Ignacio Sáenz Valiente , guía amateur de Buenos Aires, nos adentra con su moto en los misterios de este Barrio tradicional y bohemio.

 Pasear en moto por Buenos Aires puede ser una aventura sorprendente. Cada rincón tiene historia y esconde secretos y, Villa Crespo  es un barrio lleno de encanto y sorpresas para recorrer en  moto o a pie . Como fan de los circuitos turísticos, nuestro guía amateur hoy nos llevará a conocer dos puntos muy atractivos y poco conocidos del barrio y  sobre todo, con mucha historia.

 Una moto en el Conventillo de la Paloma

 La moto estaciona en nuestra primera parada sobre la calle Serrano 156. Estamos frente a una casona desvencijada ubicada a mitad de cuadra, en pleno corazón de Villa Crespo. Lejos de cualquier halo teatral ,esta antigua propiedad funciona desde siempre como inquilinato y , aunque cueste creerlo, es la que inspiró el sainete más famoso de la dramaturgia criolla: El conventillo de la Paloma.

Fue construida a fines de 1800 ( en pleno auge de las viviendas colectivas que proliferaron en Buenos Aires a la par de la ola inmigratoria europea) a pedido del dueño de una fábrica de zapatos que estaba a pocas cuadras de allí, explica Ignacio Sáenz Valiente. El objetivo era dar alojamiento a los empleados de la fábrica, la mayoría italianos  recién bajados del barco que venían solos a probar suerte en América.  Se calcula que llegaron a vivir cuatrocientos obreros al mismo tiempo. Repartidos en 112 habitaciones , una cocina y dos baños.  Un cuadro animado por el ajetreo cotidiano y también patético que fue llevado al teatro por el autor Alberto Vacarezza.

La moto da una vuelta manzana completa para apreciar en conjunto el edificio que sigue en pie pero en un estado preocupante de abandono. Con una superficie de 1900 metros cuadrados , el predio atraviesa la manzana de lado a lado y tiene salida a las dos calles. El ala que da a Thames fue modificada para uso comercial. Sobre Serrano en cambio, todavía se conserva la construcción original. Incluso pueden verse las viejas cerámicas y baldosas sobre los pasillos que caminaron los guapos de la época.

En 2004 una jueza ordenó el remate del “conventillo de la Paloma”, con una base de 235.000 dólares. Días después, un grupo de vecinos presentó un amparo que pudo frenar la venta del inmueble y logró que fuera declarado área de protección histórica.  Por ello ,según Ignacio Sáenz Valiente se evitó la demolición.

Como hace un siglo , el lugar sigue siendo casa de alquiler, aunque bastante más reducida que en su tiempo de esplendor; sólo 17 piezas perduraron desde aquellos tiempos.

Pero todos los lectores de este mini tour en moto,  se preguntarán el porqué  de su particular nombre: “el conventillo de la Paloma”. Según nuestro guía experto, no se ha podido rescatar la versión original acerca de su origen. Lo que no se ha podido chequear es quien era  Paloma . Para algunos, la hija del dueño del inquilinato; para otros era una simple empleada que vivió en el conventillo. Lo que sí es verdad  es que  su nombre ha trascendido en la historia, por ser dueña de una belleza de actriz de cine , cuyo  encanto y liviandad de costumbres, fue el eje de la vida sentimental de todo el conventillo durante sus años de esplendor. Tal fue su fama  y tal revuelo causó en los corazones de la muchachada que el destino le hizo justicia y paso a nombrarse al edificio  con su nombre: “El conventillo de la Paloma”.

 Con la moto llegamos a la esquina de la Paz.

 Esta particular esquina porteña debería ser declarada “esquina de la paz” . Estado de Israel y Palestina no es sólo la tradición de dos estados vecinos en pie de guerra, sino también un cruce porteño de barrio de Villa Crespo. Esta curiosidad, en rigor , no fue un hecho casual, ya que en los años 90 la Embajada de Palestina en Buenos Aires le hizo llegar un pedido formal al entonces Concejo Deliberante para que su país tuviera un lugar en el trazado porteño. La intención clara era que se convirtiera en un símbolo. LO finalmente sucedió en 1995 cuando un tramo de la calle Rawson tomó el nombre de Palestina. De esta manera , la esquina Estado de Israel y Palestina se transformó en un ejemplo que hoy sigue siendo único en el mundo.

Semejante antecedente no sólo sirvió para que allí se organizaran actos con el fin de pedir la paz en Medio Oriente, sino que la pacífica iniciativa inspiró un cortometraje hecho por el artista Sebastián Wilheim, con locución del Les Luthiers, Marcos Mundstock. En clave de ironía y absurdo, los diez minutos del corto muestran , como no podía ser de otra manera, la guerra entre dos vecinos muy caracterizados.

En la ficción Estado de Israel y Palestina (el corto lleva el nombre del alegórico cruce) se cuenta la historia de gente que se odia, se ama, se golpea, se besa, baila , se separa, firma la paz y también se mata. Del mismo modo que ocurre en la realidad, los intérpretes son invitados a aprender a convivir, lo que ellos hacen finalmente, pero  muy a su pesar.

En sus diez años de historia, la esquina de la paz también ha sufrido embates discriminatorios: los carteles que señalan el cruce de calles fueron dañados en varias oportunidades, como la más absurda de las expresiones de intolerancia.

De todos modos y gracias a esta particular iniciativa, la visibilidad que se le da  al conflicto permanente que sostienen estos dos estados es destacable. Cada vez que una moto se estaciona en el cruce podrá encontrar algún cartel alusivo al conflicto con la contra propuesta en pos de la paz: dibujos hechos por niños, pintadas alegóricas y ofrendas florales en conmemoración simbólica de tantos fallecidos en esta guerra absurda. Aunque uno cruce por casualidad y se detenga unos breves momentos, ojalá sean los suficientes como para llevar a una breve reflexión. Jóvenes ,adultos y niños, que pasen caminando , en auto o en moto, ojalá se vean interpelados por el mensaje y adopten siempre acciones en defensa de este bien tan preciado: la paz. De este modo , esta pequeña iniciativa en la ciudad de Buenos Aires no habrá sido en vano.