Marcelo Hidalgo Sola, nos lleva a recorrer los secretos de la construcción más patriótica de todos los argentinos: el Cabildo. Un Monumento Histórico que luce renovado y con una fuerte apuesta cultural para todos los visitantes.
El propósito para el recorrido cultural de la jornada es salirse de la típica recorrida del Cabildo que, de tan trillada, puede dejar de conmovernos. Quizás a alguno de los integrantes del grupo, esta visita de hoy puede remontarlos a la infancia, a esos paseos escolares en donde lo lindo era pasear con amigos y disfrutar de la excursión. Hoy, como en aquellos días de colegio, lo lindo de pasear en grupo es el compartir y poder aprender siempre más de Buenos Aires, en buena compañía y disfrutar en lo posible del sol.
Lo interesante de estacionar la moto frente al Cabildo en agosto de 2022 , es que se puede disfrutar de un escenario renovado. Porque , luego de la pandemia ,se realizaron obras de restauración completas: el patio fue liberado para lucir el bonito aljibe original y ser un espacio propicio para espectáculos, ferias y reuniones culturales. La campana original que sonara en la época de la Revolución de Mayo también fue restaurada y ha vuelto a sonar como en aquellos días de inauguración patria. Y, el edificio , alberga en una de sus salas para exhibiciones , todos aquellos restos arqueológicos que se han ido encontrando a lo largo de las sucesivas excavaciones realizadas en el lugar y, que permiten conocer hoy, un poco más de los habitantes del 1800 y del Cabildo mismo como lugar histórico.
En la muestra permanente Fragmentos bajo tierra , el público visitante puede ver una selección perteneciente a un total de 2000 piezas que fueron halladas debajo del patio del Cabildo en las sucesivas excavaciones realizadas-explica Marcelo Hidalgo Sola -por los equipos de investigación del Dpto. de Arqueología Urbana de la ciudad.
La primera fue hecha en 1991 por el arqueólogo Daniel Schávelzon y la segunda fue liderada por la licenciada Sandra Guillermo, en 2013. Uno de los hitos de la tercera excavación –que comenzó en 2017 y continúa hasta hoy- fue el hallazgo de los cimientos originales del Cabildo de 1725 (el de los patriotas de la revolución), que se pueden ver en el patio de la revolución.
En esta misma odisea a las entrañas mismas del Cabildo, se encontró un surtido material arqueológico para la alegría del equipo que llevó adelante la misión. Se hallaron , entre otras cosas, una de las letrinas patrias, en donde además aparecieron en perfecto estado de conservación las cerámicas originales de factura indígena; también se encontraron restos de mayólicas europeas, ladrillos, tejas y otras curiosidades como una moneda de 1898. Las joyas: una bala de pistola y una pesa de telar europeo.
El guía del Cabildo nos cuenta al respecto “todo el patio del antiguo Cabildo estaba lleno de celdas y calabozos. Probablemente esta letrina que encontró el equipo arqueológico haya sido usada por los prisioneros y no por los patriotas, como se especuló para darle más color a la anécdota” explica el hombre. “La mayólica europea que se encontró, era la que utilizaban las clases altas del Cabildo, los cabildantes, y la cerámica indígena, aún no se sabe exactamente, pero puede que haya sido usada por algún prisionero o por quienes trabajaron en la construcción del Cabildo.
Estas piezas de gran valor histórico, que se exponen como pequeños tesoros que el tiempo ha devuelto, de pronto, hacen que la historia tome vida y que el lugar se llene como por arte de magia, de un ajetreo diferente, dinámico, cargado de la historia de aquellos días en los que se forjaba la Patria. Un lugar para custodiar la memoria que, a medida que uno lo recorre y visualiza en detalle cada pieza de la muestra, puede de algún modo extraño, percibir cómo la historia del país, de modo similar, también está conformada por piezas ensambladas con la vida de tantos protagonistas ilustres y desconocidos…
Un poco de historia patria
Aunque el Cabildo en nuestro imaginario es tal cual como lo conocemos hoy, lo cierto es que su aspecto fue variando. Las primeras referencias datan del siglo XVII, cuando se construyó en el mismo lugar que se encuentra hoy y funcionaba como sede de la administración colonial. A diferencia de los virreyes y gobernadores-que eran nombrados desde España-los miembros del Cabildo representaban a los habitantes de Buenos Aires.
Esta primera construcción tenía techos de paja y en su interior había un salón para reuniones y en otro, una cárcel con cinco calabozos en donde se recluía tanto a hombres como a mujeres por delitos contra las personas, el Estado, la propiedad o la moral de la época. La cárcel funcionó hasta 1877.
Por supuesto que la historia le fue dando relevancia a la construcción y, a fines del siglo XIX el Cabildo fue testigo de los cambios de estilo que rigieron a la sociedad argentina de entonces. Fascinado con los modelos arquitectónicos europeos, el Gobierno de aquella época buscó darle una impronta más “moderna” y le comisionó la tarea de aggiornamiento al prestigioso arquitecto Pedro Benoit.
En esos años el Cabildo tomó un cariz europeizado con una nueva cúpula con azulejos y balcones revestidos con balaustradas, entre otros cambios. Más adelante el edificio perdió seis de sus característicos arcos, que fueron retirados para la construcción de la Avenida de Mayo y luego para dar paso a la diagonal Julio A. Roca.
La estética colonial tan típica, que es la que todos conocemos hoy, se recuperó en 1933 cuando un decreto declaró al Cabildo Monumento Histórico Nacional. La reconstrucción comenzó en 1938 y finalizó en el 40, liderada por el arquitecto Mario Buschiazzo. Esta reconstrucción respetó en gran medida la forma original del Cabildo de los años de la revolución y es muy parecido al que podemos ver hoy.
Sobre nuestras cabezas, se escuchan las campanadas de la cúpula que hacen presente aquel sonido, el mismo que escucharon los patriotas de mayo. El pasado parece actualizarse y el repique invita nuevamente a llevar adelante proyectos que hagan reflotar a este querido país que supo luchar aguerridamente en pos de ideales nobles. Hoy, pisamos en este espacio urbano un poco de la historia compartida y que, llega del pasado para despertar a todos nuevamente a través de este registro sensorial, en el tañido de las mismas campanas de ayer, los mismos deseos de libertad, paz y progreso de hoy.