Consejos para viajar en moto

Equipaje mágico para una odisea en moto


Ignacio Sáenz Valiente nos acerca esas claves personales que decidió apuntar como consejos para todos aquellos que quieran salir a la aventura. Porque cuando uno viaja, el universo viaja con uno.

Mis consejos para viajeros fueron surgiendo de mi propia experiencia. Poco a poco me fui dando cuenta que estaba adquiriendo un gran capital en conocimientos y aptitudes que uno tiene tener antes de hacerse a la aventura. Decidí compartirlos porque sé que serán de gran ayuda para todos aquellos que deseen disfrutar a pleno de su travesía en moto y porqué no?, de todo viaje en general.

Repasando mis propias anécdotas de viajes, descubro que muchas han superado la barrera de lo real: casualidades inexplicables, señales y símbolos escondidos que de repente cobran sentido, encuentros inesperados, obstáculos que se resuelven mágicamente o experiencias que a simple vista resultan inverosímiles. Pero la realidad siempre supera la ficción: los viajes siempre tienen esa cuota de “magia”, esa especie de fuerza más grande que hacen que las cosas sucedan simplemente como tienen que suceder, esa confianza de saber que, si estás ante un problema, vas a recibir la ayuda necesaria para solucionarlo o incluso las certezas internas que, a medida que avanzamos en el camino, nos van guiando para volantear y cambiar el rumbo, incluso en pleno viaje.  

Y acá no importa si te estás moviendo solo con la moto o acompañado, porque esta energía mágica se activa igualmente en todos los casos. La pregunta del millón quizás sea: ¿por qué cuando viajamos sentimos que se mueve tanta energía a nuestro favor? ¿Hay alguna manera de abrirse a ella aún más, para estar disponibles y receptivos a eso invisible que hace que jamás nos sintamos solos o  desprotegidos o simplemente inexpertos cuando llegamos a un lugar desconocido?

A continuación te comparto mis apuntes a modo de consejos o como una pequeña guía viajera, para despertar a ese “viajero mágico y aventurero” que vive en cada uno de nosotros, y que a la hora de viajar, nos vuelve más sensibles y perceptivos para captar y estar alerta ante la aventura.

 

Primera clave: Prepararse mentalmente antes de salir de viaje.

Entrar con  la moto a un país o a una nueva ciudad es entrar en una nueva experiencia con una energía única que hay que ir descubriendo paso a paso. Porque cada lugar está hecho de un entramado de historias tejidas por sus habitantes, por un pasado y un presente con sus luces y sombras. Por una geografía, una música característica, artistas, leyendas, ideas y cosmovisiones del mundo que le son propias. ¿Por qué llegaste vos ahí? ¿Qué cualidad o punto de vista te gustaría llevarte en forma de recuerdo? Tal vez sea un atardecer, una montaña, una melodía, o quizás el aroma de un bosque, o el color de un ave o sino, tal vez el serpenteo de las mariposas en medio de la selva…

El ejercicio de pensar los destinos como sistemas nos sirve para aterrizar  con la sensación de que ya estamos yendo a un encuentro, porque el viaje comienza con el deseo de conocer ese destino que ya pone en acción esa magia que lo hace posible en los futuros pasos. Recordá enfocarte en abrirte para captar esa energía nueva que se traduce en gentes, comidas, detalles, y que será significativo para vos. Todos los días podes ir apuntando lo que has descubierto o lo que ha resonado en tu corazón para el aprendizaje del día.

 

Clave dos: no se puede controlar todo

 Nuestro deber como viajeros  de ruta, es armar un mochila con todas las herramientas mecánicas y técnicas para viajar adecuadamente: Repuestos, llaves maestras, goma de auxilio, botiquín  pasaporte, plata , tarjetas, datos bancarios, libros ,música favorita, diario de viaje ,etc. Pero hay que tener en cuenta que cuando todo esto está listo, el viaje comienza y ahí ya sí que no podremos controlar nada.  Sin embargo,  y a pesar del estrés que esto pueda provocar, uno aprenderá a descansar en pleno movimiento, y la experiencia demostrará que aquello que salió mal (a nuestro juicio) trajo algo mejor o nos dejó alguna enseñanza invaluable o salió todo mejor a raíz de este error o cambio de planes producto de las circunstancias.

 

Clave tres: Expandí tu modo de ver la realidad.

 El viajar  en moto hace que uno amplíe el viaje no sólo al hecho de conocer otras culturas, sino a las circunstancias que derivan del tránsito de las rutas. Sus desafíos y peligros, como circular en circunstancias extremas: neblinas, lluvias, vientos fuertes, sol incandescente, templan el espíritu y nos acercan a transitar de un modo diferente la virtud de la resiliencia. Una vez superado el obstáculo cambia nuestra visión acerca de nosotros mismos y de las dificultades en el camino.  Además a la hora de encontrarnos con un  “otro cultural”, nos daremos cuenta de que existen tantos modos de organizar la vida y los tiempos como sociedades existen en el mundo. Hay mil maneras de relacionarse con otros seres humanos, mil formas diferentes de preparar los alimentos, de rezar, de vivir, de moverse en las ciudades, de descansar. O sea, nuestro pequeño mundo entrará en contacto con circunstancias que harán que se amplíe nuestro horizonte mental. Aprenderemos el respeto por cada manifestación humana diferente y también a juzgar menos las acciones y modos de actuar de los otros ya que por ser diferentes u opuestos, ello no quiere decir que no sean válidos dentro de la forma de ver el mundo que tienen en su cultura.

Estos simples consejos son sólo un esbozo de mis opiniones personales como viajero. La moto y el transitar propio, harán que cada uno de ustedes vaya adquiriendo su propia sabiduría de viaje. Mi idea de apuntar estos tres puntos o claves nació del fuerte cimbronazo que algunos destinos imprimieron en mi espíritu y por ello, al cambiar mi modo de pensar, el poder preparar mi mente para abrirme a destinos culturales nuevos me ayudó a capitalizar mucho mejor cada experiencia rutera y cultural. La más importante es quizás el acto de confianza que todo viajero hace con el universo a la hora de emprender la marcha. Luego, afortunadamente uno descubre que el universo viaja con uno y lo acompaña, lo cuida y hace que todo, hasta lo inesperado y equívoco, redunde para su bien.

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