Dejarlo todo en Venezuela por Marcelo Hidalgo Sola

Viaje San Cristóbal: de Venezuela a Buenos Aires


Viaje de regreso

En Septiembre del año 2003, emprendemos el regreso definitivo hacia Argentina, medio prestando nuestra casa, medio vendiendo mi negocio. Dejé allá no sólo miles de historias, lo más importante, mis amigos, y como cosas materiales, aparte de nuestra casa familiar, un terreno en Peribeca, el cual lo habíamos comprado con mucha ilusión. Y mi camioneta Ford Explorer año 1998, con poco más de 20.000 kms, modelo XLT, tracción integral, automática, y un excelente motor V6 4.0 Litros.

Dejar cosas atrás para seguir adelante

La dejé para realizar, en algún momento, el viaje en moto que debimos abortar el año 2001, con mis amigos Venezolanos por motivos varios, desde San Cristóbal hasta Buenos Aires. Si, la dejé esperando que alguien me acompañara, y la dejé parada en el playón de autos que mi amigo Gonzalo tiene, ó tenia, en su concesionaria General Motors. Ahí quedó, parada, yo en Buenos Aires. Hasta que un día, en el 2004, mi amigo Tacho me llama, y me dice que le gustaría venirse conmigo desde San Cristóbal. Rápidamente nos ponemos de acuerdo en la fecha, y al toque se nos une el amigo de mi concuñado, Pablo Usech, quien manifiesta también su voluntad de pegarse en el viaje, pero desde Caracas, y quizás no hasta Buenos Aires .

Es así, que en Octubre de ese año 2004, me voy unos días antes a San Cristóbal, para chequear el estado de la Explorer, ya que había estado casi un año parada, pero mas allá de una revisación y service de rutina, estaba todo OK.

A los poquitos días, llega mi amigo Tacho. Pasamos 1 ó 2 días en San Cristóbal, acomodando los últimos detalles, y decidimos partir al día siguiente.

Rumbo a Buenos Aires

Como el viaje hasta Buenos Aires nos parecía corto, decidí hacerle conocer el Zulia y Falcon, para llegar a Caracas por la ruta larga. Es así que madrugamos, acomodamos los bártulos en la camioneta (me traía en el baúl unas cosas que no deseaba dejar, y que no las había mandado antes), y salimos hacia Maracaibo, vía el Pico del Águila, donde queda el Collado del Condor, a unos 4.000 mts. De altura. Tacho tenia algún problema con las altitudes, y se empezó a hinchar, me asusté, y lo mandé a tomarse un calentadito -yo me tomé otro-  que es papelón, canela y aguardiente, a temperatura de Té, que se toma en las alturas por el frío. Hay que tener en cuenta, que a esa altura, caen frecuentes nevadas o heladas.

Llegamos al lago Maracaibo

Continuamos viaje, esta vez descendiendo hacia Valera, Estado Trujillo, una carretera con miles de curvas, hasta llegar al fantástico lago Maracaibo, el cual está dentro del Estado Zulia, por su costa Este, y como nota de color, se podría decir que flota sobre petróleo, y  atravesamos ese majestuoso puente que une ambas costas por la parte Norte del lago, donde forma un istmo, hasta llegar a la otra costa Oeste, y donde comienza la Ciudad de Maracaibo, la segunda ciudad en importancia de Venezuela, y la cual es bastante caliente por su temperatura .

No habíamos tenido la precaución de reservar hotel, circunstancia la cual nos trajo complicaciones, pero eso es otra historia.

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