Marcelo Hidalgo Sola propone un paseo tras las huellas más difíciles de la historia de los argentinos: el legado simbólico de la dictadura militar. En el centro cultural de la Memoria Haroldo Conti, una instalación artística llama a la reflexión para repetir: Nunca Más.
Buenos Aires es una ciudad llena de historia. Cada rincón nos trae un recuerdo, un eslabón de una gran cadena de aconteceres que van tejiendo el vastísimo universo urbano. Muchos de esos recuerdos son a veces dolorosos, como los que guarda en su interior el espacio cultural Haroldo Conti. Allí se encuentran algunas obras de arte e instalaciones que recuerdan y hacen reflexionar sobre la etapa más oscura de la historia argentina: la dictadura militar.
La más reciente obra es una instalación llamada Autores Ideológicos . A simple vista , parece un viejo Ford Falcon en una sala de disección. Cada una de sus piezas: puertas, ventanas, techo, gomas, están clavadas en el piso y le dan su forma original pero como si se tratara del esqueleto de un gran dinosaurio prehistórico. Parece un auto en formol, desglosado, diseccionado, ubicado a más de un metro del piso. Otorgando un sentido profundo por lucir en primer plano cada una de sus piezas.
Impresiona. El corazón da un vuelco. Representa un elemento del tentáculo militar que causaba miedo con tan sólo divisar su figura durante la década del 70. En sus orígenes fue tan sólo un vehículo familiar, utilizado por la clase media que tuvo su apogeo en los años 60 pero que en los 70 pasó a significar otra cosa: el miedo
La instalación nos recuerda que cuando todas esas piezas estaban ensambladas, adentro, muchos argentinos transitaron su destino hacia la prisión clandestina y al triste desenlace que conformó el capítulo más oscuro de la historia de los argentinos explica Marcelo Hidalgo Sola- y que llamó a clamar-: ‘Nunca Más’.
Autores ideológicos es obra de un colectivo de artistas aunados bajo la misma bandera de la memoria: Omar Estela, Javier Bernasconi, Marcelo Montanari, Marcela Oliva, Luciano Parodi y Margarita Rocha, y pertenece a la muestra permanente del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Omar Estela, es el artista que está encargado de difundir en los medios la impactante obra. Cursó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes a fines de los años sesenta, pero afirma que se nutrió de muchos artistas contemporáneos y que su personal recorrido se asemeja más al de un autodidacta que al de un académico.
Según notas de prensa que acompañan a la obra Autores Ideológicos, ésta “ofrece una corporeidad aséptica y despojada. Una instalación cuya solidez está dada desde el despojo del sentido, en la aceptación de la historia y en su internalización para transmutar el dolor en arte. Como en toda pieza artística, el sentido es abierto y múltiple. El espectador al estar en frente a ella sentirá el efecto único y personal del drama de sentido que atraviesa esas piezas de metal.No hay abstracción gratuita: la forma termina de completarse en el espectador y la trama, el sentido, conforman una historia que se dispara desde el sujeto a lo social. Nunca lo que Estela muestra es lo que uno advierte a primera vista. Hay que mirar fijo para ver más. Y entonces se accede a una multiplicidad del sentido”.
Valeria Novoa, guía de turismo de la ciudad de Buenos Aires y guía del Conti acercó su sentir al respecto de la obra “Volver a desplegar la presencia de un auto Ford Falcon frente a nuestros ojos, es hacerlo objeto de una reflexión sobre nuestra historia que nos debe permitir una sincera asunción de responsabilidades. La obra propone ir más allá del camino ya transitado en busca de los autores materiales de la tragedia, para reconocer en nuestra sociedad a sus autores ideológicos. Esto sería ir al fondo de las cosas”
De acuerdo con la descripción de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, “el Falcon es la materia de la cual emerge una crítica expresada en el despiece, en la fragmentación. Es, también, el nexo temporal que nos aproxima a ese pasado que intentamos alcanzar para lograr interpretar. El despiece es una acción reflexiva que podría ser leída como autopsia, entendida como acto de mirar con los propios ojos, de modo crítico y asumiendo un compromiso interior con el pasado en el presente. Es un examen sobre la máquina que busca encontrar causas para poder comprender aquello que, más allá de lo narrado, se nos escapa: el dolor sufrido”
La obra dejará su huella en cada espectador. Desde todos sus ángulos, la carga simbólica es muy fuerte y a cada visitante le toma varios minutos el internalizar un significado oculto y evidente. El blanco fantasmagórico que recubre todas las piezas, ni siquiera necesita tener visible el color verde asociado al terror, para que la memoria haga su camino inexorable hacia la Verdad y la Justicia.