Palais de Glace en moto

La moto vislumbra un Palacio de Cristal


Marcelo Hidalgo Sola, presenta un recorrido en moto que se remonta al pasado esplendoroso de la Argentina Agroexportadora. Aquel Palais de Glace que fuera una lujosa pista de patinaje para la alta sociedad, hoy es el Palacio Nacional de las Artes. Lujo, historia y artes se combinan en un paseo poco usual por el barrio de Recoleta.

Transitar en moto por las calles del barrio de Recoleta es un clásico del grupo urbano de los moto kulturals. Un barrio que siempre tiene nuevas aristas culturales y turísticas que se renuevan en la oferta de excelencia y que el público local no conoce ni aprovecha. Hoy es nuestro propósito presentar un edificio que aún hoy da que hablar, no sólo porque conserva su belleza arquitectónica sino porque también es un punto de enclave del arte nacional contemporáneo.

Las motos se estacionan sobre la calle Posadas al 1700, en el corazón de la Recoleta. Lo primero que llama nuestra atención y capta nuestra mirada es la gran cúpula que corona la belleza de un edificio de corte francés. Es una cúpula abovedada que cubre casi completamente la estructura y le da un aspecto oriental, sin embargo, nada más lejos. El edificio luce aristocrático, como una joya de la época que le vio nacer, los años 10’.

El edificio fue inaugurado el 14 de julio de 1910 como pista de patinaje sobre hielo y club social, en concordancia con los festejos del centenario de la patria.

La pista de patinaje circular ocupaba el salón central y a sus alrededores se distribuían los palcos y salones de tertulias exquisitamente ornamentados. En el primer piso había más palcos, una confitería y un órgano. El techo abovedado culminaba en la cúpula con un gran lucernario destinado a darle luz natural a la pista de patinaje. Estas características estructurales- explica Marcelo Hidalgo Sola-, se mantienen en la actualidad y son las que deslumbran y hacen soñar a los más románticos.

Es imposible sustraerse a la magia de esa cúpula que invita a mirar el cielo y contemplar las estrellas. Nada más acorde para crear un clima especial si imaginamos que aquí venían jóvenes de las élites porteñas de principio de siglo para conocerse y entablar amistad.

La gran pista de hielo circular tenía 21 metros de diámetro ocupando el salón central y sus accesos estaban enmarcados por columnas clásicas y coronados con cubiertas de mansarda. A mediados de la década de 1910, la pista de patinaje se convirtió en salón de baile hasta 1931.

Alrededor de 1912 el edificio fue comprado por el cónsul de Suiza, barón Antonio Demarchi, yerno del presidente Julio Argentino Roca, quien lo convirtió en un salón de baile, y reemplazó la pista de hielo por un magnífico piso de roble. Demarchi le dio un giro a la historia del Palais de Glace al organizar un evento que fue un hito en la historia del tango. Una orquesta dirigida por Genaro Espósito y Enrique Saborido como balarín , hicieron vibrar al Palais con el sentir tanguero. Una nueva etapa se abría entonces para el tango, ya dejaba de ser ese baile marginal y orillero e instalaba bien alto su belleza en el centro del alma de la elite porteña.

Gardel en el Palacio de Cristal

El Palais de Glace también tiene su anecdotario policial. Cuenta la crónica de la época que, el día del cumpleaños número 25 de Carlos Gardel, el 11 de diciembre de 1915, cuando estaba por ingresar junto a su amigo el actor Elías Alippi, un hombre (luego identificado como Roberto Guevara) se interpuso en el camino y le disparó al pecho con su revólver.

Gardel fue asistido inmediatamente en el Hospital Ramos Mejía donde decidieron dejarle la bala en su sitio, dado que era más peligroso extraerla que dejarla allí. Y Gardel convivió con el proyectil en su pulmón derecho hasta el último día de su vida.

Dicen que el incidente fue por una señorita. Madame Jeanette, conocida también como La Ritana era quien por ese entonces cautivaba el corazón de astro del tango, pero también le era muy familiar a un tal Juan Garesio, miembro del hampa porteña. Según se filtró, al enterarse del affaire, Garesio, le mandó a pegar un tiro, que no surtió efecto .

Sin lugar a dudas y más allá de los incidentes, los años 20 fueron la gloria del Palais de Glace, Julio de Caro con su orquesta, que componían un sexteto, interpretaba su repertorio y lucía sus armonías gracias a una acústica perfecta. La juventud porteña ahora bailaba tango en el Palais de Glace. Por el salón pasaron también muchas de las grandes orquestas de tango de la década del 20’, como las de Francisco Canaro y la de Roberto Firpo.

Un cambio rotundo de rumbo para el Palacio

Esta época dorada para el tango se apaga en 1930 al finalizar el contrato de concesión y debido a un plan de remodelación de edificios de la Ciudad de Buenos Aires. Este es el año en que el Municipio cedió el Palais de Glace a la Dirección Nacional de Bellas Artes. Para su adecuación, fue convocado el arquitecto Alejandro Bustillo, quien respetó la estructura original del edificio y aprovechó convenientemente las rotondas para convertirlas en salas de exposición. Más tarde, en 1935, Bustillo remodeló la fachada que modificó radicalmente el aspecto exterior del Palais de Glace y que se conserva hasta el día de hoy.

Actualmente es el espacio institucional por excelencia del Estado Nacional para la exhibición de arte argentino y sede del Salón Nacional de Artes Visuales, el certamen más importante del país que otorga premios en pintura, escultura, dibujo, grabado, cerámica, arte textil, fotografía y nuevos soportes e instalaciones. Posee un patrimonio de alrededor de mil obras.

La caravana cultural

Hoy el Palacio Nacional de Bellas Artes presenta el lanzamiento de su propuesta “Chusma. Caravana arte-afectiva bonaerense”. Chusma es un programa cultural, artístico, comunitario y territorial que recorrerá la provincia de Buenos Aires durante un año y medio, una caravana artístico-afectiva donde los museos saldrán a la calle y las comunidades ingresarán a los museos. Esta caravana posibilitará el diálogo entre las colecciones del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, el Museo Nacional de la Historia del Traje, el Palacio Nacional de las Artes – Palais de Glace y los museos municipales en articulación con centros culturales y colectivos artísticos. Si quieren ver de qué se trata, pueden acercarse hasta las puertas del Palacio y disfrutar de este intenso recorrido por la historia, la cultura y actualidad artística de Buenos Aires.

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