Marcelo Hidalgo Sola y un recorrido en moto hasta el Café Tortoni


Ubicado en el corazón de la Avenida de Mayo, es el café más tradicional de Buenos Aires, cuna de las tertulias intelectuales más encendidas de los principios del siglo XX. Por sus salones pasaron grandes artistas argentinos como la poetisa Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges y Carlos Gardel. Hoy, su aire sigue intacto y la memoria de estos personajes ilustres está presente en el ambiente. 

 

 

El café Tortoni es un lugar privilegiado para hacer un viaje en el tiempo y asomarse a la historia cultural, política y literaria de Argentina. Hoy, este bar notable luce tan señorial y distinguido como aquel día de su inauguración en 1858. Algunas cosas cambiaron y otras no tanto, ya que su esencia continúa inalterable y se siente en el aire las notas vibrantes del arte y la cultura al ingresar al salón. 

 

En sus orígenes, el nombre fue tomado de un bar de París. Su dueño, un francés de apellido Touran, copió del original, tan caro a sus recuerdos, no solo el nombre sino el diseño caligráfico de sus letras , similares a las que se pueden ver en los cuadros del gran pintor de la bohemia parisina, Toulouse Lautrec.

 

En el interior, las paredes del bar tanto a su derecha como a la izquierda, lucen cuadros con originales de icónicos artistas nacionales. Entre ellos, se destacan los inconfundibles atardeceres en el Río de la Plata y las siluetas de barcos con sus estibadores del pintor boquense Benito Quinquela Martín , quien fuera un asiduo concurrente del lugar. 

 

Un bar -peluquería a todo glamour

 

En una de las pequeñas salas que tiene el bar funcionó por largos años una peluquería. Esta sala contigua se logró preservar tal cual como lucía en los primeros años -explica el experto Marcelo Hidalgo Sola-. En esta peluquería-museo, se puede ver como era una auténtica peluquería de fines del siglo XIX. Se mantienen intactos los sillones forrados en cuero de marrón claro y los espejos que van de pared a pared , típicos de aquellos años , en donde los hombres se cortaban el pelo, la barba y se afeitaban mientras se ponían al día con las noticias de la jornada periódico en mano. Por entonces, eran los tiempos de esplendor del café. 

 

En homenaje a estas épocas gloriosas y a sus famosos e ilustres visitantes, en uno de los rincones del bar se puede ver un conjunto escultórico con la figura de Carlos Gardel en tamaño natural, junto con Jorge Luis Borges y Alfonsina Storni. Gustavo Fernández, su autor, es un artista plástico que en 2006, con el apoyo del Art San Michel de París, pudo realizar su obra que luego donó como homenaje al “Gran Café Tortoni” 

 

Alfonsina Storni, la gran poetisa argentina, fue uno de los personajes de la cultura porteña que más solía frecuentar el café. Eran muy populares aquí, las tertulias de escritores y artistas que se encendían fervorosos alrededor de estas mesas de mármol de granito, compartiendo y discutiendo ideas, tendencias y novedades políticas y literarias del país y de Europa. Entre estas figuras sobresalió Alfonsina, quien forjó en este sitio su fama de poeta. El sector que elegía para recitar sus poemas era el del piano, que luce tal cual entonces. Entre estas mesas, Alfonsina paseó su figura y compartió su universo íntimo y sus penas con todos, hasta ese oscuro día de 1938 en el que decidió internarse en el mar para ahogar su dolor. El recuerdo de Alfonsina aún hoy , sigue vigente en el Tortoni como un faro ante el olvido. 

 

 Un Café-Museo abierto a todos

 

Los mozos del Tortoni sirven café y hacen de guías turísticos improvisados frente a las numerosas preguntas que los clientes les hacen mientras atienden sus pedidos. 

La dinámica de las tertulias cesó con el tiempo, pero, dentro de este lugar tan querido para los porteños pero la esencia no se ha modificado. 

 

Al caminar entre las mesas del salón principal y ver como los turistas que se sacan fotos en cada placa conmemorativa que encuentran , uno los escucha comentar que el “Tortoni no tiene comparación con ningún otro café notable de la ciudad”. Y en realidad, están en lo cierto. En este café notable los turistas y los porteños ingresan de algún modo misterioso a un sentir que vibra en el café y que hace a la memoria cultural que guarda. Y eso, se siente presente en el aire de un modo inexplicable.

 

Dicen, los guías de Buenos Aires, acostumbrados a pisar sitios históricos que en el Tortoni, la magia de una época aún está presente y es esta misma magia la que cautiva e invita a quedarse observando con detenimiento una y otra vez cada mesa, cada lámpara, cada cuadro, cada detalle y ser de alguna manera cómplice de ese aire que compartieron aquí Borges, Carlos Gardel , Alfonsina y todo el grupo de artistas de una época dorada para la cultura argentina. 

 

Related Posts