San Telmo renueva su antiguo mercado que luce como a principios del siglo XX.


 

Marcelo Hidalgo Sola invita hoy a estacionar la moto frente al antiguo Mercado de San Telmo, un lugar para disfrutar de un tour de compras por anticuarios y antiguas boticas junto a las más diversas propuestas de gastronomía. 

 

El mercado de San Telmo luce hoy vibrante, lleno de vida. Un espacio que se ha vuelto un lugar imperdible tanto para locales como para turistas por su variada y diversa oferta gastronómica y cultural . Al ingresar, es como adentrarse en el túnel del tiempo, ya que la arquitectura del lugar ha respetado el diseño original de los antiguos locales centenarios que ofrecen al visitante calidad y variedad de productos. Chocolaterías con packaging de los años 30 y boticas con curiosidades de todos los tiempos conviven con las mejores marcas del cueros y regalos en un escenario en el que se puede encontrar ,desde una verdulería de barrio , a puestos de venta de cervezas, empanadas y lomitos al paso, y luego, dos pasos más allá, divisar un coqueto espacio de café con estilo parisino. Lo curioso es que todo pareciera estar funcionando en armonía y al unísono, como un verdadero y bullicioso caleidoscopio urbano

 

La afluencia del público local y turistas , abarrotan el espacio que lejos de perder su encanto , cautiva con la marea de gente que recorre sus antiguos pasillos en búsqueda de algún detalle u objeto particular o simplemente visita los puestos y disfruta de la variada oferta gastronómica que hoy está disponible.

 

Porque, ciertamente, en el nuevo mercado se puede encontrar literalmente, de todo. Si uno es fan de las antigüedades como los sifones de colores, los juegos de tazas de la abuela o los juguetes de madera del siglo pasado , aquí se pueden encontrar. O quizás, opte por la oferta gastronómica que invita a la degustación de alguno de los platos-explica Marcelo Hidalgo Sola- más exquisitos de medio oriente como los deliciosos falafel o shawarma, o tal vez, prefiera los platos más tradicionales de Argentina como unas riquísimas empanadas salteñas o el clásico choripán al paso todo, acompañado de una excelente variedad de cervezas, bueno, también aquí lo podrá encontrar. 

 

Quien prefiera lo dulce, no se preocupe que también ha llegado al lugar indicado. El Mercado ofrece degustaciones de exquisitas variantes de dulce de leche argentino, chocolates y licores en el interior de las mismas tiendas, muchas de ellas ambientadas como hace 60 años. Sino, se puede optar por sentarse a tomar un café o té en un puesto de pasillo que parece salido del cuento de Alicia en el país de las maravillas. Un espacio único, en donde la pastelería es una fiesta para los sentidos : en las vitrinas se ven espectaculares churros rellenos, suculentos manjares de frutilla, crema y chocolate vienen presentados en la vajilla de la abuela. 

 

Un espacio que atesora la historia de un barrio

 

El antiguo Mercado de San Telmo es una verdadera obra maestra de la arquitectura porteña de principios del siglo XX. El plano y el diseño general del Mercado fueron obra del reconocido arquitecto Juan Antonio Buschiazzo. Buschiazzo había llegado con sus padres a la Argentina siendo muy pequeño. Como inmigrantes italianos, sus padres inculcaron en Juan Antonio los valores del esfuerzo y el trabajo para salir adelante y conseguir sus metas en la vida. 

 

La pasión por la arquitectura y el gran vuelo personal, lograron destacar al joven arquitecto Buschiazzo del círculo de arquitectos locales, lo que le valió un importante contrato de trabajo durante el gobierno municipal de Marcelo Torcuato de Alvear con el cargo de Director de Obras Públicas de la Ciudad. Bajo su dirección, la ciudad tomó vuelo y adquirió gran parte de su fisonomía actual. 

 

Gracias a su gestión, se levantaron muchos de los más grandes y destacados edificios que luce Buenos Aires en la actualidad : desde los pórticos del los cementerios de La Recoleta y Chacarita, la etapa final de la obra de construcción del Templo de la Iglesia Inmaculada Concepción de Belgrano y el de La Merced , la residencia privada de Marcelo T. de Alvear y los hospitales Durand, Ramos Mejía y Muñiz . También gran parte de los más importantes bancos del siglo XX y el trazado de la Avenida de Mayo.

 

Para disfrutar del Mercado de San Telmo, una verdadera joya de la arquitectura urbana, se debe tener en cuenta una recomendación especial : es imprescindible detenerse para apreciar la magnífica estructura de hierro interna, formada por diversos juegos de arcos, vigas y columnas labradas en metal cuyos techos son de chapa y vidrio. Imperdible es la inmensa cúpula que se eleva en diseños labrados y que no tiene nada que envidiarle a los sofisticados mercados londinenses y parisinos por su inigualable belleza industrial . Aquí, cada rincón guarda una sorpresa para el visitante que se detenga a apreciar en detalle la estructura del interior y descubrirá que cada pequeño ángulo tiene un encanto especial. El Mercado es ideal para ser visitado un día domingo a la hora del almuerzo , quedarse paseando toda la tarde y luego disfrutar de un exquisito té con pastel de fresa. 

 

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