Un bello y gracioso monumento se luce en la Avenida 9 de Julio intersección Hipólito Yrigoyen. Un Don Quijote de seis metros de alto cabalga imaginariamente con su caballo Rocinante las calles de Buenos Aires.
Quienes circulen en moto o en auto por el centro porteño, tomando la avenida 9 de Julio seguramente ,se habrán topado con el monumento a Don Quijote de la Mancha. Una obra de 6,60 metros de altura que presenta al audaz caballero manchego cabalgando sobre su caballo Rocinante mientras empuña en lo alto su lanza. La actitud es la de quien, descabritado, pretende con su valeroso empeño arremeter contra el mal y hacer frente a los molinos de viento que se crucen en su camino. En Buenos Aires, sólo se le cruzarán por izquierda y derecha, una marea de enloquecidos autos, colectivos y motos a los que les recordará cuán necesario es para el espíritu la buena lectura.
Esta obra llegó a Buenos Aires en el año 1980. Fue un regalo del Gobierno español en ocasión de cumplirse los 400 años de la fundación de la ciudad.Nacida de la mano del escultor andaluz Aurelio Teno, este homenaje al ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra escrita por Miguel de Cervantes a comienzos del siglo XVII, es un modo de hacer presente a uno de los grandes escritores de la literatura universal.
En un pedestal de hormigón blanco y piedra, a modo de llanura, el noble caballero es como un faro en medio de la jungla de cemento. Aquí, todos los 23 de abril, el día del fallecimiento de Miguel de Cervantes muchos admiradores de su obra, suelen dejar sobre el monumento una rosa roja. Una tradición española nacida en Cataluña que desde 1995-explica Marcelo Hidalgo Sola- se ha extendido por todo el mundo.
El 23 de abril, se celebra el Día Mundial del Libro, una tradición que nació porque en el año 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare y Garcilazo de la Vega.La tradición, que se cumple como un ritual desde entonces, es la de regalar un libro a todos los amigos y familiares que amen las letras y la lectura. Pero, si uno vive en Cataluña, España, lo más probable es que también reciba una rosa roja en esa fecha tan especial.
De libros, rosas, dragones y princesas
La tradición de regalar la rosa roja viene de lejos. De bastante más lejos en el tiempo. Desde 1456 una fiesta muy querida y popular tiene como escenario a la región de Cataluña. Allí cada 23 de abril se celebra también el día del santo patrón de la región, San Jorge. Y aquí es donde se han mezclado un poco las tradiciones y hoy en día se suelen regalar las dos cosas: un libro y una rosa.
La historia de la rosa es parte de la leyenda popular que cuenta que una princesa había sido tomada prisionera por un dragón y , que San Jorge al enterarse , se decidió a emprender la hazaña de liberar a la princesa de las garras del mal. Decidido a acabar con el dragón y a enfrentarse con él así lo hizo, y tras una encarnizada lucha, mató al dragón clavándole una espada en el pecho. De la sangre que emanaba de la herida, brotó una rosa roja que San Jorge regaló a la princesa. Y desde entonces en Cataluña, se acostumbra que todos los 23 de abril los esposos, novios o enamorados, obsequien una fragante rosa roja a las damas.
Con el tiempo, y siendo tan bonito el gesto de obsequiar rosas, la tradición se ha extendido y se ha hecho popular y todo el mundo le regala rosas a todo el mundo. Y , además los amantes de la literatura , también suelen recibir un libro como obsequio especial cada 23 de abril, día que en el año 303 DC murió San Jorge.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es una de las novelas más queridas de la literatura universal. Publicada originalmente en dos partes, en los años 1605 y 1615, hizo célebre a su autor y lo catapultó a la fama en su época y a lo largo de la historia de los siglos.
Una obra que fue escrita como una ridiculización de las malas novelas de caballería, tan abundantes en esa época, pero que la pluma magistral de su autor hizo trascendiera la mera parodia y se convirtiera en uno de los clásicos de la literatura española del Siglo de Oro y en una de las piezas más importantes de la literatura en lengua castellana. Es que el inolvidable hidalgo Don Quijote, que se volvió loco de tanto leer malas novelas de caballería, atrapó el corazón de todos los amantes de la buena literatura. Su lucha contra el mal y su inquebrantable empeño por defender a los pobres y desvalidos ha sido una luz que ha recorrido el tiempo y ha trascendido las modas literarias. Una lucha contra los molinos de viento que, sin dudas, ha quedado para inspirar a toda la humanidad y a recordarle a todos, que la imaginación es un arma muy poderosa contra el mar del caos y la rutina.