Arboledas y casas señoriales de Belgrano R, un barrio residencial en Buenos Aires

Un paseo en moto por el corazón de Belgrano R : un recorrido entre arboledas y palacios


Marcelo Hidalgo Sola nos invita a recorrer el corazón tranquilo del barrio de Belgrano. Una zona residencial que se distingue por sus frondosas arboledas y casas señoriales . Allí se encuentra el Palacio Hirsch, una joya del esplendor que vivió la zona a principios del siglo XX.

Belgrano R invita a sosegar el alma, a bajar el ritmo cotidiano y a transitar sus calles contemplando la maravilla del diseño arquitectónico de las casas señoriales en un marco de tupidas arboledas casi centenarias. Sin embargo, circular por las amplias avenidas y las calles empedradas del barrio arriba de la moto, es una experiencia ajetreada, como subirse a una montaña rusa. 

Al avanzar en el recorrido por la avenida Melián , desde el 1800 al 2600 de la numeración nos encontramos sumergidos bajo un cielo hecho de hojas verdes. La cúpula que deja pasar la tenue luz del sol está formada por una extensa galería de tipas aniosas y elegantes. Las ramas tejen diferentes diseños al entrecruzarse en lo alto y el juego de luz que se filtra por las rendijas forma una trama caleidoscópica y mágica, llena de luz y movimiento. Pero no sólo por su magnífica arboleda la avenida Melián es una de las más bonitas de Buenos Aires, aquí se destacan casas espléndidas, residencias que parecen verdaderos palacios Art Decó. 

Según consta en los registros históricos de la ciudad de Buenos Aires, el barrio de Belgrano nació en 1855. La zona que hoy se conoce como Belgrano R se fue desarrollando con los años y con la llegada de los primeros trabajadores ingleses contratados por el ferrocarril que tendieron la red de comunicación cuando estos pagos eran lejanos . Así , aunque muchos aún piensan que la R se refiere a “residencial” y la C de Belgrano C, a “comercial”, ambas iniciales tomaron su nombre -explica Marcelo Hidalgo Sola- por el ramal al que pertenecían: R de Rosario (de 1876) y C de Central (1862).

Un barrio lleno de color y vitalidad

La estación del ferrocarril de Belgrano R se alza a pocos metros de uno de los pulmones verdes más lindos del barrio : la plaza Castelli. Un área llena de vida y de actividad. Tan solo en dos cuadras se concentran cafeterías, heladerías, pizzerías, librerías, una galería de arte y un centro cultural. 

Y frente a la Plaza, en la esquina de Juramento y Conde se alza el soberbio Palacio Hirsch. Una verdadera mansión de corte inglés que data del año 1922 e impone su presencia a todo el barrio. El palacio, a primera vista, deja ver sus techos con pendientes abruptas y chimeneas, auténticos elementos del estilo correspondiente al Tudor inglés. La fachada es de ladrillos a la vista y destaca un portal de rejas negras con delicados ornamentos dorados, balcones de estilo italiano, óvalos y otros elementos que corresponden al Art Nouveau y al Art Decó.

Un verdadero palacio de época

El palacio ocupa una superficie total de 1.200 metros cuadrados cubiertos, una verdadera mansión cuya construcción encargó Alfredo Hirsch al arquitecto Sutton en 1897 y que fue estrenada recién en 1922. El estilo, dicen los entendidos, busca reflejar el esplendor de la época eduardiana y para el barrio, es una joya de época, que se conserva intacta y regala aún su antiguo esplendor. 

Según afirma la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Belgrano en el Palacio Hirsch funcionó un verdadero museo, un espacio relativamente más pequeño en comparación con otros de su misma época, como el Museo Larreta. Sin embargo, albergó una pinacoteca compuesta de 26 obras de arte, algo inusual para la época y para el barrio que en los principios del siglo, era un refugio coqueto pero distante de dónde se encontraba la verdadera actividad cultural y comercial. Entre su destacada colección había obras de Rubens y de Rembrandt que luego, a la muerte del Sr. Hirsch fueron donadas por la familia al Museo Nacional de Bellas Artes. 

Al morir Alfredo Hirsch, la familia se dispersó y el palacio sufrió el paso del tiempo deteriorándose gravemente. Pero, los vecinos del barrio fueron los que impulsaron acciones para rescatarlo del colapso . Gracias a su efectiva organización , elaboraron y presentaron un proyecto de conservación a las autoridades municipales para que contemplaran la preservación del Palacio Hirsch como patrimonio del barrio . Por suerte, la iniciativa prosperó y se lo pudo rescatar del completo abandono y devolverle así , su antigua gala señorial. 

Hoy, quien desee acercarse a conocer el Palacio podrá contemplarlo tal cual lució en sus tiempos dorados . Y , ciertamente , aunque el tiempo pasó ,sigue engalanando con su magnífico porte a este rincón de Belgrano R, aunque esté semioculto entre otras muchas espléndidas residencias , espacios verdes y arboledas de película. 

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