viaje en moto Buenos Aires

Marcelo Hildago Sola y una moto en las terrazas top de Baires


Estacionar un poco las motos para disfrutar de los rooftops porteños es una excelente propuesta para el relax. Los moto-kulturals escalan el cielo de Buenos Aires para admirar  las cúpulas más interesantes que desde lo alto coronan la ciudad.

Quien quiera ser turista en Buenos Aires no puede perderse la oportunidad de realizar  un circuito nuevo, novedoso y a la vez ultra top.  Se trata de disfrutar de la tarde, mientras cae la noche y el ritmo de la ciudad se va serenando, de un trago, o café desde la altura de los edificios más emblemáticos y distinguidos de la ciudad. La vista que se puede disfrutar desde allí,  es un skyline imperdible del corazón porteño. Las bellas cúpulas que delinean sus contornos son divisibles vestidas con sus luces, esbeltas y señoriales. Si hay alguno en el grupo que es arquitecto o como guía cultural especialista en edificios, puede ir comentando la historia de cada uno de ellos. Por ejemplo el  año de construcción de tal o cual cúpula, la importancia arquitectónica, lo que representó su construcción en aquel entonces, el significado histórico  y todo dato que aporte para sumar a la velada que por cierto, tiene como eje la cultura.

Hoy, además de relajarse y tomar un rico trago, los moto-kulturals, apasionados  de la historia y de los edificios emblemáticos, parecen que se han puesto a jugar. Una versión reeditada del clásico juego infantil de la escondida.  El trago y las picadas han quedado en un segundo plano y ahora están apostados en las barandas del edificio COMEGA, piso 23 para ver quien descubre la mayor cantidad de cúpulas. Las miradas concentradísimas en la noche y en las luces, buscando entre las sombras y las iluminaciones de cada construcción- relata Marcelo Hidalgo Sola. Algunos van arriesgando y no es muy posible saber si están en lo cierto, pero se escucha: esas son las Catalinas, allá está la cúpula de Santo Domingo, el Congreso, el Cabildo…

Todos los queridos edificios porteños cobran magia y se lucen como joyas engalanadas en la noche. Lo lindo de todo el asunto es que el paseo se puede repetir desde muchísimas terrazas y desde cada una descubrir un encanto diferente, una visión nueva, además de seguir compartiendo historia y tragos con los compañeros del grupo. A continuación va un breve detalle de algunas de las que conocimos con los moto-kulturals y que son imperdibles:

Rooftop Bar, Galería Güemes, Florida 165, Piso 6

La icónica Galería Güemes, con un mirador a 87 metros de altura, abrió recientemente su azotea intermedia del piso 6 para disfrutar su vista aérea. Desde la terraza pueden apreciarse las cúpulas de los edificios de Renta Bencich y Miguel Bencich, el ex Banco de Boston y el edificio de la ex Gath y Chávez, entre otras de las maravillas arquitectónicas .La carta incluye picadas y cócteles, pero la protagonista es la pierrade, un método de cocción antiguo que consiste en colocar lonjas de carne-en este caso de carne o cordero patagónico-o vegetales sobre una piedra caliente, ubicada en el centro de la mesa. Cada comensal pone la porción sobre la piedra, le agrega sal y deja que se cocine. El exquisito plato puede acompañarse con salsas de distintas geografías: pimentón del Norte, cebolla caramelizada de Río Negro, chutneys inspirados por la inmigración. Para beber, cervezas tiradas, vinos o champagne. El postre de la casa: flan de dulce de leche casero.

Dato de color: Importante valor agregado que está  haciendo furor entre el circuito del arte. Por ser un mirador que deja apreciar las más bonitas cúpulas de la ciudad en primer plano, se dan talleres de dibujo con profesionales; hay que anotarse con bastante anticipación y los cupos se van renovando cada tres meses. También hay eventos más tradicionales para extranjeros: talleres de mate y de degustación de yerbas.

Roof Bar, The Alvear Palace Hotel, Av Alvear y Ayacucho, Piso 11

La exclusiva Avenida Alvear, en el barrio de Recoleta, tiene uno de los hoteles más distinguidos y que forman parte del patrimonio histórico de Buenos Aires: The Alvear Palace Hotel. En su piso 11 se puede ingresar, sin necesidad de invitación o reserva, al “Roof Bar”: una terraza abierta, cálidamente iluminada bajo una pérgola, desde donde puede observarse la Avenida Figueroa Alcorta, la Facultad de Derecho y a, lo lejos, el río. Funciona todo el año, de martes a sábados, de 18 horas a medianoche. Para beber hay variadas opciones, desde cóctels de autor hasta jarras con ron o vodka, frutas y espumantes. Para acompañar, pueden pedirse sándwiches o bocados fríos.

Salón 1923, Palacio Barolo, Av de Mayo 1370, Piso 16

Inaugurado en 1923, el Palacio Barolo es visita ineludible para turistas y locales. Desde 2004 se organizan tours guiados para conocer los detalles y secretos de este edificio de hormigón que mezcla los estilos neorromántico y neogótico. Hace un tiempo se sumó la posibilidad de disfrutar, en el piso 16, del bar “Salón 1923”, con acceso a dos de las terrazas del Palacio. Allí se puede tomar un cóctel, apreciar el emblemático faro-hay momentos en los que se enciende la luz-y vislumbrar lugares relevantes de la historia nacional. Entre ellos, la Plaza del Congreso-junto al Congreso y la Confitería del Molino-,el Kavanagh, la casa Rosada y el Obelisco. La ubicación también permite una panorámica única de las cúpulas de la tradicional Avenida de Mayo. El bar, ambientado en los años 20,abre a las 9 de la mañana ,pero además de desayunos y cafés, ofrece comidas simples como variedades de paninis con papas rústicas, ensaladas, pizzas, bruschetas y empanadas. La propuesta alcohólica es acotada: aperitivos Americano, Campari con naranja y Aperol Sprits; algunos vinos y la infaltable cerveza, tirada y en porrón.

Un dato importante a tener en cuenta: el ascensor llega hasta el piso 14, de manera que hay que subir dos niveles por escalera para acceder a la terraza. Por tratarse de una de las más lindas vistas de la ciudad, bien vale la pena el esfuerzo.

 

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