Marcelo Hidalgo Sola Viaje Venezuela

Viaje a la Gran Sabana, Venezuela, parte 1


Un año antes de fijar mi residencia en Venezuela, yo me había comprado un Jeep Renegado CJ-7, ya que soñaba en hacer algún viaje en esas tierras. Le puse, como se puede, un tremendo Winch Warn .

A fines del 1987, hablando con mi cuñado Francisco, Venezolano él, decidimos hacer una travesía por la Gran Sabana Venezolana, una formación geológica atípica, y donde se encuentran los famosos y extraños Tepuyes, que son como montañas a las que se les rebanó la cima, generando inmensas mesetas, formaciones también únicas en su tipo.

Francisco invita a su amigo y colega Manuelito, ellos tienen una Caribe Izusu 4×4, y yo invito a mi hermano Diego, para que me acompañe en mi Jeep.

Marcelo HIdalgo Sola Venezuela

Es asi que el 1° de Enero de 1988 salimos desde Caracas, rumbeando hacia Puerto La Cruz, para tomar el ferry  a la isla Margarita, para recorrerla. Al regreso, tomamos nuevamente el ferry, y como era madrugada, nos recostamos dentro de los mismos autos, hasta que amaneció, y ahí, si, nos fuimos al Hotel Meliá a desayunar como reyes, para luego agarrar carretera, y esta vez, hacia Ciudad Bolivar, antigua ciudad sobre el Rio Orinoco, y seguimos hasta Puerto Ordaz, ´Ciudad Guayana, sobre el Orinoco también, y sede de la empresa siderúrgica SIDOR, donde pernoctamos en el hotel Intercontinental, con vista a la caída de agua llamada la Llovizna, ya que cae una delgada capa de agua .

Y acá comienza la travesía hacia la Gran Sabana, por el Estado Bolivar, tocando las ciudades de El Callao, Tuemeremo, la mitica Eldorado, y arribando al atardecer a KM 88, sitio desde donde se empieza a trepar hacia la meseta. Fue todo un tema esta escala, ya que, siendo Viernes a la tarde, la bomba ya no expendia combustible, por lo que tuvimos que quedarnos ahí. Pero la cosa resultó complicada, ya que no había hoteles, sólo algunos sitios bastante miserables que servían de alojamiento por hora, y, como dije, de una condición riesgosa para la seguridad personal. Es que Viernes a la tarde, bajan los mineros/garimpeiros a beber, apostar sus dineros y otras actividades no menos riesgosas, y el griterio y la confusión en ese cuasi poblado, nos tenia bastante intranquilos.

Es asi, que a francisco se le ocurre ir al destacamento de la  Guardia Nacional, a pedir si nos daban alojamiento esa noche, y después de larga tratativa con la autoridad del destacamento, nos permite pasar la noche en un pasillo del edificio. Fue tal la tranquilidad, que nos sentíamos en un hotel 7 estrellas, y sacamos unos vinos y víveres importados que traíamos de Margarita. Como pudimos, nos dormimos, y a la mañana siguiente, estábamos listos para trepar hacia la la Gran Sabana.

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