Marcelo Hidalgo Sola nos lleva en moto a descubrir un monumento que celebra las hazañas del Libertador Gral San Martín ubicado en la Plaza preferida de Jorge Luis Borges.
La jornada nos trae un especial recorrido urbano tras las huellas de dos personajes que han escrito con su hacer cotidiano, la historia de la Libertad y de las Letras de la Patria: el Gral San Martin y Jorge Luis Borges.
Sus historias se unen en la Plaza San Martín, una plaza que es parte del Patrimonio Histórico Nacional , y a la que se puede llegar a paso lento y disfrutando del trayecto en moto. Una vez allí, este distinguido espacio público permite disfrutar , además del monumento al Padre de la Patria, de un especial sosiego al amparo de su abundante arboleda.
Como plaza histórica regala cultura , belleza y sosiego a la Ciudad de Buenos Aires y a quien la visita. Por aquí , solía pasear Jorge Luis Borges ya que era su plaza predilecta . Cada tarde, el escritor y poeta, emprendía una caminata en silencio que lo traía desde su departamento ubicado sobre la calle Maipú hasta su banco favorito debajo de la sombra de un frondoso tilo. Un árbol que en su época de floración regalaba al escritor las primicias de sus capullos dorados que tapizaban el banco y todo el contorno del lugar.
De atardeceres y estampas porteñas bajo los tilos
El famoso escritor se alimentaba de los regalos sencillos y profundos que la vida le traía en su trajín cotidiano, y sobre todo, para él era importante ir tras estos descubrimientos antes de perder por completo la visión, por este motivo, iba en busca de ellos, con decisión hombre sabio .Entonces, un atardecer de matices intensos y el viento amable que corría entre los tilos eran todo lo que necesitaba-explica Marcelo Hidalgo Sola- para pasar una tarde perfecta con toda la poesía necesaria para su alma.
La Plaza San Martín fue en sus orígenes un barrio marginal que luego devino cada vez más en un área de elevada cotización a raíz de la Epidemia de fiebre amarilla de 1871. Por esos trágicos tiempos, la clase adinerada de Buenos Aires, comenzó a trasladarse desde el centro en dirección a la calle Florida , recorriendo la Avenida Alvear hasta la Recoleta. Así se modificó el perfil del Barrio Norte, al que la “aristocracia” del país, le imprimía un perfil de zona privilegiada.
En pocos años, se levantaron residencias cada vez más lujosas alrededor de la Plaza San Martín. La historia cuenta en actas, que la iniciativa de realizar un monumento conmemorativo al General San Martín nació en el interior de la sociedad chilena. Benjamín Vicuña Mackenna, un destacado político, historiador y escritor de aquel país lideró el proyecto y formó una comisión para llevar adelante la compleja tarea de construir un monumento homenaje a San Martín para Chile
Chile y Argentina: hermanadas por el Gral San Martín
Para tal fin, el escultor francés Louis Joseph Daumas (1801-1887) fue elegido para darle vida a la silueta del Gral. San Martín y su caballo. Un artista famoso a nivel internacional particularmente por su destreza en la realización de estatuas ecuestres , muchas de las cuales se lucían en las más importantes ciudades europeas.
La elección del modelo iconográfico imitaba la estatua ecuestre de Luis XIV que fuera realizada por el artista François Joseph Bosio en 1822 y que hoy se encuentra ubicada en París , en la histórica Place des Victoires .
La escultura del Gral San Martín cuando fue terminada arribó a Chile desde Francia a principios de 1861, y se inauguró de modo solemne al coincidir la fecha con la conmemoración del 45º aniversario de la batalla de Maipú acontecida el 5 de abril de 1863.
Iniciativas porteñas para replicar el homenaje al Gral San Martín
Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires, también se discurría acerca de la posibilidad de realizar un monumento que homenajeara al Padre de la Patria,el Gral. San Martín.
La comisión que llevó adelante la iniciativa decidió convocar al mismo escultor del monumento chileno, Daumas para que hiciera una réplica de la estatua , pero con dos modificaciones muy importantes: que la cola del caballo no apoyara en el plinto y que el Gral San Martín fuera representado indicando el camino a sus soldados, como lo había pintado el artista Théodore Géricault en su famoso y muy logrado retrato litográfico de 1819.
Finalmente, luego de muchos obstáculos y trabas burocráticas, el grupo ecuestre llegó a Buenos Aires desarmado, el 13 de abril de 1862. Llevó tres meses completar el ensamblado de la escultura y el 13 de julio pudo ser realizada la inauguración. Desde entonces el Gral San Martín es el guardián de la Plaza que lleva su nombre y recibe diariamente visitas de vecinos comunes e ilustres y como ellos, desde su caballo , mirando al horizonte , parece disfrutar de bellísimos atardeceres que invitan a soñar con la poesía y libertad de los pueblos