Viajando con Marcelo Hidalgo SOLA

Viaje San Cristóbal, Venezuela a Buenos Aires, Argentina: Parte 4


Como decía, la ruta hacia Caracarás estaba bastante regular, por lo que debimos ir despacio, y a pesar de ello, en BoaVista entramos a una Borracheria para que nos revisen los neumáticos, ya que encontrábamos un sonido extraño, pero no apareció nada, así que retomamos camino, y, a pesar de no ser muchos kilómetros, unos 300 Kms.

Desde la frontera, entre el mal trago para poder salir de Venezuela, la parada técnica en Boa Vista y el estado del camino, llegamos a Caracarai al atardecer. Es llamativo, pero en Brasil están con nuestro mismo horario, estando el grueso del país mucho más al Este que nosotros, por lo los días comienzan muy temprano y acaban igual.

Nuestra guía rutera, no nos daba muchas alternativas de hoteles, así que en el primero que vimos y tenía lugar, nos alojamos, no fuera a ser que nos quedáramos en la calle. El hotel, categoría Ucho, al menos tenia Aire Acondicionado en el cuarto, y aunque hacia más ruido que frio, sirvió para pasar la noche.

Comimos el plato típico de la zona, Feijao, arroz, Platano, algo de carne de cochino, cerveza, y a la cama, cada uno en su cuarto. Por la mañana, que vale decir que serían las 5 y pico, desayunamos ahí mismo un jugo de frutas, no sabemos que era, pero era rico, y pan con manteca y queso.

Salimos raudos hacia el Rio Branco, porque la idea de tener que volver a dormir ahí nos desencantaba, pero al llegar al Rio, encontramos un tremendo puente que lo cruzaba, inaugurado hacia muy poco tiempo, y se ve que los locales no estaban muy anoticiados.

Felices, cruzamos el Rio, la ruta seguía en un estado lamentable, no podíamos circular a mucho más de 60/80 kms. hora, y nos detuvimos en la foto obligada de la línea del Ecuador, lo cual nos causó profunda emoción. Hicimos algún otro alto para cargar combustible -siempre tanqueabamos cuando había algúna estación-, tratar de comer algo, estirar las piernas y contemplar el Amazonas, esos lugares que uno se dice si será que alguna vez vuelva en su vida.

Seguimos penando en esa ruta, con el temor de tener alguna avería debido a eso, o reventón, más con la advertencia de no detenerse en la zona, pero gracias a Dios no pasó nada. Llevábamos sí, un teléfono satelital como soporte, el cual probamos la noche anterior.

Viaje Marcelo Hidalgo Sola

Empezamos a ver carteles que anunciaban Manaos, lo que nos levantó el ánimo, y al rato, ya empezamos a ver el Rio Amazonas y la ciudad.

Entramos bajo una lluvia torrencial, en la búsqueda del hotel elegido, que era un Sheraton -para no tener sorpresas-, al cual después de alguna averiguación, llegamos, y ya nos sentimos como nuevos, buena atención, buenos cuartos, buenos baños, buenos restaurantes. Manaos es una ciudad de más de 3 millones de habitantes.

Nos alojamos, y con esa hambre que cargábamos los tres, salimos a comer.

Al otro día, nos tocaba hacer averiguaciones para llegar a Belén, pero eso, eso es otra histor

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