MHS 136 C1/ En motos tras las huellas de Olmedo en la calle Corrientes


Marcelo Hidalgo Sola realiza un paseo en moto por la tradicional avenida porteña para descubrir una escultura homenaje a Alberto Olmedo. La silueta de quien fuera el cómico más querido de los argentinos se luce junto a una placa de sus famosas manos, copia de la existente en el Paseo de las estrellas en Mar del Plata .

La calle Corrientes luce renovada. En la actualidad , recorrerla en moto o a pie es toda una experiencia. Las luces, los grandes teatros, las librerías, cafés y restaurantes tienen ahora un “nuevo look” . Ello se debe a un nuevo diseño urbano que resalta y celebra cada espacio. Una obra de puesta en valor del espacio público que fue pensada para mejorar la experiencia de todos los que transitan y pasean a diario por la histórica calle. 

La idea al parecer fue brindar una experiencia urbana en donde se disfrute del mirar y descubrir cada sector de esta inigualable avenida. Ahora, gracias a estos cambios, se ha generado un ambiente de paseo y la permanencia en la más tradicional de las avenidas porteñas hace que el peatón se sienta protagonista del lugar , se apropie del mismo y genere su propia experiencia del recorrido.

La calle Corrientes fue rediseñada desde la calle Junín hasta la Avenida Callao con carriles exclusivos para uso de colectivos ; entre Callao y Cerrito se colocó un cantero central que divide en dos a la avenida: sobre la mano hacia la derecha funcionan dos carriles exclusivos para taxis y colectivos las 24 hs, y sobre la izquierda hay dos carriles para autos y motos particulares que funcionan de entre las 02 y 19 hs y, luego de 19 a 02 hs se convierten espacios para ser transitados por la gente, es decir en zona peatonal. 

 

La avenida de la risa 

En esta avenida -explica Marcelo Hidalgo Sola – todas las noches durante cada temporada ,Olmedo solía subirse al escenario para hacer reír a los argentinos. Su talento fue una luminaria y aún hoy ,es recordado por muchos de sus contemporáneos por sus desopilantes ocurrencias humorísticas.

La calle Corrientes no lo olvidará jamás como tampoco los argentinos de su generación . La chispa de sus chistes con la carga justa de doble sentido, su gestualidad, que todo lo decía sin pronunciar palabra, fueron la cuota de humor que cada semana entraba a los hogares de los argentinos por la pantalla chica.

Poco después de su trágica partida , en la Calle Corrientes, justo llegando a Callao, apareció una columna pequeña y baja hecha de ladrillos. En la parte superior se podía ver la impronta indeleble de la huella de dos manos. Esas manos eran las del mismísimo “Negro Olmedo”, una réplica idéntica de las manos que se puede ver grabadas en la vereda del Hotel Hermitage de Mar del Plata en su Paseo de as Estrellas.

 

Recuerdos de un tiempo en el que reír era sinónimo de Olmedo

“¿Que qué quiero que quede de mí?, reflexionaba el actor en una entrevista periodística . La respuesta de Olmedo fue que le gustaría ver sus manos en algún lugar de la calle Corrientes para que la gente pueda saludarlo al pasar . ‘Nada Más que eso me gustaría ’, cerró el capocómico a modo de epitafio. 

Luego de su inesperada y repentina muerte, se realizaron decenas de homenajes y, en Corrientes esquina Callao, se dió paso a cumplir aquel deseo que expresara el Negro en voz alta. Al principio fue una placa donde aparecían sus manos ,la huella de ellas, en una muestra cóncava, un detalle que iba acompañado de una placa recordatoria y una foto del querido actor.

Pero la historia de esas huellas famosas no pudo esquivar las desventuras del vandalismo urbano. La placa y foto del inolvidable cómico desaparecieron . En 2009, y luego de una gestión de la Asociación de Amigos de la Calle Corrientes se rehizo la placa, que exactamente se encuentra ubicada en Corrientes 1753, sobre la vereda del ex cine-teatro Alfil, allí donde Olmedo realizó su última temporada teatral en la ciudad Buenos Aires, con el espectáculo EL Negro no puede.

 

Un homenaje a la pareja humorística más desopilante 

En el mes de noviembre del 2010 el Gobierno de la Ciudad decidió instalar una estatua del Negro Olmedo y de Javier Portales, su incondicional compañero de rating, como una manera de eternizar a la inigualable dupla del humor argentino en la Ciudad. La obra a escala natural, permite ver a Alberto Olmedo y a Portales sentados en un sillón que, entre risas, parecen disfrutar de una charla amena y picaresca. Entre ambos se abre un espacio para que el transeúnte pueda hacer un alto , sentarse y sacarse una foto. La instalación, muy lograda e hiperrealista, permite disfrutar del grato recuerdo de tiempos idos y remontarse con la imaginación a los momentos de transmisión del ciclo televisivo.

La obra fue realizada por el escultor Fernando Pugliese quien modeló las siluetas en resina, arcilla y fibra de vidrio. El mismo escultor, que fuera contemporáneo de Olmedo y Portales, dijo acerca de su obra que la “esencia de sus esculturas está en el hecho de generar atracciones inmediatas apelando a la reacción instantánea frente al impacto visual y emocional que despiertan los modelos escultóricos a escala realista”. 

En este caso las figuras de Olmedo y Portales , ubicados en la vereda de Corrientes parecen hacerle un guiño al espectador, ya despiertan ganas de sonreír y de compartir con amigos, alguna que otra charla con un sano y picaresco sentido del humor. 

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