, se inmortalizaran para siempre .
La Plaza de Mayo está llena de de color y vida . Un espacio que invita a valorar y querer cada conquista aquí obtenida por los argentinos. Un lugar que ha sido el escenario de todos los acontecimientos políticos más importantes de la historia, a excepción de la Declaración de la Independencia en 1819 que tuvo lugar en la provincia de Tucumán.
La Plaza y sus orígenes
La Plaza de Mayo recibió su nombre-explica el guía amateur Marcelo Hidalgo Sola- en homenaje a la Revolución del 25 de Mayo de 1810, de la que fuera escenario. Desde este lugar, se comenzó a soñar con la gesta de la Independencia argentina; un momento clave y decisivo a partir de la cual se comienzan a gestar los primeros pasos para el proyecto de una forma de gobierno propia.
La Plaza de Mayo es el epicentro de la historia de la Patria y sus días como sitio histórico comenzaron en el momento en el que Juan de Garay, adelantado español, fundó por segunda vez la Ciudad, un 11 de junio de 1580 bajo el nombre de Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre. Desde entonces, alrededor de esta plaza fue creciendo la primitiva aldea, hasta que de a poco se fue convirtiendo en el centro político del país.
En sus contorno se ubican varios edificios históricos y gubernamentales: el Cabildo, la Catedral Metropolitana (donde ofició misa el Papa Francisco durante más de 20 años), la Casa de Gobierno ( o Casa Rosada, sede del Gobierno Nacional ), el Palacio del Gobierno de la Ciudad, varios bancos y ministerios públicos.
La Plaza , un lugar de convocatoria espontánea de las masas
La plaza con el tiempo, derivó en un escenario natural de manifestación de las masas . Fue recién en 1890 cuando se realizó el primer acto político de impronta masiva momento en que se fundara la Unión Cívica, partido político que luego dio origen a la actual Unión Cívica Radical.
Luego, al adentrarse el siglo XX se fue convirtiendo en el lugar preferido para realizar todas las manifestaciones sociales. Desde 1977 hasta 1983, fue el lugar de reunión de las Madres de Plaza de Mayo. Madres que se auto convocaron, y espontáneamente marcharon alrededor de la plaza para visibilizar su reclamo al gobierno y su dolor por los hijos desaparecidos durante el último proceso militar.
La pirámides y otras curiosidades
La pirámide de Mayo, está ubicada en el centro de la plaza. Un monumento que fuera construido en 1811 para celebrar el centenario de la Revolución y que fue reformado en 1856 por el artista y arquitecto Prilidiano Pueyrredón. Entre la Pirámide de Mayo y la Casa de Gobierno se ubica el monumento al Gral Manuel Belgrano, el creador de la bandera nacional.
Algunos datos curiosos que giran alrededor de la plaza son históricos y retrotraen a este espacio a las épocas en las que funcionaba como una plaza de toros, en la que se realizaban corridas populares al estilo de las de la Madre Patria . Este tipo de espectáculos funcionaron aquí hasta poco tiempo después de la Revolución de Mayo.
Otro dato curioso que nos acerca el arcón del tiempo, es que la plaza tenía un rincón escabroso. Hasta mediados del siglo XIX, los habitantes de la Ciudad no se animaban a acercarse al baldío vecino a la Catedral, porque creían que por ahí vagaban los espíritus. A este lugar le llamaban el “Hueco de las Ánimas”, un descampado que desapareció con la construcción del primer Teatro Colón, inaugurado recién para el año 1857.
El tiempo ha pasado, y en el siglo XXI, la Plaza hoy es un espacio dinámico que conserva su carácter de lugar privilegiado para manifestaciones , protestas sociales y convocatorias masivas. Sin embargo, cuando la ola de la marea de los descontentos baja, se convierte en un cálido espacio, en dónde parece latir el corazón de la República y se puede tomar sol bajo el cobijo de las palmeras .