paseo en moto hasta la tumba del Graf Spee

Un paseo en moto hasta la tumba del Graf Spee


Nos acercamos con la moto hasta las orillas del Río de la Plata, el cual fue escenario natural de una mítica batalla ocurrida durante la segunda guerra mundial, que sepultó en sus aguas al acorazado alemán “Graf Spee”. Aquí estacionamos la moto para conocer su historia.

Recorrer el Río de la Plata en moto es abrirse a la perspectiva de conocer el río en profundidad. Esta vez me atrajo una historia que se remonta a la segunda guerra mundial. Un guía de lujo me transporta hacia aquella época mientras caminamos por la bonita rambla porteña y escucho el relato de su boca. 

Los hechos

El 13 de diciembre de 1939 se produjo lo que la historia ha dado en llamar la batalla del Río de la Plata, suceso que conmocionó al mundo y, en particular, a la población rioplatense. La batalla que se libró entre el 13 y el 17 de diciembre de 1939 culminó con el hundimiento de “Graf Spee”, uno de los navíos corsarios de Adolf Hitler. Este hecho fue el primer combate naval de la Segunda Guerra Mundial, que se desarrolló muy lejos del escenario de los acontecimientos. Cuando estalló la guerra, el 1ero de septiembre de 1939, el acorazado estaba en pleno océano. Su objetivo era destruir el comercio marítimo inglés. Según parece Hans Langsdorff, su capitán , cumplió fielmente este cometido antes de dirigirse a las costas del río de la Plata; tenía en su haber la destrucción de 9 barcos mercantes ingleses, procurándose la fama de “terror de la navegación aliada”.

De acuerdo con informaciones del último buque inglés atacado por el “Graf Spee”, el acorazado alemán puso proa hacia el estuario rioplatense, donde se localizaban varios barcos mercantes ingleses, con el objetivo de hundirlos también.

Mientras el “Graf Spee” se prestaba a cumplir su última misión, antes de regresar a Alemania, 23 barcos de guerra ingleses y franceses de todas las categorías lo rastreaban a su vez por el océano para darle caza. Entre estos, el barco de guerra británico “Exeter” y los cruceros “Ajax” y “Aquiles”, al mando del comandante Harwood, fueron los encargados de acorralar al corsario alemán, que venía desde el cabo de Buena Esperanza, sitio de su última victoria.

La batalla comenzó el 13 de diciembre, pasadas las 6 de la mañana. El “Exeter” fue el objetivo del fuego concentrado del “Graf Spee” y resultó seriamente averiado. Con 61 tripulantes muertos, debió replegarse por orden de su comandante. Pero el “Aquiles” y el “Ajax” a pesar del duro enfrentamiento, prosiguieron la persecución del “Graf Spee” durante varias horas. El acorazado alemán se dirigió al estuario para luego replegarse por decisión de Langsdorff, hacia el Puerto de Montevideo. Eran las 22.50. Concluía una jornada de intenso combate. El “Graf Spee” que había sufrido las consecuencias de la nutrida artillería británica dispuesta en abanico, había perdido la oportunidad de destruir totalmente al “Exeter” y se había concentrado en los dos cruceros livianos que por su velocidad y estrategia le produjeron serios daños en el contraataque. A medianoche, el acorazado echó anclas en Montevideo-puerto neutral- con la consiguiente conmoción en la ciudad. Lo mismo sucedió en Buenos Aires con la noticia. La guerra se instalaba entre los rioplatenses. Para ese entonces ya habían muerto 36 alemanes y 96 ingleses en la contienda.

Según la documentación alemana, los ingleses engañaron al comandante alemán con un falso informe por radio, haciendo creer que los portaaviones “ARK Royal” y el navío de combate “Renown” se acercaban para sumarse a la ofensiva inglesa. Por su parte, el gobierno uruguayo negó al capitán del acorazado alemán la petición de permanecer quince días en el puerto para reparar la nave. Declaró, tanto a Gran Bretaña como a Alemania, que la batalla en aguas del río de la Plata era una violación a la “soberanía nacional” y ordenó a Langsdorff salir en 72 horas de Montevideo. La respuesta de Hitler a las desesperadas noticias desde el “Graf Spee” llegaron en cable cifrado: “Intente extender permanencia en aguas neutrales. Ábrase paso a Buenos Aires luchando, si es posible. No se interne en Uruguay. Intente destrucción efectiva si se decide a hundir el barco”. Langsdorff decidió seguir la última consigna y volar el acorazado. Otra alternativa era imposible.

El 17 de diciembre, luego de destruir con mazas y granadas el instrumental secreto, el comandante instaló las cargas explosivas en el “Graff Spee”. Toda la tripulación transbordó al buque mercante alemán “Tacoma”, que estaba fondeado en Montevideo, con excepción del comandante y 40 de sus subordinados. A las 17.30, con esa pequeña tripulación, la nave inició su último viaje. Miles de personas presenciaron su partida desde Montevideo. Buenos Aires estuvo pendiente de lo que iba ocurriendo mediante las informaciones radiales. Por último, el “Graf Spee” abandonó las aguas territoriales y la nave fue detonada en las aguas del río de la Plata. Destrozada por las explosiones, se hundió en el río .

Los tripulantes del “Graf Spee” cruzaron a Buenos Aires, y una multitud se congregó en la Dársena Norte, frente al Hotel de Inmigrantes, donde fueron alojados. Fue un espectáculo del que habló la ciudad durante varias semanas. El escenario de la guerra se había trasladado hacia las orillas porteñas y la contienda mundial, de repente, cobraba todo el realismo dramático que contenía y del que hasta ese entonces, sólo se tenían noticias por los informativos radiales y la prensa escrita.

El comandante Langsdorff se quitó la vida, fiel a la tradición de no sobrevivir a su propia nave. Dejó un mensaje por el cual explicaba su actitud y asumía todas las responsabilidades de lo ocurrido. De esta manera el “Admiral Graf Spee” encontró su destino final en las aguas del río de la Plata. El prototipo de los “acorazados de bolsillo”, que era el orgullo de Alemania, había sido vencido.

Muchos integrantes de la tripulación –entre 1000 y 1.100- se dispersaron y vivieron en distintas ciudades de la Argentina reuniéndose en cada aniversario de la batalla. En la ciudad de Montevideo se erige un monumento frente a la costa donde ocurrió el hecho.

El episodio del “Graf Spee” convulsionó a toda la sociedad porteña de la época y , el río de la Plata, como en la época de la colonia y las invasiones inglesas, fue escenario de una batalla que mantuvo en vilo a la Argentina y a Uruguay por largas horas. Un capítulo aciago de la historia mundial del cual fuimos espectadores durante un breve lapso, como si el río fuera en aquel entonces, una gran pantalla de cine y proyectara un evento cuyo realismo lejos de ser divertido , nos mantuvo bien despiertos pero presas de un gran susto “mundial”.

 

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