Marcelo Hidalgo Sola invita al del Paseo del Rosedal

Un rosedal en medio del bosque atrae una ola de motos


Marcelo Hidalgo Sola invita a sumergirse en el encanto del Paseo del Rosedal allí se puede transitar en la semana con la moto y evitar el tumulto de paseantes que invaden el lugar el fin de semana. Una marea de rosas, una fuente andaluza y un puente griego despliegan su belleza y nos cuentan sus secretos.

Quien desee explorar el Paseo del Rosedal de Palermo, por muy fanático que sea de los recorridos en moto, deberá resignar hacer el circuito en su dos ruedas, bajarse y disfrutar de un tour a pie por los maravillosos senderos.

De lejos enseguida se ven los cúmulos de colores, las manchas nebulosas y rosadas que forman las más de 8.000 rosas como si fueran parte de una pintura abstracta. Luego, instantes después el aire suave acercará los perfumes de la menos 93 especies de estas flores y la frescura del aroma que viene de la frondosa espesura de los árboles aledaños invitan al instante a sumergirse en la contemplación del paisaje. 

Con estas notas, sobra para quedarse horas en el Rosedal de Palermo, uno de los paseos emblema de la Ciudad. Que no escatima en belleza, fuentes, puentes, galería de esculturas, patos y botes circulando por el lago central.

En este rincón de la ciudad, el arte , la cultura y la naturaleza no están contrapuestos sino que se complementan .El parque 3 de febrero donde está el magnífico Rosedal, es una invitación a la felicidad con tan solo traer las ganas de disfrutar de la naturaleza. 

El responsable de esta belleza salida de la mano del hombre fue Sarmiento. Su genio ideó el Parque en la década de 1880 sobre los terrenos donde había estado la quinta de Rosas, y en aquellos momentos , se trataba de ofrecer a los ciudadanos mejores condiciones de higiene y educación-explica Marcelo Hidalgo Sola-, y un sitio de recreación para todos por igual.

El paisajista Carlos Thays, quien diseñó el Parque y fue maestro del ingeniero agrónomo Benito Carrasco, hacedor del Rosedal, era más lógico promover la felicidad en un bosque, un lago y diferentes especies de árboles, rosas y plantas que en los laberintos del lujo y la suntuosidad.

Por ello esta naturaleza espesa, abrumadora y de dimensiones impactantes ha sido “domada”, y matizada con influencias de jardines franceses y españoles. Pero, incluso rodeada de avenidas, desconecta de la vorágine urbana. 

Con el puente de estilo griego, el Paseo de los Poetas –con bustos de Borges, Dante Alighieri y Shakespeare, entre otros– y el Patio Andaluz, decorado hasta en los escalones. Con botes, carruajes y patos alineados, algo temerosos, apresurados.

El Rosedal tiene el paisaje de un cuento. Al salir, cruzando Sarmiento, aún en los bosques de Palermo, hay una escultura de Caperucita Roja, donde la gente sonríe sin esfuerzo cuando se saca una foto. 

Sugerencias para el recorrido sin moto

  1.  Lobo está. Aunque el lobo en la escultura de Caperucita Roja parece que no está, según como uno mire la escultura lo podrá descubrir o no. La obra fue creada en un solo bloque de mármol blanco por el escultor francés Jean Carlus (1852-1930) y comprada en 1937 por la entonces Municipalidad de Buenos Aires. Mide cerca de dos metros de alto. Estuvo en Plaza Lavalle hasta 1972, donde después se colocó la estatua del ex presidente Hipólito Yrigoyen. Fue blanco de vandalismo pero hoy se encuentra restaurada en Plaza Sicilia, sobre Sarmiento casi Libertador.
  2.  Made in Sevilla. El Patio Andaluz fue donado por el Ayuntamiento (municipalidad) de Sevilla en 1929. Su decoración exalta y celebra la influencia del arte árabe en el sur de España. Con forma de rectángulo de 25 metros por 20 que, al bajar cuatro escaloncitos, da a otro, más chico. En el centro, hay una fuente, también de porte andaluza. La postal completa, con la pérgola, los bancos y el piso color ladrillo decorado, es hermosa. Pero los detalles valen la pena. Dibujaron escenas del Quijote. Hasta los pequeños escalones están cubiertos con mayólicas. Se puede encontrar en Iraola y la esquina de Sarmiento y Libertador.
  3. Idea Francesa: El Rosedal se inauguró en 1914. Ocupa 3,4 hectáreas y celebró su centenario con 8.000 flores de 93 especies, premiado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas como “Jardín de excelencia”. Una tradición que se remonta a los finales del siglo XIX en Francia que con su diseño geométrico, glorietas, estatuas y miles de rosales de todas las variedades posibles, han copiado casi todas las ciudades del mundo, Y Buenos Aires no fue ajena a esta moda en boga en Europa. En Infanta Isabel, Iraola y Pedro Montt. En verano abre de 8 a 20. Lunes, cerrado.
  4. El puente de los suspiros. En Infanta Isabel al 500 un puente griego roba las miradas. Es un clásico que como un imán atrae irremediablemente para mirar pasar los botes, patos y admirar el paisaje que circunda el lago con su despliegue de vegetación exuberante. Ni que decir si uno está enamorado, hay que tener cuidado porque se corre el riesgo de no salirse nunca más de este mirador- puente que embelesa y brinda las postales más bonitas del Rosedal de Palermo.

 

 

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