MHS 139 C1/ Un paseo en moto para descubrir las construcciones más raras y curiosas de la ciudad.


Marcelo Hidalgo Sola nos invita a realizar un recorrido por las calles del Casco Histórico en San Telmo y descubrir la casa más famosa y visitada del barrio: la “casa mínima”

 

La propuesta hoy es adentrarnos con la moto por las calles porteñas y descubrir una de las construcciones que ha dado , da y dará que hablar a todos los que visiten Buenos Aires. Una verdadera rareza que ocupa un lugar destacado en las historias que se mencionan y atrapan con efecto hipnótico a locales y turistas.

 

La “casa mínima” es una parada obligada para todo city tour que recorra el barrio de San Telmo y las pintorescas subidas empinadas de sus callecitas de adoquines. Calles de viejas épocas coloniales que evocan el pasado de la ciudad con nítida claridad. Más aún, en este paisaje de tiempos lejanos , al 380 del pasaje San Lorenzo , una pequeña casa, una construcción “mínima”es un “viaje” directo a las épocas del Virreinato del Río de la Plata, porque San Telmo y sus alrededores, guardan buena parte de las edificaciones de la segunda mitad del 1800 y los primeros años del siglo XX. 

 

La “casa mínima” es una verdadera rareza. Cuenta tan solo con 2,5 metros de frente y 13 de profundidad. Encontrarla dentro del circuito laberíntico que puede convertirse el barrio de San Telmo por su gran variedad de tiendas, bazares, mercados antiguos y el bullicio general en torno de la Plaza Dorrego , puede ser toda una aventura en sí misma. Sin embargo, es la casa más buscada por los turistas nacionales y extranjeros, por la leyenda que la acompaña desde que se ha convertido, justamente, en una leyenda. 

 

Tan solo una “casa mínima”

 

“Existen diferentes versiones de la leyenda acerca de la ‘casa mínima’ . La más popular, indica que esa fracción de terreno -explicó Marcelo Hidalgo Sola- le fue otorgada a un esclavo que había estado al servicio de la familia,y que luego de liberado a raíz de la aprobación de la Ley de la Libertad de Vientres en 1813, no tenía lugar para vivir. La familia a la que había servido con lealtad y esmero, no quería que quedase en la calle siendo ya una persona mayor y sin muchas chances de trabajar como peón en los campos dada su precaria salud . Este espacio para habitar le serviría al esclavo como vivienda y refugio. Pero no existen documentos que sostengan esta historia” 

 

Lo indudable e incuestionable es que la “casa mínima” es una celebridad entre las rarezas arquitectónicas que tiene la Ciudad de Buenos Aires. Los mitos han sido parte de un anzuelo atrae turistas y a la vez, una posibilidad de descubrir y valorar lo que ha quedado de una época histórica. Un casa que hace presente el papel que de la gente de color jugó al interior de la sociedad colonial.

 

A pesar de estar ubicados en el último estrato social los esclavos negros fueron una pieza clave y el pilar indiscutido para la vida de las familias de la alta sociedad. Su servicio invisible y fundamental, fue el eslabón que gestó lazos familiares que en muchos casos, se convirtieron en lazos voluntarios de por vida entre amos y esclavos. 

Por esta razón,a pesar de haber obtenido su condición de libertos y poder disponer de sus vidas, en muchos casos los antiguos esclavos decidieron permanecer al lado de sus amos . 

 

La vida colonial de esclavos y patrones

 

En el caso de las mujeres , los años de trabajo en la cocina, en el aseo general de las casas , el lavado de la ropa y la crianza de niños pequeños, se trocaron en el cuidado de los patrones ancianos.

 

Por este motivo, muchas esclavas de color, se convertían por oficio y sin querer, en parte de las familias de sus antiguos patrones y en un pilar clave al seguir al cuidado de sus amos en la edad adulta. 

 

Pero en el caso de los hombres esclavos, la libertad otorgada, los dejaba en muchos casos en el desamparo absoluto. Adultos , con una vida de arduo trajín a cuestas, el trabajo en el campo era impensado y las posibilidades de oficios no muy rentables.

 

Una solidaridad inusitada

 

Muchos de los antiguos propietarios en la Buenos Aires colonial que no habían tenido hijos, al morir , dejaban las viviendas a sus fieles servidores, que podían parcelarlas para venta o alquiler .Se cree que la ‘casa mínima’ era un “un espacio residual”, es decir, lo que quedó de una típica construcción antigua que era más amplia, pero que sufrió divisiones y reformas.

 

De hecho, el arquitecto José María Peña, ex director y fundador del Museo de la Ciudad de Buenos Aires, encontró en un catastro del año 1860 en el que figuraba que el terreno que ocupa la ‘casa mínima’ era parte de una propiedad que tenía, al frente 16 metros de largo y de fondo, unos 17 metros. Pero entonces, ¿cómo se liga este dato con lo del esclavo liberto ? La verdad es mucho más interesante. 

 

 “Durante el siglo XIX, la ‘casa mínima’ fue subdividida y, en los años 60, la casa fue comprada para establecer un anticuario. El nuevo dueño , al ver la particularidad de la propiedad y sus características que la hacían vistosa y única, inventó el mito del esclavo liberto , se cree que como una estrategia de época para hacerle publicidad a su negocio y que luego sirvió para atraer turistas. De hecho lo logró , porque hoy esta pequeña casa figura en todas las guías de turismo del mundo cuando se menciona San Telmo , sus principales características y sus lugares raros y únicos” indicaron desde el Casco Histórico. 

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